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Más de nueve de cada 10 abogados españoles dicen que hablan inglés... pero es mentira
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Lo básico sí, para trabajar no

Más de nueve de cada 10 abogados españoles dicen que hablan inglés... pero es mentira

Un estudio revela que la mayoría de los letrados asegura tener competencias profesionales en inglés. La realidad, sin embargo, es diferente y pocos saben defenderse en el trabajo

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El inglés es, históricamente, una de las asignaturas pendientes de los españoles. A pesar de ser el segundo idioma extranjero más hablado, apenas un 15% de la población considera que se maneja "bien", mientras que un 10% admite hablarlo con dificultades. La mayoría (el 75%), sin embargo, reconoce no ser capaz de defenderse en la lengua de Shakespeare. Estos datos, sin embargo, podrían parecer exagerados al echar un rápido vistazo a páginas de búsqueda de empleo como LinkedIn. El inglés parece ser el denominador común de todos los perfiles de la red social y raro es quien no incluya esta habilidad entre sus competencias profesionales. La España trabajadora speaks english. La misma tendencia se observa entre los perfiles de letrados. El 97% de los abogados dice que habla inglés, ya sea un nivel básico o completamente bilingüe.

Estas cifras provienen de un estudio llevado a cabo por Pierre Desvalois, profesor de francés y fundador del Proyecto Magnolia, una escuela de idiomas con presencia en Madrid y Barcelona. Durante dos años, este jurista de formación ha analizado las competencias y el nivel de idiomas de cerca de 24.000 abogados de toda España a través de la información que figura en sus perfiles de LinkedIn y las páginas web de los despachos. En total, ha recopilado datos de 23.710 letrados de 1.002 despachos de todo tipo, ya sean bufetes unipersonales o firmas de gran tamaño, con sede en su mayoría en la capital y otras grandes ciudades.

Una de las conclusiones más llamativas es que tres de cada cuatro juristas asegura tener competencias profesionales completas, lo que significa que puede manejarse con tranquilidad en ese idioma en su día a día laboral. Ahora bien, como subraya Desvalois, la realidad es muy diferente y, aunque los profesionales suelen mostrar nociones básicas, la inmensa mayoría son incapaces de aplicarlo con soltura en el entorno laboral. "Hablar inglés y saber inglés jurídico son dos cosas muy distintas", indica. Al fin y al cabo, recuerda, el mundo jurídico está lleno de términos y conceptos que exigen un vocabulario muy amplio y específico que es necesario conocer para poder dar explicaciones claras.

Foto: La biblioteca de la Universidad de Leuven, en Bélgica. (iStock)
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En la misma línea se pronuncia Lourdes Sánchez-Cervera, socia directora de Interlinco, una compañía de servicios lingüísticos especializada en el sector jurídico. "Tener competencias profesionales es enfrentarte a un escrito jurídico y entenderlo, redactar una contestación a una demanda o traducir una sentencia del Tribunal Supremo, que son complejísimas. Y eso pocos lo pueden hacer", asevera. Además, la docente explica que, para asesorar con soltura, no basta con conocer las palabras correctas, sino que también es necesario entender cómo funcionan las leyes del país del cliente, así como los matices y diferencias de su jurisdicción. Así, por ejemplo, en muchos países de Europa como Reino Unido no existe la figura del procurador.

Por su parte, James Stephenson, de la agencia Learn English 4 Law, asegura que el nivel en el sector no es, por lo general, muy alto, con una excepción: los grandes bufetes. En estas estructuras, los letrados se manejan con más soltura, en gran medida porque sus clientes proceden de otros países o son grandes compañías acostumbradas a trabajar en inglés. "Es su día a día, así que lo van perfeccionando", observa.

Foto: Foto: Pixabay.

En las firmas medianas o pequeñas, por su parte, no existe esa necesidad de controlar el idioma porque el trabajo no lo exige, por lo que los letrados acaban por perder los conocimientos con los que pudieron entrar. Un matiz que, sin embargo, no les impide afirmar que tienen una buena base de inglés en su currículo. La explicación, señala Desvalois, es sencilla: "Casi todos los bufetes lo piden como requisito esencial a la hora de contratar, por lo que muchos lo ponen para engordar su CV porque saben que nunca lo van a utilizar".

