El sastre que creó Las Lomas, la 'urba' de lujo en la que futbolistas y artistas quieren vivir
La historia de Florentino Martínez García recuerda a la de Amancio Ortega, ya que, no solo hizo fortuna con el negocio textil, sino que apostó por el inmobiliario para invertir su dinero
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F129%2F1cb%2Faea%2F1291cbaeab7d74e3038c992872e4cde9.jpg)
Florentino Martínez García nació el 23 de mayo de 1906 en Madrid y fue, como suele decirse, un adelantado a su época. Su historia recuerda a la de Amancio Ortega, ya que, no solo hizo fortuna con el negocio textil, sino que apostó por el inmobiliario para reinvertir su dinero y podría, perfectamente, haber formado parte de la exclusiva lista de los más ricos de España a mediados del siglo XX. Suya fue una de las sastrerías más importantes de Madrid y suya fue la idea de convertir Las Lomas, en Boadilla del Monte, en la exclusiva urbanización que es en la actualidad.
Florentino Martínez García decidió seguir los pasos de su padre, que también era sastre, con apenas 16 años. Un trabajo que le apasionaba. Junto a su primo Fausto, en una tienda muy pequeña en Madrid, se dedicaban a realizar encargos de trajes durante el día y a coser toda la noche para tener los pedidos listos al día siguiente.
Aquel fue el origen de Flomar -Flo de Florentino y Mar de Martínez-, una sastrería que se convertiría en referencia de todos aquellos que podían permitirse pagar un traje a medida a mediados del siglo pasado. Flomar aparecía en la prensa escrita de la época: "Trajes de niño. Trajes jovencito, gabanes, trincheras, smoking magnífico, 95 pesetas. Precios sin igual. Flomar's. Avenida Eduardo Dato 8", era un anuncio que aparecía el 12 de febrero de 1930 en la página 3 del diario La Voz.
"El próximo jueves, día 2, a las once de la noche, se celebrará en el teatro de la Zarzuela, el grandioso baile de la Prensa, con su formidable tómbola gratuita, cuyo número de regalos valiosísimos es tan grande que, a pesar de la extensión de los suntuosos escaparates de la elegante sastrería Flomar's, son insuficientes para colocar en ellos la enorme cantidad de objetos que las más prestigiosas casas de industria y comercio de España han remitido para este brillante acontecimiento de alegría, luz y color", recogía El Heraldo de Madrid el 28 de febrero de 1933.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Faa1%2F1da%2F3c1%2Faa11da3c19751c965642e5c8b5f173d6.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Faa1%2F1da%2F3c1%2Faa11da3c19751c965642e5c8b5f173d6.jpg)
"Mi abuelo fue un visionario; se hizo sastre porque sabía que era la manera de codearse con la gente importante. En aquella época era como ser médico o abogado. Fundó Flomar, una marca dentro del negocio textil, parecida a lo que hoy sería Cortefiel, y abrió su primera gran tienda de tres plantas en Gran Vía y llegó a tener una veintena de tiendas entre Madrid, Barcelona, Sevilla, Bilbao, San Sebastián, Córdoba, Zaragoza y Valencia, todas en las ubicaciones más significativas en las ciudades más representativas", recuerda su nieto Borja Martínez Comenge, CEO de Las Lomas Real Estate.
"Viajó a Nueva York y de allí trajo varias ideas de marketing para hacer crecer su negocio de confección como la idea, por ejemplo, de tintar los cristales de la tienda de Gran Vía y poner una mirilla para despertar la curiosidad de los transeúntes y que estos pudieran mirar a través de ellos el interior de la tienda y los maniquíes con diferentes vestimentas. En la radio también fue pionero en poner anuncios o de tirar flyers publicitarios con un avión por Madrid o repartirlos con zancudos por la capital", rememora.
"Reinvirtió el dinero en el inmobiliario, comprando tierras, cortijos, fincas y edificios, tanto en Madrid como a las afueras"
Su primera gran tienda, de tres plantas, abrió en 1950 en la calle Gran Vía 23, un edificio que acabaría comprando Florentino Martínez García, y cuyos bajos ocupa desde hace años un McDonald's. Aquel edificio perteneció a la familia hasta los años 70. De hecho, también en el negocio inmobiliario fue un adelantado a su época, ya que supo ver el potencial del negocio inmobiliario, y no solo con la compra de edificios en el centro de las grandes ciudades, también en las afueras de la ciudad.
