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El plan Alonso-Ribón para revalidar Madrid y 'asaltar' el feudo de Victoria Ortega
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Disputa por el poder institucional

El plan Alonso-Ribón para revalidar Madrid y 'asaltar' el feudo de Victoria Ortega

La estrategia del todavía decano del ICAM y de su delfín pasa por ganar los comicios de diciembre para después ir a por el Consejo, pero la presidenta de la Abogacía guarda un as en la manga

Foto: De izquierda a derecha: Eugenio Ribón, Victoria Ortega y José María Alonso.
De izquierda a derecha: Eugenio Ribón, Victoria Ortega y José María Alonso.
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El próximo 20 de diciembre, fecha fijada para las elecciones al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), no solo está en juego el poder de la abogacía institucional en la capital. Estos comicios también serán el aperitivo de la disputa por el poder en el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), que se desatará un año más tarde, entre finales de 2023 y principios de 2024. Así, la 'batalla de Madrid' será determinante para definir si José María Alonso, actual decano del ICAM, tiene alguna opción real de 'asaltar' la presidencia del CGAE, una aspiración que él mismo dejó entrever cuando anunció que no optaría a la reelección —una renuncia que avanzó El Confidencial—.

La empresa no será fácil, pues requiere, para que sea posible, varios pasos previos. El primero es que Eugenio Ribón sea elegido decano del ICAM en el proceso que arrancó oficialmente el pasado 6 de octubre, fecha en que se publicó la convocatoria de las elecciones. Este hito, no obstante, parece bien encaminado, visto el empuje con que ha comenzado su andadura Compromiso Abogacía, plataforma que encabeza el propio Ribón y a la que se ha sumado la reputada abogada de familia Isabel Winkels, candidata a vicedecana —como también avanzó El Confidencial—.

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Fuentes del sector aseveran que Winkels era un fichaje que había gestionado Alonso para su propia candidatura, al igual que algunos de los que conoceremos en los próximos días, cuyo interlocutor sigue siendo el decano. En este sentido, su renuncia ha generado malestar en algunos de los profesionales sondeados por él, pues entienden que la confianza en el liderazgo de un proyecto no es traspasable, como si del testigo de una carrera de relevos se tratara, y más cuando se trata de figuras y perfiles tan diferentes. Sin embargo, el tiempo apremia y no ha habido caso tiempo de reacción. Alonso se mantuvo aparentemente firme en la idea de repetir hasta mediados de agosto. Sin embargo, algo le hizo cambiar de opinión y, tras la vuelta de las vacaciones, comunicó a sus más cercanos la noticia bomba: no repetiría como candidato. La decisión desató un seísmo en el tablero electoral madrileño. Sin Alonso, desaparecía el gran favorito de cara al 20-D, un cambio sustancial que obligaba a propios y extraños a redefinir posiciones y estrategias.

El no de Alonso dejó vía libre a Ribón, quien llevaba meses maniobrando para ocupar la posición de vicedecano en su lista. Una aspiración, no obstante, en la que no contaba con el apoyo de otros pesos pesados de la junta de gobierno del ICAM. En la mente de todos estaba la 'vía barcelonesa', que ha permitido a Jesús Sánchez hacerse con el decanato del Colegio de Barcelona (ICAB) sin pasar por las urnas, después de que Maria Eugènia Gay abandonara el cargo al ser designada delegada del Gobierno de Cataluña. En lugar de la convocatoria de nuevos comicios —algo que reclamaron algunos sectores de la abogacía barcelonesa—, la dirección del ICAB optó por aupar al vicedecano Sánchez al liderazgo de la institución. Conocida la ambición de Alonso de optar a presidir el CGAE a finales del año que viene, y visto el precedente barcelonés, en la junta del ICAM sabían que ocupar el número dos de la lista oficial equivalía, prácticamente, a ser ungido heredero del decanato.

