Adiós a revisar contratos kilométricos a mano: esta es la IA que ayuda a los abogados a hacerlo

A pequeña escala nos ha pasado a todos. Imagínate, por ejemplo, que entras a un piso de alquiler y tu casero te pasa una propuesta de contrato, tú le añades o quitas algunas cláusulas y él te lo devuelve con los cambios. Ahora te toca revisar, línea a línea, dos contratos para asegurarte de que todo está en orden y de que no se ha hecho ningún cambio más de los pactados. Si esto ya resulta tedioso en contratos que no superan las tres o cuatro hojas, ¿te imaginas hacerlo en acuerdos de decenas o incluso cientos de páginas?

Esta es la realidad a la que se enfrentan a diario los despachos de abogados y asesorías jurídicas de empresa de todo el mundo. Para empezar, porque la mayoría de contratos que manejan son mucho más largos y complejos que los que usa la mayoría de la gente. Pero es que, además, dichos contratos pueden sufrir varias revisiones y este trabajo, día tras día, puede resultar agotador. Es aquí donde la inteligencia artificial se ha convertido en un aliado esencial para estas compañías.

Un ejemplo de ello lo cuenta Marjorie Colas, general counsel de Legal Transformation & Innovation en AccorInvest. Lo hace en su conversación con José Ángel Sandín, CEO de Lefebvre, dentro de Actitud Tech, la iniciativa que ayuda a esta compañía de software y contenido jurídico a debatir y reflexionar sobre transformación digital y tecnología en diversos sectores empresariales. Para Colas, la aparición de la inteligencia artificial ha supuesto un avance incuestionable dentro de su compañía: “Podemos comparar rápidamente dos contratos, saber qué cláusula es un riesgo para nosotros, qué cláusula ha sido modificada, etc.”, cuenta. Esto se traduce en una clara mejora de la eficiencia, ya que “este trabajo siempre se ha hecho manualmente, examinando dos papeles línea a línea”, así que, “para un abogado, contar con esta tecnología es vital”.

IA para cruzar bases de datos, comprobar normativas…

La comparación de contratos no es el único ejemplo en el que la inteligencia artificial puede resultar útil a los despachos legales. En la charla, José Ángel Sandín también cuenta cómo la propia Lefebvre dispone de una herramienta de IA que permite a sus clientes acceder a sus propias bases de datos, combinarlas con las de Lefebvre, consultar jurisprudencia o información jurídica, combinar información de varias fuentes, tener organizada toda la documentación legal de la empresa, etc.

Esto, explica, "le permite a un abogado acceder inmediatamente al conocimiento que había generado anteriormente y contrastarlo con las novedades. Es un avance enorme en cuestión de eficiencia, porque somos capaces de saber en tiempo real cuándo un documento está actualizado, si alguna cuestión en particular no lo está y avanzar mucho más rápido".

De hecho, desde AccorInvest también recurren a esta tecnología cuando entra en juego un factor determinante en el sector legal: la normativa de cada país, que “es muy compleja y muy voluminosa”, asegura Colas. Así pues, gracias a la IA, “podemos acceder a la normativa concreta de un contrato de manera automática”. Además, con toda la información recabada generan dashboards que les permiten tomar decisiones de manera más ágil.

En cualquier caso, tiene claro que en este camino no hay vuelta atrás: "Hay que gestionar un cambio tremendo y eso lleva su tiempo, especialmente si, como nosotros, no eres una empresa tecnológica. Hay soluciones muy útiles como Chat GPT, que te ayuda a redactar textos, pero la transformación va más allá. Tenemos que seguir trabajando todos los departamentos de la compañía. No es un trabajo a corto, sino a medio y largo plazo", afirma.

Eso sí, ninguna tecnología llegará para sustituir a un empleado, sino para ayudarle: "La inteligencia artificial puede serle muy útil a un empleado, pero también hay mucho ruido. En nuestra profesión la veracidad es esencial, así que siempre habrá profesionales que revisen todo lo que haga la tecnología".

Ahora bien, también hay que tener en cuenta un debate que siempre surge cuando hablamos de tecnologías incipientes: si aparece una tecnología nueva y disruptiva, ¿hay que recurrir a ella sí o sí? La directiva de AccorInvest tiene claro que no: “La inteligencia artificial, por ejemplo, nos resulta muy útil, pero hay otras tecnologías, como Blockchain, que depende del uso concreto. Puede sernos útil para cosas muy específicas, como los registros de sociedades, pero ahora mismo no hay muchos más casos de uso”.

Se trata, en definitiva, de recurrir a la tecnología no por su mera existencia, sino si de verdad te aporta valor. Como concluye Marjorie Colas, “el objetivo es tener inteligencia para ir más rápido”.