Condenada una conductora por arrollar a un peatón que estaba tumbado en la carretera

La Audiencia Provincial (AP) de Murcia ha condenado a una conductora por arrollar a un hombre que estaba tumbado en la calzada. En su sentencia, el tribunal obliga a la aseguradora del vehículo a indemnizar a los familiares de la víctima, a pesar de que era de noche y el peatón se encontraba en mitad de la carretera, vestido con ropa oscura, en una calle en pendiente y poco iluminada. Aunque el tribunal admite que la culpa principal es del atropellado, agrega que la mujer tiene parte de responsabilidad al no haber adoptado medidas suficiencias de prudencia al circular.

El juzgado que vio el caso en primer lugar rechazó otorgar cualquier tipo de responsabilidad de la mujer al considerar que la culpa era en exclusiva de la víctima. No obstante, la AP descarta este extremo y afirma que existe una "contribución causal de la conductora del vehículo" en el accidente por no tomar las medidas de cautela aconsejadas en las circunstancias concretas.

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Los demandantes (la familia de la víctima) pidieron al tribunal que reconociese la responsabilidad completa de la conductora al considerar que el accidente se produjo por su desatención a la carretera. Según su versión, la víctima no estaba tumbada, sino que estaba cruzando por un paso de peatones cuando se produjo el accidente, por lo que había visibilidad y la mujer debería haber reaccionado. Sin embargo, los informes periciales que reconstruyeron el accidente corroboraron que estaba tumbado en la carretera cuando se produjo el impacto, como así lo mostraron las lesiones que mostraba el hombre y los daños del vehículo. Aunque el motivo de por qué se hallaba tendido en la vía se desconoce, los resultados de los análisis mostraron que la víctima presentaba una alta tasa de alcohol en sangre.

Conducir más despacio y con luces de cruce

La AP reconoce en su sentencia que el principal culpable del accidente fue el hombre atropellado al estar tumbado en la calzada de noche, con ropa oscura, en una calle en pendiente descendente y poco iluminada. Ahora bien, agrega que estas circunstancias "no impiden apreciar la contribución causal" de la conductora del vehículo en el accidente, en cuanto no adoptó las "medidas de cautela aconsejadas por la prudencia en las circunstancias concretas concurrentes".

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Los magistrados recuerdan que la vía estaba precedida de un giro (lo que dificulta la visibilidad) y tenía una iluminación insuficiente, lo que obliga a la demandada a prestar una "atención especial a la maniobra de giro". En este sentido, consideran que si la conductora hubiera utilizado la luz de cruce y hubiera circulado, además, a una velocidad mínima y con atención al frente de la calle, hubiera podido "advertir y reaccionar ante el obstáculo que existía delante en la calzada", frenando o haciendo una maniobra evasiva. Si bien es cierto que el lugar donde se produjo el impacto era una zona ciega de no visibilidad del pavimento, la Sala determina que ello significa un aumento del riesgo en la conducción, lo que implica "extremar la cautela".

Por todo ello, el tribunal condena a la conductora a indemnizar a los demandantes, si bien reconoce que su responsabilidad es de una relevancia "sensiblemente inferior a la que ha de atribuirse a la conducta del fallecido". De este modo, cifra la concurrencia de culpa en un 30%, lo que equivale a unas indemnizaciones de más de 20.000 euros a diferentes parientes de la víctima, que deberá afrontar la aseguradora del coche.