Foto: José María Alonso, decano del ICAM, durante el desayuno informativo. (ICAM)

Quizá por evitarse la gestión de la confrontación entre los suyos, o quizá para ahorrarse los embates de una campaña que se prevé bronca —versiones hay para todos los gustos, pero nadie 'compra' el argumento que esgrimió Alonso el día de su renuncia del desgaste personal por no poder conciliar vida y trabajo—, el todavía decano ha optado por saltarse los preliminares y enfocar su proa directamente a la meta del CGAE. Para ello, no obstante, es consciente de que necesita la victoria de Ribón, pues nada hace pensar que Juango Ospina o Raúl Ochoa fueran a remar a favor de su causa. Aunque públicamente Alonso no se ha posicionado a favor de ningún candidato, sus movimientos no dejan lugar a dudas sobre quién es su favorito.

La maquinaria institucional, en marcha

Para asegurarse la victoria de su delfín, parte esencial del plan, el todavía decano ha puesto la maquinaria institucional del ICAM a trabajar en su favor. Así lo evidencian dos gestos que no han pasado inadvertidos para nadie en el entorno colegial. El primero tuvo lugar el pasado lunes 17 de octubre, cuando el Colegio de Madrid cedió a Ribón un papel destacado en el acto que celebraron el ICAM y el ICAB para presentar sus propuestas legislativas fruto del instituto de investigación jurídica creado a tal efecto.

placeholder Imagen de Eugenio Ribón participando en el acto celebrado el lunes 17 de octubre en el ICAM.
Imagen de Eugenio Ribón participando en el acto celebrado el lunes 17 de octubre en el ICAM.

El evento, celebrado en la sede madrileña, generó un importante malestar en otras candidaturas. No solo porque, según entendían, el colegio y el propio Ribón estaban empleando un acto institucional para hacer campaña, sino también porque el decano de Barcelona aprovechó dicho foro para brindarle públicamente su respaldo. "Ribón for decano", exclamó Jesús Sánchez, una declaración que otros aspirantes han criticado por romper la necesaria neutralidad institucional que debe regir el proceso.

El segundo hito que desnuda las preferencias de Alonso es el haber compartido con Ribón la invitación que recibió como decano de Madrid para asistir a la cena de gala del Legal Management Forum, el mayor evento de la abogacía de los negocios en España, organizado por Wolters Kluwer e Inkietos y que tuvo lugar el martes de la semana pasada. Alonso excusó su asistencia al convite, al que también estaban invitados los socios directores de los principales bufetes del país, por lo que la representación del colegio madrileño recayó en Ribón. Esta delegación ha sido criticada por otras candidaturas, que aseguran que no le correspondía por escalafón asumir este papel, pues el candidato de Compromiso Abogacía es diputado tercero, y tiene por delante de él a la vicedecana, Begoña Castro, o a los diputados primero y segundo.

La cesión de la invitación, no obstante, tiene sentido desde el punto de vista táctico. Al contrario que Alonso, ex socio director de Garrigues y Baker McKenzie, el de los grandes despachos no es el hábitat de Ribón. Más bien al contrario. Él es abogado de consumo, mientas que los principales bufetes están en el otro lado de los pleitos, en el de las empresas. Por mucho que el actual decano le señale como su delfín, a las grandes firmas les será difícil mirar con simpatía la figura de un letrado que se erige como azote de sus clientes. Un 'pecado original' al que también se enfrenta en su acercamiento a los abogados internos de la gran empresa. En este sentido, la presencia de Ribón en la cena fue interpretada como un intento de acercarse a la élite de los bufetes, que no dejan de ser importantes bolsas de votantes de cara a los comicios.

Foto: Eugenio Ribón

En todo caso, esta confusión entre lo institucional y lo electoral por parte de la dupla Alonso-Ribón ha provocado que la candidatura de ALA (Asociación Libre de Abogados) redoble su exigencia para que el segundo dimita, en cumplimiento, aseguran, de lo establecido en el artículo 79 del Estatuto General de la Abogacía. Dicho precepto establece que "los miembros de la Junta de Gobierno que, antes del fin de su mandato, quieran presentarse a cualquiera de los cargos que sean objeto de elección, deberán dimitir previamente del cargo que ocupen". Al presentar la plataforma Compromiso Abogacía, sin embargo, el aludido descartó esta opción al asegurar que se mantendría en el cargo "hasta el último día".