El crecimiento de Flomar fue exponencial en la segunda mitad del siglo XX, llegando a tener una veintena de viviendas repartidas en las mejores calles de las principales ciudades españolas. Flomar se había convertido en una de las empresas textiles que más vendía en todo el país. El dinero generado sirvió para consolidar la expansión de la sastrería, pero también para sentar las bases del gran patrimonio inmobiliario de Florentino Martínez García. Un patrimonio que llegó a estar compuesto por varios edificios en Madrid: Gran Vía 23, el Hotel Mayorazgo —también en la Gran Vía— o un edificio en Alfonso XII en el que vivía junto a su familia.
"Próxima inauguración de otro coloso en Preciados 20. Flomar. En la línea de los grandes establecimientos europeos", rezaba un anuncio en prensa en los años 60 con la inauguración de los grandes almacenes Flomar en el centro de Madrid. En esta calle, la sastrería llegó a ocupar un edificio entero que se levantaba en el número 20 de la calle Preciados y el número 21 de la calle del Carmen. Un edificio que se incendió en julio de 1966. "20 de julio de 1966. Un incendio destruye totalmente nuestros almacenes. Marzo 1967. En ocho meses, se abre al público un nuevo y colosal edificio. Más moderno. Más funcional. Perfectamente dotado", recogía ABC.
De la sastrería al negocio inmobiliario
"Mi abuelo hizo dinero siendo sastre, pero también haciendo uniformes, para el ejército, de las empleadas de hogar... también vendía abrigos de visón. Flomar era el Cortefiel de la época, toda la aristocracia y la jet set de entonces compraba en Flomar. Reinvirtió el dinero en el inmobiliario, incrementando su patrimonio. Compró tierras, cortijos, fincas y edificios, tanto en Madrid como a las afueras, donde buscó unos terrenos en los que las vistas fueran lo más agradable posible y donde se pudieran construir viviendas para pasar los fines de semana o las vacaciones. Ese sitio fue Las Lomas, en Boadilla del Monte, aunque ya antes había desarrollado unos terrenos junto a Campamento", recuerda su nieto.
Corrían los años 60 y Florentino Martínez García plantaba la semilla de lo que hoy en día es una de las tres grandes urbanizaciones de lujo de Madrid, Las Lomas. Una urbanización que compite con La Moraleja y La Finca y que, como ya sucedió en un pasado no muy lejano, se ha convertido en el lugar elegido por futbolistas y artistas que buscan vivir alejados del bullicio y de la exposición mediática.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fb8e%2Fb7a%2F34c%2Fb8eb7a34c008665af2bc6304fefa9ac7.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fb8e%2Fb7a%2F34c%2Fb8eb7a34c008665af2bc6304fefa9ac7.jpg)
Florentino Martínez supo ver hace 60 años que aquellas tierras de cultivo a dos horas en coche del centro de la ciudad eran el lugar perfecto para desconectar los fines de semana y durante el periodo estival. Tal fue su apuesta, que en 1965 se hizo con la propiedad de 36.900 metros cuadrados de suelo, donde fijó su residencia de recreo para él y su familia. Una casa de 2.800 metros cuadrados con piscina cubierta, gimnasio, una piscina al aire libre con forma de lago y hasta un río artificial que cruzaba la parcela.
"Compró la finca a un señor mayor que tenía una casa antigua, una especie de cortijo con un pozo y redactó un plan parcial para Las Lomas que se aprobó en 1966. Aquello era campo y, desde Alfonso XII, donde vivía con su familia, tardaba dos horas en llegar en coche. Mi abuelo vendía acciones o paquetes de acciones y, según el número de acciones que se compraban, así te correspondían una o varias parcelas", explica su nieto, quien recuerda cómo además de esos terrenos en Las Lomas, compró suelo en Valdepastores y en El Bosque, convirtiéndose en uno de los grandes propietarios de suelo "junto a la familia Omega y la familia Mateos, dueños de varias gasolineras en Madrid".