El ego empeora el idioma

Más allá del nivel técnico que tenga un abogado, hay una traba que suelen encontrar los letrados a la hora de aprender inglés en el ámbito profesional, y es la inseguridad que les produce expresarse en un idioma que no dominan. Una incomodidad que está presente en todos los sectores, pero que se acentúa entre perfiles cuyo valor consiste en transmitir confianza. "Aquí juega un papel importante el ego. Estamos hablando de gente muy acostumbrada a hablar con autoridad, deben transmitir seguridad. A la mínima que se ven en un contexto en el que no están seguros, sienten que están perdiendo profesionalidad y les genera mucho rechazo", explica la profesora de inglés jurídico, Lola Gamboa.

La tarea del abogado es transmitir confianza, transmitir seguridad, por lo que si no se ven cómodos con el idioma, no lo intentan

En sus 20 años impartiendo clases a letrados, esta docente asegura haber visto más de un abogado con una base muy fuerte de inglés, tanto general como legal, que, sin embargo, no se defiende en el ámbito laboral a causa de la sensación de incomodidad que le produce no hablar el idioma con fluidez. "No lo practican. Y no solo pierdes esa destreza, sino también oportunidades de negocio", lamenta Gamboa.

Por su parte, Fernando Cuñado, cofundador de Traducción Jurídica, considera que ese miedo no es tan acusado entre las nuevas generaciones, donde el nivel general es más alto que entre los abogados de mayor edad. "Se comunican bastante bien con los clientes y entienden documentos escritos en inglés", asegura. Una opinión que no comparte Gamboa, para quien los letrados más jóvenes no destacan especialmente sobre sus compañeros. "Al menos, en lo que respecta al inglés jurídico", matiza.

Foto: Vista de las Cuatro Torres de Madrid. (iStock)

Para la docente, esto se debe a la escasa o, directamente, nula preparación que dan las universidades en idiomas orientados al mundo legal. "Hay alguna que ofrece cursos, pero son la excepción. También hay otras que presumen de ofrecer el grado de Derecho en modalidad bilingüe, pero el nivel los profesores deja mucho que desear", apunta. Un análisis que coincide con la percepción que tienen en los despachos. A pesar de que califican los idiomas —y, en concreto, el inglés— como la habilidad más valorada en los futuros abogados (lo puntúan con un 4,8 sobre 5), consideran que es el campo en el que más deben mejorar las universidades a la hora de dar formación a los alumnos, como así lo pone de manifiesto el informe Universidades y despachos 2022, elaborado por El Confidencial.

Un tercio habla francés

Además del inglés, el estudio de Desvalois refleja que el segundo idioma extranjero más hablado por los abogados españoles es el francés. Un tercio afirma tener "nociones básicas", de los cuales la mitad dice dominar la lengua en el ámbito laboral. Para el profesor, este porcentaje resulta sorprendente teniendo en cuenta que España "está prácticamente rodeado de países francófonos, como Francia, Bélgica, Suiza, Magreb o África occidental" y con una fuerte presencia de compañías procedentes de estos lugares con interés en operar en nuestro país. "Quizás algunos abogados deberían dejar el inglés y especializarse en otro idioma; en un sector tan competitivo les puede ayudar a diferenciarse del resto", reflexiona.

Foto: Manifestación en Barcelona para reclamar que el castellano también sea lengua vehicular en Cataluña. (EFE/Toni Albir) Opinión

Tras el francés, se encuentran el alemán y el italiano, con un 9% y un 7% de letrados que dicen tener ciertas habilidades, respectivamente. Aún más residual es el portugués: solo el 3% afirman conocer el idioma o manejarse bien en este idioma. Por último, el docente también ha encontrado a abogados con cierto nivel en chino, neerlandés, ruso, polaco, japonés y árabe, aunque matiza que en estos casos la mayoría ya conocía la lengua por cuestiones familiares o de nacionalidad

El inglés es, históricamente, una de las asignaturas pendientes de los españoles. A pesar de ser el segundo idioma extranjero más hablado, apenas un 15% de la población considera que se maneja "bien", mientras que un 10% admite hablarlo con dificultades. La mayoría (el 75%), sin embargo, reconoce no ser capaz de defenderse en la lengua de Shakespeare. Estos datos, sin embargo, podrían parecer exagerados al echar un rápido vistazo a páginas de búsqueda de empleo como LinkedIn. El inglés parece ser el denominador común de todos los perfiles de la red social y raro es quien no incluya esta habilidad entre sus competencias profesionales. La España trabajadora speaks english. La misma tendencia se observa entre los perfiles de letrados. El 97% de los abogados dice que habla inglés, ya sea un nivel básico o completamente bilingüe.

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