Reforma del Consejo madrileño

Al margen de polémicas y maniobras propias de la campaña, y a la espera de que este jueves se cierre el plazo para presentar candidaturas, lo cierto es que los primeros pasos del tique Ribón-Winkels le han permitido alzarse con la vitola de favorito para el 20-D. La fuerza inicial de Compromiso Abogacía parece haber dejado descolocado a su principal contrincante, Juango Ospina. No es para menos. En pocos días, Ribón ha sumado el apoyo de la asociación de abogados del turno de oficio ALTODO y ha unido a sus filas a figuras de prestigio como la de José Ignacio Monedero, actual secretario de la junta de gobierno del ICAM. Queda mucho para los comicios, pero la primera fase del plan, la de revalidar el ICAM, parece bien encarrilada por el decano y su delfín.

Más obstáculos, sin embargo, van a encontrarse en la segunda fase. Si queda mucho para el 20-D, aún falta una eternidad para que se abra el proceso electoral a la presidencia del CGAE. En estos comicios solo votan los decanos, todos consejeros del principal órgano de la abogacía institucional, lo cual reduce el censo al que hay que convencer, pero exige una diplomacia de mucha más precisión. Para no perder comba en esta carrera, el primer objetivo de Alonso es no quedar fuera del Consejo una vez abandone el decanato de Madrid, pues desaparecer del organismo le condenaría a un ostracismo incompatible con cualquier opción de aspirar a la presidencia.

Foto: El todavía decano del ICAM, José María Alonso.

Fuentes jurídicas señalan una fórmula por la cual el decano podría mantenerse dentro del CGAE durante este periodo: accediendo a la presidencia del Consejo de Colegios de la Comunidad de Madrid, máximo órgano representativo autonómico, formado por el ICAM y el Colegio de Abogados de Alcalá de Henares. Para ello, deberían modificarse los estatutos del consejo, que establecen una fórmula rotatoria para la presidencia del organismo, alternando al decano de Madrid y de Alcalá de Henares, y abrirse la opción de que elegir un presidente ajeno a las direcciones de los colegios (este modelo ya lo siguen en la Comunidad Valenciana, por ejemplo). Esta reforma, con Ribón como decano, no sería un problema dado que Madrid cuenta con una amplia mayoría en el pleno de la institución autonómica.

Como informó este diario, Alonso lleva meses trabajando sus relaciones con otros decanos. Tras una primera etapa de mandato en la que su relación con las cúpulas de otros colegios —a excepción de la de Barcelona— fue prácticamente inexistente, desde comienzos de este año, Alonso ha estado celebrando los viernes en la sede del ICAM almuerzos con otros decanos. Unos eventos no exentos de controversia, como señalan desde la junta, pues han sido financiados por los presupuestos del colegio madrileño. En todo caso, en su entorno creen que el objetivo no declarado de estas comidas era claro: ganarse el favor de quienes el día de mañana habrían de votarle como presidente del CGAE.

Recelos contra Madrid (y Barcelona)

Sin embargo, las posibilidades reales de Alonso para alcanzar la presidencia de la Abogacía cuentan con varios e importantes obstáculos. El primero son los recelos que despierta Madrid en el propio organismo. Por tamaño, presupuesto e influencia, el ICAM es una institución con mucho más poder real que el CGAE, por lo que la cúpula del Consejo y el resto de decanos son muy reacios a dar más protagonismo al colegio de la capital, conscientes de que este puede fagocitarles y minimizar su voz e influencia.

Foto: Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española. (EFE/Pedro Puente Hoyos)

Prueba de esta desconfianza es la fuerte discusión que se suscitó en el pleno del CGAE celebrado hace dos semanas, en el que algunos consejeros reprocharon a los decanos de Madrid y Barcelona el evento celebrado por su instituto de innovación jurídica. Los críticos centraron sus quejas en que ambos colegios hubieran optado por impulsar esta iniciativa sin contar con el resto de la abogacía institucional, dejando al resto de territorios y organismos fuera del estudio de las propuestas jurídicas. De fondo, subyace el temor a que una alianza entre las dos grandes ciudades eclipse al resto de organismos. Un miedo que alimenta la actitud del decano barcelonés, Jesús Sánchez, a quien en la dirección del CGAE ven excesivamente individualista.

