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Cobrar al principio, 'mojarse' en Twitter y otros consejos para montar tu bufete
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Es importante saber decir que no al cliente

Cobrar al principio, 'mojarse' en Twitter y otros consejos para montar tu bufete

El libro 'Cómo montar tu despacho y [sobre]vivir en el intento' recoge una serie de consejos y experiencias para abogados que decidan dar el salto y montárselo por su cuenta

Foto: Durante la crisis, se potenció con eslóganes diversos hacerse 'emprendedor'. (iStock)
Durante la crisis, se potenció con eslóganes diversos hacerse 'emprendedor'. (iStock)
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Emprender siempre es una opción difícil en todos los sectores, pero en el legal lo es aún más. A la complejidad del trabajo diario, marcado por normas jurídicas y éticas estrictas, se suman los obstáculos habituales de los emprendedores, para los que los letrados no suelen estar preparados al limitarse su formación al ámbito del derecho. A pesar de ello, cada vez son más los profesionales que deciden dar el salto y montárselo por su cuenta. De hecho, a raíz de la pandemia se experimentó un repunte de abogados jóvenes que se inclinaban por esta vía para evitar un mercado marcado por la precarización.

Con la intención de arrojar algo de luz y ofrecer algunas pautas de ayuda para los letrados que se deciden a dar el salto, el abogado Raúl Herrera ha escrito 'Cómo montar tu despacho y [sobre]vivir en el intento', un libro que recoge muchas de sus experiencias como fundador de una firma, pero también ofrece varios consejos para lograr el éxito. Estos son algunos de ellos.

Cobrar primero y calcular gastos

Una de las claves para conseguir que el despacho sea viable a medio y largo plazo es llevar un seguimiento estrecho de las cuentas. "Es importante hacer un cálculo a final de mes con lo todo lo que se ha ingresado y lo que se ha gastado. Pero no solo lo relacionado con el despacho, sino también en el ámbito personal. Comida, ocio... todo", subraya Herrera. El objetivo de esto, indica, es tener un balance de situación que permita a final de año pronosticar el presupuesto necesario para el ejercicio siguiente y, en consecuencia, fijar las tarifas de los servicios.

Foto: Un grupo de estudiantes. (iStock)

¿Cómo? La propuesta de Herrera es dividir la cuantía de facturación necesaria para cubrir costes por las horas que se van a trabajar en el año. "Muchos abogados se adaptan simplemente a los precios que tienen otros compañeros que conocen. Pero si se lleva este seguimiento de las finanzas, accedes a unos datos que te permiten hacer cálculos. Y el más útil es el del tiempo: cuánto cuesta mi hora", señala.

En la misma línea y también desde el punto de vista económico, el abogado recomienda llevar un orden a la hora de atender a un cliente: en primer lugar, diseñar un presupuesto; segundo, hacer el contrato; en tercer lugar, cobrar, y, por último, trabajar.

Foto: Foto: iStock.

Saber decir que no

Por otro lado, Herrera recomienda trabajar una habilidad esencial en esta profesión: la asertividad. O, lo que es lo mismo, el saber decir que no. "Los abogados son independientes, y por eso deben aprender a decir que no. Por ejemplo, a una persona que te pide alguna consulta gratis cuando esa no es tu política o a un asunto que sabes que no te va a salir rentable. O a unas imposiciones por parte del cliente que pueden no ser útiles o te van a meter en líos. A veces los clientes quieren que seas la correa de sus fechorías", lamenta el letrado.

Del mismo modo, también es importante saber rechazar asuntos para los que no se está preparado (para no perjudicar al cliente) o que no son parte del área de especialización del abogado, si lo que busca es el posicionamiento en temas concretos.

Hay que saber decir que no a consultas gratis o a clientes que te van a meter en líos

'Mojarse' en redes sociales

A la hora de gestionar un despacho, hay tres pilares que Herrera califica como básicos. Son la gestión empresarial, el ejercicio de la abogacía en sí y el 'marketing'. "Muchos piensan que con ser un buen abogado basta, pero también hay que ser empresario y comercial. Son las tres reglas básicas", subraya.

