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Gonzalo Ulloa, histórico de Gómez-Acebo, se jubila: "Es inevitable ser un poco jarrón chino"
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El 31 de diciembre dejará el despacho

Gonzalo Ulloa, histórico de Gómez-Acebo, se jubila: "Es inevitable ser un poco jarrón chino"

Quien fuera socio director y presidente del quinto bufete nacional repasa la evolución de una firma a la que se incorporó en 1974, cuando solo tenía cuatro profesionales; hoy son más de 450

Foto: Gonzalo Ulloa, presidente de Gómez-Acebo & Pombo.
Gonzalo Ulloa, presidente de Gómez-Acebo & Pombo.
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El próximo 31 de diciembre, Gonzalo Ulloa pone fin a casi 50 años de relación profesional con Gómez-Acebo & Pombo. El letrado, uno de los históricos de la casa y pieza clave para entender el desarrollo y la evolución de uno de los grandes bufetes nacionales, deja la firma a sus 70 años. Pero lo hace aún con energía y ganas de seguir en activo. "Me voy del despacho, pero no me jubilo", aclara; "no es que me dé vértigo el término jubilación, es que pienso seguir trabajando". Entre sus planes inmediatos, integrarse en algún consejo o seguir llevando a cabo algún asesoramiento en su especialidad: la propiedad intelectual y la tecnología. "Este despacho ha sido mi vida, pero soy consciente de que todo tiene un principio y un final".

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Ulloa repasa sereno su carrera profesional y el crecimiento de Gómez-Acebo, despacho al que se incorporó en 1974 y que estaba conformado por aquel entonces por apenas cuatro abogados. Hoy lo integran más de 450 profesionales, repartidos en nueve oficinas situadas en cuatro países diferentes. Muchos de los jóvenes que en los últimos años se han incorporado al bufete desconocen que él lo ha sido todo en su estructura: socio, socio director, presidente y, en esta última etapa, presidente de honor. Sin demasiadas concesiones a las emociones, a pesar del momento, el letrado sí admite sentir "añoranza y tristeza" de abandonar la única firma en la que ha trabajado. "He intentado irme preparando mentalmente, pero te mentiría si digo que tengo asumido del todo que, dentro de unos días, ya no voy a venir al despacho. Me va a costar un poco iniciar una nueva vida porque yo no sé estar sin trabajar", anticipa.

Gonzalo Ulloa es uno de los integrantes cualificados de la generación de letrados que empujó para desarrollar una abogacía de los negocios de primer nivel en España, sin nada que envidiar a la de otros países europeos, y conformada por unos grandes bufetes que han resistido al frente del sector, incluso tras el aterrizaje de las todopoderosas firmas anglosajonas a partir de los años 80 y 90. Sin embargo, lejos de cualquier presuntuosidad, el todavía presidente de honor de Gómez-Acebo atribuye a la "suerte" gran parte de su excepcional carrera. "Con el tiempo, te das cuenta de lo importante que es estar en el sitio adecuado en el momento adecuado", declara, "y nosotros tuvimos la fortuna de estar ahí en un momento en el que España vivía un desarrollo social y económico espectacular".

Foto: Íñigo Erláiz, nuevo socio director de Gómez-Acebo.

Ulloa es, además, uno de los arquitectos que sentaron las bases de lo que hoy es Gómez-Acebo & Pombo. "No fue nada fácil" transitar el camino de un despacho familiar a un despacho-empresa propiedad de sus socios, describe, pero este proceso pudo hacerse "gracias a la generosidad de todas las partes". Para empezar, expone, la de los propios fundadores, Ignacio Gómez-Acebo y Fernando Pombo. "En un momento determinado, quienes éramos los salary partners tuvimos claro que, o avanzábamos hacia un modelo de partnership o el proyecto se estancaría. Así se lo hicimos saber y ellos aceptaron". Pero lo más difícil vino después. "Contratamos a un consultor inglés para que nos asesorara, porque construir una sociedad exige tomar muchas decisiones: cómo se reparte el poder, qué criterios habrá de retribución, la forma en que deben tomarse las decisiones... Solo decidir toda esa estructura nos llevó un año", detalla, incidiendo en el enorme esfuerzo que supuso aunar voluntades.

Por aquel entonces, ya con los socios fundadores en un segundo plano, Ulloa empezó a ejercer de socio director in pectore por encargo de los mismos. "Fue una etapa apasionante pero agotadora. Nos pasábamos el día de reunión en reunión, discutiendo, porque lo que les gustaba a unos no convencía a los otros". Unos escollos que fueron salvándose, de nuevo, gracias a la generosidad de quienes intervinieron en el proceso. Una vez decidida y aprobada la estructura, ya sí oficialmente, Ulloa asumió el cargo de socio director, cargo que ejerció de 1994 a 1997.

placeholder Gonzalo Ulloa, en el centro, al recibir la medalla de oro del Queen Sofía Spanish Institute de Nueva York.
Gonzalo Ulloa, en el centro, al recibir la medalla de oro del Queen Sofía Spanish Institute de Nueva York.