El segundo gran obstáculo es el propio proceso de renovación que afrontan en los próximos meses las direcciones de una veintena de colegios, con decanos y decanas que, en muchos casos, no repetirán. Así sucede en Cádiz, Palencia o cinco de los colegios de Cataluña. Con 'los nuevos', Alonso tendrá que empezar de cero su trabajo de seducción para convencerles de que su opción es la mejor para el Consejo.

Victoria Ortega y la 'vía McCragh'

El tercer gran freno a las aspiraciones del todavía decano de Madrid es la propia presidenta del CGAE, Victoria Ortega. Todos los integrantes del organismo consultados coinciden en señalar la maestría de Ortega manejando los tiempos y los resortes de poder de la institución, repartiendo el juego necesario entre los consejeros para tenerlos a todos alineados con su liderazgo. En este sentido, según describen algunos de sus miembros, en los últimos años se vive una situación muy plácida en el organismo, sin apenas disidencia o fuertes discrepancias.

De cara a las elecciones del año que finales del año que viene, en el caso de que Ortega optara por no permanecer neutral y designar un delfín que no fuera Alonso, se complicarían mucho las aspiraciones del decano de Madrid. En el Consejo algunos señalan como favorito de la presidenta a Carlos Fuentenebro, decano del Colegio de Bilbao, pero lo cierto es que, de momento, todo son especulaciones poco sólidas. En todo caso, pocos o ningún caso se recuerdan de un candidato que haya sido capaz de vencer a la maquinaria del CGAE.

Foto: Victoria Ortega, presidenta del Consejo General de la Abogacía Española. (EFE/Emilio Naranjo)

La otra opción, y que sin duda dilapidaría cualquier posibilidad de Alonso, sería que Ortega activara el conocido como la 'vía McCragh'. Carlos McCragh, decano del Colegio de Girona a durante la pasada década, defendió que a él no le resultaba aplicable la limitación de mandatos recién incluida en el estatuto de su colegio, dado que el tope había sido aprobado con posterioridad a sus primeras elecciones. Según su teoría, el máximo solo debía funcionar para los mandatos que se iniciaran a partir de la vigencia de la norma. Quienes conocen las entrañas del CGAE señalan que no puede descartarse que su presidenta se aferre al mismo argumento.

Es decir, a pesar de que, 'a priori', el artículo 105 del actual Estatuto General de la Abogacía señala que el presidente del Consejo puede presentarse a la reelección "una sola vez", Ortega podría argumentar que la norma fue aprobada en 2021, más de un año después de que ella revalidara mandato en enero de 2020. Si decide abrazar la 'vía McCragh', la presidenta podría alegar que cuando ella optó a ser reelegida la limitación de mandatos no estaba en vigor, por lo cual, no le resultaría de aplicación por los comicios de 2020.

Foto: Fachada del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM).

Fuentes del CGAE aseguran en el pleno de diciembre de 2019, cuando convocó las últimas elecciones, la propia Victoria Ortega aseguró ante José María Alonso y Maria Eugènia Gay —por aquel entonces decana de Barcelona—, que ella se mantendría fiel al espíritu del Estatuto y no optaría a un tercer mandato. Un argumento, el de regirse por el nuevo Estatuto, que adujo para justificar el adelanto de las últimas elecciones un año —y así enmascarar el objetivo real del anticipo: cerrar el camino a las aspiraciones de Gay de dar el salto al CGAE—. Sin embargo, el runrún de que ahora ese compromiso podría haber dejado de estar vigente se ha acrecentado en los últimos meses, conforme se acercan las elecciones a la presidencia del Consejo y la presidenta sigue queriendo acaparar todos los focos de la institución. Una hiperactividad que está alimentando las sospechas de que, finalmente, buscará la manera de repetir.

El próximo 20 de diciembre, fecha fijada para las elecciones al Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (ICAM), no solo está en juego el poder de la abogacía institucional en la capital. Estos comicios también serán el aperitivo de la disputa por el poder en el Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), que se desatará un año más tarde, entre finales de 2023 y principios de 2024. Así, la 'batalla de Madrid' será determinante para definir si José María Alonso, actual decano del ICAM, tiene alguna opción real de 'asaltar' la presidencia del CGAE, una aspiración que él mismo dejó entrever cuando anunció que no optaría a la reelección —una renuncia que avanzó El Confidencial—.

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