La más difícil para los abogados es, quizás, esta última. "Para conseguir negocio debes darte a conocer. Y, para eso, las redes sociales son la mejor herramienta", señala el letrado. Es por ello que sugiere tener presencia en plataformas como Twitter o Instagram, donde el profesional se identifique como abogado e indique su especialidad. Ahora bien, Herrera descarta los perfiles corporativos porque "la gente no sigue esas cuentas, quieren ver a la persona", enfatiza. En esta línea, aconseja publicar contenido que vaya más allá de lo estrictamente laboral. "A los usuarios les interesa qué haces en tu tiempo libre y cuál es tu opinión respecto a un tema. Cuestiones adyacentes a la profesión", reflexiona.

Foto: Ilustración de TikTok.

Asimismo, las redes sociales no solo sirven para captar potenciales clientes, sino que también son un apoyo para crear sinergias entre profesionales. "Pueden ser de mucha ayuda. El truco es ver qué compañeros, además de ser técnicamente buenos, encajan con tu forma de trabajar y de pensar", señala Herrera.

Parar cuando sea necesario

Un factor importante para que el bufete tenga éxito es que no se trate únicamente de trabajar, sino también de saber cuándo descansar. "Un abogado cansado es un mal abogado. El cansancio lleva al estrés, el estrés a la depresión y de ahí vienen miles de complicaciones. Hay que saber parar", asevera el autor. Un requisito, sin embargo, complicado de cumplir para los emprendedores del sector legal. "Hay compañeros que, como son autónomos, cogen todo lo que les llega y no pueden. Y luego te encuentras con que muchos sufren de enfermedades cardiacas, alcoholismo, drogodependencia... Son problemas habituales en la profesión", lamenta.

Foto: Una oficinista con mucho estrés. (iStock)

El más frecuente a su juicio es el consumo excesivo de alcohol, favorecido por la falta de conciencia social al respecto. "En este oficio, las comidas de trabajo son comunes. O las copas al terminar un juicio o un asunto complicado", explica. Una costumbre con la que muchos pretenden "parar el cerebro" y olvidar el estrés después de una jornada intensa, que suele ser la tónica general entre estos profesionales.

Es por ello que Herrera aconseja fijarse tiempos de descanso (y respetarlos), además de saber parar después de un pico de trabajo y estrés. "Cuando estás hasta arriba, vas sacando cosas, pero tienes la sensación de que nunca acaba y eso quema. Al tomártelo con calma, te das cuenta de que las cosas salen y no eran tan grandes. Yo lo hice y la diferencia es enorme", insiste.

Especializarse para trabajar "menos y mejor"

Por último, el letrado señala la visión a largo plazo como uno de los secretos para el éxito al emprender en la abogacía. Es decir, plantearse a dónde se quiere llegar en los siguientes cinco o 10 años. En este sentido, Herrera ve esencial la especialización, ya que es una manera de trabajar "menos y mejor". ¿Por qué? "Si yo no soy laboralista, pero cojo asuntos porque me viene bien por dinero, le tendré que dedicar muchísimo tiempo de formación. Pero si solo cubres un área del derecho, o una parcela dentro de ese departamento, puedes trabajar mucho más rápido porque son temas que controlas". Al ser experto, además, la calidad del servicio que se ofrece será mayor —lo que se traduce en tarifas más elevadas— y mejora también la captación de clientes al haber menos competencia.

Foto: La biblioteca de la Universidad de Leuven, en Bélgica. (iStock)

¿Cómo consigue un letrado especializarse en un área del derecho? El autor señala dos claves: el día a día y la formación. Respecto a la primera, recomienda a los abogados que comienzan por su cuenta enfocarse en una serie de asuntos y dejar a un lado los que no tengan encaje. "Lo mejor es pasar el resto que va llegando a abogados que controlen de estos temas. De este modo, tú te posicionas y tus compañeros te irán pasando temas", resume.

Sobre la segunda, Herrera aconseja formarse de manera continua, ya que ser un experto en un área concreta es una labor que se puede alargar varios años o, incluso, durante toda la carrera profesional. "No llega un momento en el que levantas los brazos y dices: ya me he especializado. Es un proceso que no termina nunca y hay que estar actualizándose constantemente", concluye.

Emprender siempre es una opción difícil en todos los sectores, pero en el legal lo es aún más. A la complejidad del trabajo diario, marcado por normas jurídicas y éticas estrictas, se suman los obstáculos habituales de los emprendedores, para los que los letrados no suelen estar preparados al limitarse su formación al ámbito del derecho. A pesar de ello, cada vez son más los profesionales que deciden dar el salto y montárselo por su cuenta. De hecho, a raíz de la pandemia se experimentó un repunte de abogados jóvenes que se inclinaban por esta vía para evitar un mercado marcado por la precarización.

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