Un club social y deportivo de 1 millón de m2
No obstante, para que Las Lomas fuera un polo de atracción para familias como la suya, Florentino Martínez García sabía que, además de unas vistas y un entorno espectacular, era necesario dotar a la incipiente urbanización de una serie de servicios, así que construyó una iglesia, un colegio y un gran club social y deportivo único en aquella época, incluso en la capital.
"Mi abuelo cedió terrenos para favorecer la construcción de instalaciones que permitieran a la gente que vivía en Madrid ver Las Lomas como un lugar en el que poder vivir durante todo el año, no solo en vacaciones. Entre 1969 y 1971 levantó el colegio, la hípica, la iglesia y el club deportivo y social, y a todo eso se sumó el campo de golf en El Bosque", recuerda su nieto. "También fue piloto, lo que le permitió tomar fotos aéreas de la urbanización cuando aquello era en su mayoría tierras de labranza".
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F640%2F37c%2Fd7a%2F64037cd7a5abf8adeed8151575ae802f.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F640%2F37c%2Fd7a%2F64037cd7a5abf8adeed8151575ae802f.jpg)
Mandó a su yerno, Juan Castañón de Mena, a Brasil para que hiciera unos planos de la catedral de Brasilia y poder hacer una réplica en Las Lomas. Aquella iglesia, de los Santos Apóstoles, fue donada a los redentoristas para que la pudieran utilizar los feligreses de la zona. También hizo un colegio frente a la iglesia y se lo donó en 1968 a Josefina Unturbe, quien en 1961 había fundado el Colegio Virgen de Europa en un chalé junto al parque de la Fuente del Berro. Siete años más tarde, el colegio se trasladaba a una parcela de la incipiente urbanización Las Lomas y 200 de los 250 alumnos se fueron con ella a Boadilla del Monte. Muchas de esas familias, de hecho, decidieron mover también su residencia al municipio para que sus hijos pudieran seguir en su colegio.
Aquello fue crucial para que muchas familias madrileñas decidieran irse a vivir a Las Lomas, dejando atrás el bullicio de la capital. Pero también fue clave el club social y deportivo que se construyó sobre más de un millón de metros cuadrados.
"Cuando más de 1.000.000 de metros cuadrados se convierten en un complejo socio-deportivo, es imposible plasmarlo en un folleto", rezaba, precisamente, el folleto que se distribuyó entre los vecinos de Las Lomas con el objetivo de invitarles a hacerse accionistas del club.
Aquellas instalaciones contaban con un edificio de 4.000 metros cuadrados distribuidos en tres plantas "con amplios y lujosos salones, biblioteca, sala de juego, sala de proyecciones, restaurante de invierno y verano, cafetería, bar inglés, gimnasio, saunas..." A esto se sumaban una piscina olímpica de competición, una piscina olímpica de saltos con trampolín de 10 metros, una piscina olímpica climatizada cubierta, la primera de Europa, 10 pistas de tenis, dos de ellas de tierra batida y con tribunas, dos frontones, pista polideportiva cubierta con cancha de baloncesto, patinaje..., un minigolf con 12 agujeros, guardería...
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff68%2F35d%2Fa86%2Ff6835da86039ef7f1321e8de1b282c98.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff68%2F35d%2Fa86%2Ff6835da86039ef7f1321e8de1b282c98.jpg)
Hasta un hipódromo con su propio edificio social con cafetería, boxers para más de 100 caballos, picaderos de salto y doma, pista de entrenamiento, pista cubierta de saltos con tribuna para 500 espectadores y pista abierta de saltos y galope con tribuna para 2.000 espectadores, escuela de equitación infantil... Tampoco podía faltar un campo de golf, situado en la urbanización vecina de El Bosque, de 27 hoyos —18 en par 72 y 9 en par 3— obra del arquitecto norteamericano Robert Dean Putman. Tal y como recuerda el nieto de Florentino, "aquel fue uno de los mejores clubs sociales de España. Tenía guardería para niños pequeños, una bolera e incluso se intentó hacer una pista cubierta de tenis. Al mismo tiempo se hizo la hípica y se empezó a construir el campo de golf de El Bosque, en Villaviciosa de Odón, que se incorporó al club deportivo, que aún sigue existiendo y al que iban grandes golfistas como Manuel Piñeiro. Tenía hasta un colegio para los caddies".