Durante ese periodo, sin embargo, Ulloa cree que se labró una de las señas de identidad del partnership de Gómez-Acebo & Pombo: el diálogo y la búsqueda del consenso. "Yo llamo a esa época asamblearia porque intentábamos tomar todas las decisiones de forma compartida. Tanto es así que a menudo me preguntaba: '¿Pero quién trabaja aquí, si estamos reunidos todo el día?'. Conforme pasó el tiempo empezamos a ser más operativos y se empezó a derivar más capacidad de actuación al socio director". El consenso ralentiza la capacidad de acción, pero otorga a las decisiones la fortaleza de la cohesión.

En 2011, tras el fallecimiento de Fernando Pombo, Ulloa es designado presidente. No fueron años tranquilos para la firma, que sufrió la crudeza de una crisis financiera que se cebó con España. Sin embargo, Ulloa asegura que nunca se plantearon seriamente integrarse en otros proyectos. "Y eso que hemos tenido ofertas muy tentadoras, pero al final la respuesta siempre era que no". Se imponía el deseo de los socios de ser independientes y ser los dueños de su propio proyecto. "A veces, después de rechazar alguna propuesta, nos hemos preguntado qué pensarían los que venían detrás, si dirían que lo habíamos hecho bien o si, por el contrario, que estábamos locos".

"La gestión del poder es un asunto complejo en los despachos. Para asumir cualquier cargo deben gustarte las personas, si no, estás perdido"

¿Resulta sencillo pasar de tener el liderazgo a ser un socio más? "En absoluto. La gestión del poder es un asunto muy complejo en todos los despachos", relata con naturalidad. Por ello, para poder asumir cualquier cargo interno, Ulloa considera que hay dos elementos imprescindibles. "Lo primero es que te gusten las personas y, después, que te apetezca mucho, porque el tiempo que hay que invertir en viajar para ver a tus compañeros o escuchar los problemas de la gente es enorme". Liderar es más exigente que satisfactorio y, "si no te gusta la gente, estás perdido".

Desde 2018, ya fuera del partnership por haber cumplido la edad estatutaria de 65 años, Ulloa fue designado presidente de honor de la firma. Una vez se dejan las máximas responsabilidades, relata no sin cierto humor, "es inevitable ser un poco jarrón chino, pero es que no puede ser de otra manera", porque, aunque ya no se sea socio director o presidente, "ni desapareces ni puedes desentenderte del rumbo del despacho y dedicarte solo a tus clientes", explica. En todo caso, asume que es imprescindible que las generaciones más veteranas sepan ceder el sitio a los más jóvenes. "¿Cómo no van a querer el poder? Si nosotros también se lo exigimos en su momento a Fernando [Pombo] e Ignacio [Gómez-Acebo]. Debemos saber dar un paso atrás en lo que respecta al poder y tratar de aportar desde nuestro conocimiento y experiencia".

Foto: Paula Zarzalejos y Josep Ortiz, nuevos socios de Gómez-Acebo & Pombo.

Tampoco es fácil, para un letrado, asumir que ha llegado el momento de jubilarse. "Por eso es tan importante que las reglas estén claras, algo que no siempre hemos tenido", expone. Ahora sí: en Gómez-Acebo los socios pierden tal condición a los 65 años y están obligados a dejar todos los puestos ejecutivos en la organización. A partir de ese momento, el abogado y el consejo de administración analizan año a año la situación y pueden pactar contratos por cada ejercicio. "Así he estado yo los últimos cinco años", relata.

Ulloa se retira sintiendo que el despacho que él ayudó a construir goza, en la actualidad, de una muy buena salud. "Aquí lo importante, por encima de la productividad y la rentabilidad, son las personas". Esa es otra de las claves de Gómez-Acebo. Cree que, en el futuro, los bufetes seguirán sabiendo conectar con el talento, aunque admite que, en algunas materias, como en lo relativo a la conciliación, "hemos avanzado mucho más lento de lo que deberíamos". Lo que encuentra muy difícil es que, como él, haya quien desarrolle toda su carrera en una única firma. "Si un joven no está contento, yo mismo le recomiendo que busque otras oportunidades, ¿por qué no? La clave de la permanencia es estar satisfecho desde tres puntos de vista que deben estar alineados: el intelectual, el afectivo —sentirte apreciado— y el económico".

"Gómez-Acebo hoy es una firma bien estructurada, con protocolos y normas internas muy desarrolladas, y en manos de unos socios y unos profesionales de apoyo de altísima calidad que le permiten afrontar cualquier dificultad con mucha solvencia. Me transmiten muchísima confianza y esperanza en el futuro del despacho", concluye.

El próximo 31 de diciembre, Gonzalo Ulloa pone fin a casi 50 años de relación profesional con Gómez-Acebo & Pombo. El letrado, uno de los históricos de la casa y pieza clave para entender el desarrollo y la evolución de uno de los grandes bufetes nacionales, deja la firma a sus 70 años. Pero lo hace aún con energía y ganas de seguir en activo. "Me voy del despacho, pero no me jubilo", aclara; "no es que me dé vértigo el término jubilación, es que pienso seguir trabajando". Entre sus planes inmediatos, integrarse en algún consejo o seguir llevando a cabo algún asesoramiento en su especialidad: la propiedad intelectual y la tecnología. "Este despacho ha sido mi vida, pero soy consciente de que todo tiene un principio y un final".

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