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El teletrabajo 'pincha' como solución entre las empresas para enfrentar la crisis energética
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Los bufetes no están recibiendo consultas

El teletrabajo 'pincha' como solución entre las empresas para enfrentar la crisis energética

Aunque el trabajo a distancia se presenta como una solución lógica para contener costes, la indefinición de la ley y la lentitud en la negociación de los convenios colectivos está frenando su uso

Foto: El trabajo presencial será la nota dominante en este arranque de curso. (EFE/Alberto Estévez)
El trabajo presencial será la nota dominante en este arranque de curso. (EFE/Alberto Estévez)
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La solución puede parecer lógica: ante el incremento del precio de la energía y de los combustibles, el teletrabajo es una gran opción para evitar que se disparen los costes empresariales. Además, este modelo ya no resulta extraño para las organizaciones; lo han aplicado durante los dos años que ha durado la pandemia, adaptando sus equipos, sistemas y flujos de trabajo a la presencia en remoto de la plantilla. Todo indica que es una opción razonable y conveniente... pero no. En la práctica, según desvelan los expertos en Derecho laboral consultados por este diario, como regla general las empresas están 'pasando' del teletrabajo como mecanismo para hacer frente al alza de precios. Al menos por ahora. ¿Por qué este pinchazo?, ¿acaso el trabajo a distancia no había venido para quedarse?

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"Hasta la fecha, no estamos notando un incremento del nivel de consultas, en este sentido, por los afectados por el precio de la energía" señala Ana Gómez, socia de Laboral de Ceca Magán y presidenta de la Asociación Nacional de Abogados Laboralistas (ASNALA). La letrada no descarta que, conforme avance septiembre, empiece a barajarse esta opción por parte de más compañías. Sin embargo, la tendencia en los últimos meses, expone, ha sido más bien la contraria. "Lo que hemos observado es que las empresas han querido volver a la presencialidad, o que justo después del verano van a revisar sus políticas de trabajo flexible o híbrido para incrementar la presencia en los centros de trabajo".

Tampoco en la 'boutique' especialista Labormatters detectan un especial interés en esta solución. "Con carácter general, podríamos decir que no se está barajando esta opción", expone el socio y abogado laboralista Alfredo Aspra, que señala que son "excepcionales" los casos en los que se contempla funcionar en remoto "más intensamente" y, en todo caso, "de manera temporal". Aspra relata que, durante la fase más intensa de la pandemia, las grandes compañías que se plantearon "la puesta en marcha de modelos de teletrabajo con carácter estructural, ya realizaron eventuales posibles ahorros derivados de la menor afluencia de personas a sus instalaciones". Un análisis que arrojó resultados diversos y no siempre favorables al teletrabajo. Por ejemplo, hay empresas que no pueden compartimentar sus espacios, por lo que el gasto energético es el mismo si va el 60% o el 95% de la plantilla.

Foto: Una mujer teletrabaja en Madrid. (EFE/Emilio Naranjo)

Si bien no en exclusiva, la crisis energética es una razón más para las empresas que ya estaban explorando el teletrabajo por otros motivos, agrega Ana Godino, socia de Sagardoy Abogados. "El trabajo a distancia se ha convertido en una solución organizativa que permite flexibilidad para empleado y empresario, y es evidente que se está analizando como fórmula de organización que va más allá de pandemia, por varias razones, pero también como ventaja frente al alza de precios de la energía para las compañías y de los costes del desplazamiento para los trabajadores", relata la letrada.

Desde Grant Thornton, no obstante, creen que a medio plazo las preguntas empezarán a llegar. "Aún no estamos recibiendo este tipo de consultas. El tema ha cogido peso durante el periodo estival y aún no se ha abordado con detenimiento", expone la socia directora de Laboral de la firma, Aurora Sanz, que prevé, no obstante, que la cuestión, "sin duda, va a estar en breve sobre nuestra mesa".

Indefinición regulatoria

Los laboralistas coinciden en señalar, como gran obstáculo para el avance del teletrabajo, la indefinición regulatoria de muchos aspectos de este sistema. Bien porque la ley no lo ha concretado lo suficiente, o bien porque sindicatos y empresas aún no han sido capaces de alcanzar un acuerdo que permita incorporar algunos de sus extremos a los convenios colectivos. En otros casos, en cambio, existe demasiada rigidez normativa, dejando poco margen para que ambas partes adopten el modelo que más se ajusta a su organización o sector.