Parcelas de 2.500 m2, las más grandes de la zona
Julio Cano, actual presidente de la Comunidad de Propietarios de Las Lomas y concejal del PP en Boadilla del Monte, fue de los primeros en comprar en esta incipiente urbanización junto a su familia. Actualmente tiene 84 años y de eso ya han pasado 30 años.
"Yo compré la parcela a Florentino hace 50 años en unas oficinas que tenía en el Paseo de Rosales. Firmé un montón de letras", recuerda en una conversación telefónica con El Confidencial. "Florentino tenía muchos terrenos allí y los fue vendiendo y creando una urbanización en la que al principio solo había tierras y donde aún no se había definido claramente la urbanización, con lo que eso conllevaba, ya que cuando urbanizas un ámbito te exigen tener acometida de agua y luz".
Boadilla del Monte se encuentra dividida en varias urbanizaciones: Las Lomas, Bonanza, Valdecañas, Parque Boadilla, El Olivar de Miraval, Monte de las Encinas, Pino Centinela, Las Encinas, Monte Príncipe y Monte Alina. ¿Qué es lo que tenía y sigue teniendo Las Lomas respecto a las demás?
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe4a%2Fd94%2Fc11%2Fe4ad94c1192119ed9472198649d190b4.jpg)
"Las Lomas tiene algo que no tienen las demás urbanizaciones de Boadilla del Monte. En Las Lomas hay parcelas de 2.500 metros cuadrados, mientras que en Bonanza, por ejemplo, son de 1.000 y en Parque de Boadilla son de menos de 2.000 metros cuadrados. Si vas buscando independencia, poca densidad, estar lo más aislado posible y una parcela grande, Las Lomas es perfecto", reconoce Julio Cano.
Cano fue una de aquellas familias jóvenes con niños que se fijó en la incipiente urbanización. "En aquel momento yo tenía dos niñas, el niño llegaría después. Íbamos a pasar los fines de semana a Las Lomas. Cuando yo compré, ya estaba el club social y deportivo que recuerdo que tenía una guardería, una bolera y varias pistas de tenis. A mí, en concreto, me gustaba mucho ir a jugar al frontón", rememora al echar la vista atrás.
Las Lomas pronto se convirtió en una urbanización de nivel porque planteaba parcelas a lo grande de, al menos, 2.500 metros cuadrados, sobre las que, en un principio, la edificabilidad se limitaba al 10%-15%, pero que se amplió posteriormente al 25%, lo que permitió la construcción de grandes viviendas unifamiliares de 300 o 400 metros cuadrados por planta.
"Las Lomas se desarrolló a nivel de chalés y parcelas grandes, con muy buenos servicios. Un gran polideportivo, la hípica con las cuadras, había pistas de tenis para aburrir... hasta una piscina cubierta que, por aquel entonces, no había otra igual ni en España ni en Europa", destaca Borja Martínez Comenge.
Francisco Franco inauguró en 1973 el club social y la hípica y puso Las Lomas en el foco
Hubo, además, un acontecimiento que puso el foco mediático en Las Lomas y que fue la inauguración, en 1973, por parte de Francisco Franco, del club social y la hípica. En aquel momento, aquella fue la mejor publicidad para la incipiente urbanización que, a partir de entonces, atrajo el interés de importantes personalidades del mundo de la política, de la economía y de la cultura. "Vinieron secretarios de estado, presidentes de grandes compañías...", recuerda Cano.
En la década de los 90, cantantes como Juan Pardo, Raphael, Sergio Dalma o Azúcar Moreno; gente del mundo del espectáculo, como José Luis Moreno; y políticos como Jaime Mayor Oreja o José Luis Corcuera, se convirtieron en vecinos de Las Lomas y actuaron como polo de atracción para que muchos pusieran su mirada en esta urbanización a las afueras de Madrid. A principios del año 2000, se produjo la llegada de las grandes estrellas del Real Madrid de la época como Raúl González, Roberto Carlos, Guti o Zidane.
Sin embargo, durante las dos décadas siguientes no pudo competir con La Moraleja, primero, y con La Finca, dos urbanizaciones de lujo que se pusieron muy de moda entre futbolistas y celebrities. La Moraleja, entre los jugadores del Real Madrid por su cercanía a la ciudad deportiva en Valdebebas y al Bernabéu, y La Finca, por sus estrictas medidas de seguridad y la construcción de mansiones mucho más modernas y grandes.
