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No todo es facturar: los abogados autónomos cobran menos, pero son más felices
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El reto eterno: ser más rentable

No todo es facturar: los abogados autónomos cobran menos, pero son más felices

Una macroencuesta revela que los letrados que ejercen en solitario están menos satisfechos con los ingresos que reciben, pero tienen más bienestar emocional y se llevan mejor con los clientes

Foto: Foto: Unsplash/Justin Beck.
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Si hay un elemento en común entre ejercer la abogacía dentro de un gran despacho y hacerlo desde un bufete propio es la dedicación. En ambas estructuras, los profesionales se ven sometidos a jornadas muy exigentes que superan por mucho las 40 horas semanales. Ahora bien, no todos se muestran igual de complacidos por la retribución que reciben. En general, los profesionales que trabajan en grandes organizaciones están más contentos con su salario, en comparación con los que ejercen en solitario. A pesar de ello, los segundos muestran un nivel de satisfacción más alto tanto en lo que respecta a su vida profesional como la personal. En términos generales, los autónomos experimentan una tasa de bienestar mental y emocional un 13% más elevada que los letrados que trabajan en grandes despachos. En resumen, son más felices.

Así lo pone de manifiesto el documento Tendencias jurídicas para bufetes de abogados independientes 2023, un informe elaborado por la consultora Clio que examina los principales retos y tendencias que afectan a los letrados que ejercen en solitario. El estudio hace un análisis profundo de la realidad de los letrados autónomos y la compara con la de los que ejercen en grandes despachos. Para ello, se apoya en muchas variables, que van desde la productividad económica hasta la relación con los clientes, organización del tiempo o el nivel de bienestar personal y profesional de los profesionales del Derecho, entre otras.

¿A qué se debe esta mayor satisfacción por parte de los letrados que ejercen en solitario? El paper, que recoge el testimonio de más de un millar de letrados de Estados Unidos que trabajan en firmas de distintos tamaños, apunta algunas razones. Una de ellas —y, quizá, la de mayor importancia— es la flexibilidad a la hora de organizar el trabajo del día a día, seguida de cerca de la posibilidad de poder tomar decisiones propias sin necesidad de contar con la aprobación de un tercero. "Para los letrados, resulta muy es beneficioso poder elegir dónde y cuándo trabajar y cuánto trabajo quieren asumir", razona el paper.

A nivel profesional, además, los solos afirman tener una mejor relación con sus clientes. Fruto, a su juicio, del trato más personal de los servicios que ofrecen. Por el contrario, los letrados que trabajan en grandes estructuras se sienten más satisfechos con la organización que hacen del tiempo, además de con la contribución de ingresos que hacen a las arcas del despacho.

"El mercado de los abogados que ejercen en solitario es, además de fuerte, próspero"

A pesar de estas diferencias, los datos recopilados por Clio revelan que las bondades de emprender pesan más que las de ejercer por cuenta ajena y ejercer en solitario es una opción más que atractiva para todos los letrados. De todos los profesionales que cambiaron de trabajo en 2022, un tercio lo hizo para montar su propio proyecto. En la misma línea, apenas un 4% de los letrados que ejercen en solitario se plantea cambiar de trabajo en los próximos seis meses, mientras que en los grandes despachos, uno de cada 10 baraja esta posibilidad. "La afluencia de nuevas prácticas en solitario, combinada con la tasa de deserción más baja, muestra que el mercado de las firmas unipersonales es, además de fuerte, próspero", manifiesta el informe.

Rentabilidad, el talón de Aquiles

Ahora bien, no es oro todo lo que reluce. El estudio pone el foco en que uno de los grandes (y eternos) retos de los letrados que ejercen solos es la rentabilidad. Según afirma el texto, los autónomos suelen trabajar de media las mismas horas o incluso más que los letrados por cuenta ajena, pero, en proporción, ingresan mucho menos. La explicación es sencilla: de las horas que dedican al trabajo, muchas menos están orientadas a labores facturables al cliente. En concreto, de todas las tareas que realizan cada día los abogados que ejercen por su cuenta, cerca de un 25% se carga al cliente, mientras que entre los profesionales de gran bufete el porcentaje se sitúa en el 36%. Unas cifras que se traducen en 211 horas más de trabajo facturable al año.