"Sin duda, una mayor seguridad jurídica en determinados aspectos sería deseable para que pudiera fomentarse un mayor teletrabajo en todas sus variantes", manifiesta Alfredo Aspra. Entre los puntos a clarificar, el letrado señala la prevención de riesgos laborales, que "aún genera incertidumbre" entre los empleadores. También la consideración o no como cotizables de los importes abonados en compensación de gastos, asunto en el que la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS), a través de su Boletín Red, ha señalado que están excluidos, "pero, en nuestra experiencia, la Inspección de Trabajo no siempre coincide con dicho criterio", asevera Aspra.

Alfredo Aspra: "Una mayor seguridad jurídica sería deseable para fomentar un mayor teletrabajo en todas sus variantes"

En relación con los gastos, Juan Carlos Martín, socio de Laboral de Granth Thornton, también cree que es deseable que la normativa ofrezca criterios para su determinación. "Pues derivar los mismos a la negociación colectiva, está generando problemas a las empresas para su regulación, en tanto que esta materia no sea tratada en los convenios", expresa. "La propia regulación del teletrabajo, bastante rígida, a veces es un límite a la adopción de las medidas de implantación del teletrabajo", opina Ana Godino, que describe que las corporaciones están siendo "más imaginativas y avanzadas" lo que ha sido la ley. La letrada subraya, como una de las claves del éxito del trabajo a distancia, que este sea adaptable en cada momento a las necesidades del trabajo y de la empresa.

Otro aspecto en el que existe "gran inseguridad", según Ana Gómez, es en cómo actuar con la plantilla que está el 100% de su tiempo en remoto. "Es decir, cuando los trabajadores no acuden nunca al centro de trabajo, bien porque han sido contratados así desde el inicio, o bien porque lo acuerdan". En estos casos, no está claro qué convenio colectivo debe aplicarse a estos trabajadores, porque "muchos, incluso, reportan a otros territorios ajenos a su domicilio". También falta por definir, añade Gómez, la Seguridad Social de los nómadas digitales, cuestión que afecta a cientos de trabajadores.

Foto: Foto: Pixabay.

"Los convenios colectivos, fundamentales a la hora de fijar cuestiones como los gastos compensatorios del trabajo a distancia, siguen lentos en su adaptación", reflexiona Álvaro Zaldívar, 'managing associate' de Laboral de Simmons & Simmons. "Esto implica que a día de hoy, casi un año después de la aprobación de la primera norma de trabajo a distancia, una gran mayoría de convenios aún no han abordado la compensación de gastos". Otros que sí lo han hecho, en todo caso, no tardarán en quedarse cortos si la inflación sigue la senda actual, augura el letrado. Los importes pactados van, generalmente, entre los 35 y los 115 euros mensuales por trabajador.

Pero ¿es todo un problema relacionado con la regulación o hay también una resistencia cultural por parte de los empresarios? Depende del ámbito de actividad, coinciden los letrados. "Si bien es cierto que en España el presentismo sigue siendo un hecho patente en multitud de sectores y empresas, la realidad es que la pandemia ayudó a que la cultura del trabajo en remoto se implementara a la fuerza y sin miramientos", reflexiona Zaldívar. "Resistir al cambio supondrá para muchas compañías la pérdida de talento, el cual requiere cada vez de mayor flexibilidad. Por otra parte, las empresas tendrán que luchar para velar por su productividad. Como todo en la vida, la virtud está en el punto medio", zanja el letrado.

La solución puede parecer lógica: ante el incremento del precio de la energía y de los combustibles, el teletrabajo es una gran opción para evitar que se disparen los costes empresariales. Además, este modelo ya no resulta extraño para las organizaciones; lo han aplicado durante los dos años que ha durado la pandemia, adaptando sus equipos, sistemas y flujos de trabajo a la presencia en remoto de la plantilla. Todo indica que es una opción razonable y conveniente... pero no. En la práctica, según desvelan los expertos en Derecho laboral consultados por este diario, como regla general las empresas están 'pasando' del teletrabajo como mecanismo para hacer frente al alza de precios. Al menos por ahora. ¿Por qué este pinchazo?, ¿acaso el trabajo a distancia no había venido para quedarse?

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