La nueva urbanización de futbolistas y famosos
Ahora, Las Lomas compite de nuevo cara a cara con ambas urbanizaciones y vuelve a estar de moda. Ilia Topuria, Thibaut Courtois, Dani Carvajal, Ángel Correa, Manuel Carrasco, Pablo López o Melendi son algunos de sus nuevos vecinos... Artistas, futbolistas (Real Madrid, Atlético de Madrid, Getafe, Leganés...), jugadores de baloncesto y otros deportistas de élite, además de grandes empresarios y políticos, han optado de nuevo por Las Lomas para vivir. Un enclave privilegiado de 300 hectáreas divididas en algo más de 800 parcelas, 34 kilómetros de calles y casi 3.300 vecinos. Un vecindario, como asegura Julio Cano, muy tranquilo, si bien, no puede evitar mirar con nostalgia hacia el pasado.
"No hay problemas en el vecindario. Las Lomas es muy tranquila, pero recuerdo cuando hacíamos nuestros festejos los cuatro que vivíamos aquí. Vivíamos mucho en comunidad, algo que se fue perdiendo poco a poco y ahora no existe. Llegamos a hacer una carrera de burros", rememora con melancolía.
No es lo único que se ha perdido en Las Lomas. Como un fantasma del pasado, el Club Hípico está abandonado entre la maleza que, desde hace años, le ha ido ganando terreno. Hace algo más de un año, el Colegio Virgen de Europa compraba estos terrenos con la idea de poner en marcha instalaciones deportivas para el colegio, sin que por el momento hayan prosperado sus planes.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fee9%2F80b%2Fd02%2Fee980bd02000bd485cf88c734e46207d.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fee9%2F80b%2Fd02%2Fee980bd02000bd485cf88c734e46207d.jpg)
También el club deportivo que puso en marcha Florentino Martínez García acabó cerrando. "Mi abuelo estuvo trabajando hasta los 80 años, pero cuando todas las gestiones del club le empezaron a pesar, decidió venderlo en 1990 a una familia que lo estuvo explotando durante unos ocho años para, posteriormente, venderlo a otra empresa que, tras hablar con Manolo Santana, le puso su nombre", explica Borja Martínez Comenge.
El Club de Tenis Manolo Santana cerró sus puertas en 2019 y la pandemia le dio la puntilla. Como adelantó El Confidencial, el fondo Alkali Europe III, acreedor de los propietarios, instó su subasta para poder cobrar una deuda de 1,66 millones de euros. David Lloyd Leisure, uno de los gigantes de la salud y el ‘fitness’ de Europa en cuanto a ingresos, pujó por el complejo y tras adjudicarse el activo y anunciar su intención de remodelarlo, lo acaba de devolver a la vida. De hecho, esta misma semana, el club ha abierto sus puertas con una gran acogida por parte de los vecinos. "Se ha apuntado todo el vecindario", según el CEO de Las Lomas Real Estate.
Tras la muerte de Florentino Martínez García, en 2001, fue su hijo Florentino Martínez Ortega quien asumió su papel como presidente de la junta de compensación, primero, y como presidente de la comunidad de vecinos, después, durante 15 años. Y ahora es su nieto, hijo de este, Borja Martínez Comenge, quien se encuentra al frente del negocio familiar con Las Lomas Real Estate. Él está siendo testigo directo de esta nueva segunda vida de Las Lomas y quien busca poner en valor el nombre de su abuelo como impulsor de la que se ha convertido en una de las urbanizaciones más importantes de Madrid.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F5d9%2F66d%2F573%2F5d966d57360ec2e2cca594346676e9dc.jpg)
"Mi abuelo también hizo toda la red de distribución del agua de Las Lomas, los pozos, los depósitos... Y se encargó de la urbanización de otras urbanizaciones de Boadilla del Monte, de construir los depósitos de agua y de las instalaciones de agua y luz." De hecho, en 1969 fundó la compañía Suministradora de Aguas Las Lomas Bosque. "Y no solo eso, sino que cuando él compró su finca en Las Lomas, aquello era un desierto, no había ni un solo árbol. Los pinos que hay tanto en Las Lomas como en El Bosque los trajo de una finca suya de Teruel".