Este desfase en los números es, por otro lado, lógico. Al fin y al cabo, en las firmas unipersonales, el abogado se hace cargo tanto de las tareas estrictamente jurídicas como las administrativas o de gestión, mientras que las grandes estructuras cuentan con equipos especializados para cubrir estas necesidades. Asimismo, los solos deben luchan diariamente para atraer clientes a sus despachos mediante acciones comerciales de todo tipo para poder sobrevivir; un tiempo que también se resta de las horas potencialmente facturables que pueden estar realizando para asuntos ya existentes.

Ahora bien, esto no significa que los abogados autónomos estén condenados a ser poco rentables. Como subraya el informe, los profesionales deben dejar a un lado la obsesión por crear más trabajo y centrarse en lograr la eficiencia en sus procesos y flujos de trabajo ya existentes. La clave, según afirma el estudio, radica en la transformación digital. "La tecnología ofrece un medio poderoso para ayudar a los solos a lograr sus objetivos. Aprovechar las herramientas adecuadas puede aliviar la carga de usar múltiples sombreros y ayudarles a dedicar tiempo a su trabajo más valioso sin sobrecargarse, al mismo tiempo que mantienen la libertad de un horario de trabajo flexible", asegura.

Foto: Los despachos obtienen un 5,1 en transformación digital.

Estas soluciones digitales pueden cubrir desde las labores más sencillas (como un calendario online que haga un recordatorio de las citas o una plataforma que permita a los clientes hacer firmas y pagos electrónicos de forma autónoma) hasta las más complejas —como una herramienta que analice los asuntos que van entrando para determinar si son rentables u otra que calcule de forma aproximada el precio de un encargo—. La tecnología bien aplicada puede generar una mejora en la productividad que, a pesar de ser mínima, "puede tener beneficios significativos a medio y largo plazo y provocar un aumento sustancial de los ingresos anuales", indica el texto.

Se trata, no obstante, de un reto complejo para las firmas, que todavía muestran ciertas reticencias a la hora de adoptar soluciones digitales en su día a día. A pesar de ser conscientes de las ventajas que ofrece la tecnología, el nivel de madurez del sector en general todavía deja bastante que desear, especialmente entre las entidades de pequeño tamaño. Así, las organizaciones de entre uno y cinco profesionales obtienen una puntuación de 4,3 en digitalización, frente al 6 de los grandes despachos, de acuerdo con un estudio elaborado por El Confidencial y AlterWork.

Los 'solos' tienen la capacidad de moverse y adaptarse más rápido que las grandes empresas

En este sentido, el informe de Clio rompe una lanza en favor de las pequeñas estructuras y asegura que los autónomos cuentan con una ventaja añadida en la carrera de la transformación digital. "Los solos tienen la capacidad de moverse y adaptarse más rápido que las grandes empresas y organizaciones. A medida que las empresas más grandes cierran la brecha en la adopción de tecnología, las empresas individuales deberán encontrar nuevas oportunidades para diferenciarse si tienen la intención de continuar liderando la innovación en los servicios legales. Si se mantienen a la vanguardia de estas innovaciones, continuarán dando forma a la práctica del derecho, de manera que se beneficien a sí mismos, a su profesión y a sus clientes", concluye.

Si hay un elemento en común entre ejercer la abogacía dentro de un gran despacho y hacerlo desde un bufete propio es la dedicación. En ambas estructuras, los profesionales se ven sometidos a jornadas muy exigentes que superan por mucho las 40 horas semanales. Ahora bien, no todos se muestran igual de complacidos por la retribución que reciben. En general, los profesionales que trabajan en grandes organizaciones están más contentos con su salario, en comparación con los que ejercen en solitario. A pesar de ello, los segundos muestran un nivel de satisfacción más alto tanto en lo que respecta a su vida profesional como la personal. En términos generales, los autónomos experimentan una tasa de bienestar mental y emocional un 13% más elevada que los letrados que trabajan en grandes despachos. En resumen, son más felices.

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