También recuerda cómo su abuelo presidió el Casino de Madrid en los años 50 y cómo llegó incluso a intentar hacer un casino en el Palacio de Boadilla, aunque el Ayuntamiento se negó. "Otra curiosidad", añade, "cuando se empezaron a construir las primeras viviendas, el Ayuntamiento de Boadilla no tenía dinero para pagar la policía en la urbanización y mi abuelo estuvo pagando la seguridad de Las Lomas durante unos años".
Florentino Martínez García presidió el Casino de Madrid en los años 50 e intentó hacer un casino en el Palacio de Boadilla del Monte
"Seguimos teniendo y manteniendo vigilancia propia, con tres vigilantes durante todo el año y cuatro en Navidades y en verano, que es cuando más movimiento hay", explica Julio Cano quien, como tantos otros vecinos que compraron a Florentino hace ya varias décadas, observan la llegada de familias jóvenes con hijos pequeños. Un relevo generacional inevitable.
Un relevo generacional inevitable
"Yo tenía tres hijos y ahora somos solo dos, mi mujer y yo. Y esto pasa en toda la urbanización. Hay gente muy mayor, matrimonios, viudas y viudos, a quienes la casa se les queda muy grande y con unos costes de mantenimiento muy altos, que están vendiendo para irse a un piso en Boadilla o en Majadahonda. Y está siendo la gente joven quien está comprando esas casas para hacerse una nueva. También están quienes compran alguna de las pocas parcelas que quedan sin construir y se construyen su propia casa". Entre ellas, tres o cuatro aún están en manos de los nietos de Florentino.
La más impresionante, sin duda, la parcela de 14.000 metros cuadrados de Courtois donde se está levantando, con creces, la casa más grande de toda la urbanización y de todo Madrid: 6.000 metros cuadrados de casa. No es lo normal, ni mucho menos, ya que lo habitual son parcelas de 2.500 metros cuadrados. O, si se trata de parcelas grandes, lo normal es que se acaben segregando en las que permite la normativa municipal.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe07%2F83f%2Fd59%2Fe0783fd594fca3204aa7688881ef500e.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe07%2F83f%2Fd59%2Fe0783fd594fca3204aa7688881ef500e.jpg)
Los casi 37.000 metros cuadrados que Florentino Martínez García compró cuando llegó a Las Lomas, pegados a Valle Franco, los heredaron sus hijos y después sus nietos. La casa se tiró y esos terrenos se vendieron en el año 2020 a la promotora QHomes. Se dividieron en 16 parcelas de 2.000 metros cuadrados con unifamiliares entre 800 y 1.000 metros cuadrados y precios en torno a los 3,2 millones de euros.
Precisamente, desde la pandemia, Las Lomas vive su particular boom por su cercanía respecto a Madrid y la seguridad de la urbanización, pero, sobre todo, porque los precios no se disparan hasta los niveles de La Moraleja o La Finca. "En segunda mano se pueden encontrar unifamiliares en torno a dos millones, 1,5 millones sin reformar, mientras que por 3 millones en Las Lomas tienes una casa muy buena, seminueva. Eso, en La Moraleja o en La Finca son 7-8 millones", explica Borja Martínez Comenge.
Entre los compradores, destacan familias jóvenes y mucho extranjero. "El 70% de los compradores son extranjeros: mexicanos, argentinos, filipinos. Y la edad, de 30 a 50 años. Hay un cambio generacional evidente".
"Mi abuelo fue un visionario. Se lanzó a una zona que, por aquel entonces, era un pueblo con una sola calle, y creyó en que Las Lomas acabaría siendo lo que es a día de hoy", concluye su nieto.
Florentino Martínez García nació el 23 de mayo de 1906 en Madrid y fue, como suele decirse, un adelantado a su época. Su historia recuerda a la de Amancio Ortega, ya que, no solo hizo fortuna con el negocio textil, sino que apostó por el inmobiliario para reinvertir su dinero y podría, perfectamente, haber formado parte de la exclusiva lista de los más ricos de España a mediados del siglo XX. Suya fue una de las sastrerías más importantes de Madrid y suya fue la idea de convertir Las Lomas, en Boadilla del Monte, en la exclusiva urbanización que es en la actualidad.