"Nos encantan los edificios de protección integral, aunque la gente huye de ellos"
Jaime Ardid Martínez-Bordiú ha protagonizado algunas de las operaciones más relevantes del mercado hotelero y residencial de lujo de los últimos años, con una propuesta que antepone el valor al éxito
Jaime Ardid Martínez-Bordiú (Madrid, 1976) pasó su infancia jugando entre obras en Villafranca del Castillo, a las afueras de Madrid, haciendo torres con ladrillos y tirándose con las poleas. Quizás por ello, tras estudiar en Estados Unidos, empezó a trabajar en una empresa dedicada a la construcción en Miami. A 35 grados al sol, con unos niveles de humedad cercanos al 90% y rodeado de mosquitos, pensó que aquello no era para él, mucho menos cuando sus amigos en España se habían metido de lleno en las puntocom. Volvió a nuestro país y consiguió trabajo en una tecnológica, pero pronto regresó al inmobiliario: primero de la mano del Grupo Zelem, un family office dedicado a edificios de oficinas y, posteriormente, a una UTE de Grupo Pedralbes y Grupo Ibusa, especializada en comprar edificios de renta antigua, donde aprendió a recuperar la esencia de “auténticas joyas” en el centro de Madrid.
Tras un breve paso por la cola del paro, en 2007 aterrizó en Didra, la empresa familiar de su padre y sus tíos, los Ardid Villoslada, enfocada en la compra y rehabilitación de palacios antiguos en diferentes provincias para su conversión en hoteles. Tras el estallido de la crisis, Jaime fue el encargado de implantar un cambio en el modelo de negocio, más enfocado a la gestión, de negociar los contratos de alquiler y de implantar un importante ajuste de gastos. También fue quien propuso abrir la compañía a fondos institucionales y family office para poder afrontar operaciones de mayor envergadura. Con todo lo aprendido, decidió crear junto a sus hermanos ARD-ID Investment & Development, compañía que ha protagonizado algunas de las operaciones más relevantes del mercado hotelero y residencial de lujo de los últimos años, con una propuesta que antepone los valores al éxito y que defiende recuperar la esencia de los edificios.
PREGUNTA: Su pasión por el inmobiliario le viene de familia.
RESPUESTA: Nosotros somos tercera generación de inmobiliarios. Mi abuelo Ardid, republicano, empezó con inversiones inmobiliarias, la más importante, en El Encinar de Los Reyes, donde hizo las 870 casas originales que alquiló a los americanos que vinieron a la base aérea de Torrejón de Ardoz, en Madrid, allá por 1947-1950. Entonces ya tuvo su primer ataque al corazón, porque los americanos no le pagaban la renta, con lo cual, al final, vendió aquellas casas al BBVA y a la familia Olazábal.
P. ¿Qué es Grupo Didra y ARD-ID Investment & Development?
R: Grupo Didra, Ardid al revés, lo ponen en marcha tres hermanos. Mi tío Miguel, que es el mayor; mi padre, el mediano, y mi tío Jose, el más joven, que se fue a Estados Unidos y creó una empresa en la que trabajé cuando me fui a Miami. En 2016, cuando compramos el hotel Bless Collection, mis dos hermanos, Borja y Javier, y yo decidimos montar ARD-ID Investment & Development. De tal manera que, por un lado, está Grupo Didra, con un portfolio de hoteles y edificios de oficinas, donde todavía somos socios en algunos proyectos, y ARD, una plataforma de inversión con carácter totalmente familiar, con nuevas inversiones y proyectos, que tiene como filosofía anteponer los valores al éxito, porque para nosotros, los valores son todo, es el legado que queremos dejar a nuestros hijos.
P. ¿Sacrifican margen por valores? Eso no es nada habitual en este negocio.
R: Un ejemplo, si hacemos un business plan de un edificio y, de repente, durante el proceso sube el precio del hierro, de las ventanas o del hormigón, normalmente se repercute sobre el producto final. Nosotros no. Nosotros llamamos a los inversores y les decimos que nuestro margen será menor, pero no sacrificamos calidad por margen. ARD es una plataforma en la que invertimos entre el 20% y el 50% en cada una de las operaciones y el resto corresponde a distintos family office que se alinean en los mismos valores y principios con nosotros. Montamos nuevas sociedades para cada una de las inversiones que realizamos y en esas sociedades participan los distintos socios, entre ellos, nosotros, pero no son nuestras al 100%. El hacer diferentes sociedades es porque no tiene por qué ser el mismo socio en todos los activos. No son nuestras al 100%.
"Nosotros invertimos entre el 20% y el 50% en cada una de las operaciones y el resto corresponde a distintos family office"
P: Usted aterrizó en el Grupo Didra para reorganizar el grupo tras la crisis y fue quien puso sobre la mesa la necesidad de abrirse a los fondos.
R:. Abrimos la puerta a fondos institucionales o family office que no habían invertido con nosotros hasta la fecha. Abrimos el modelo de negocio, sabíamos cómo hacerlo, pero no teníamos el equity (capital) suficiente para abordar las operaciones que nos llegaban, con lo cual, decidimos abrirnos a otros socios.
P: ¿Hasta entonces operaban siempre con recursos propios?
R: También teníamos socios, pero eran amigos de nuestros padres, club deals, no eran de nuestra generación.
P: ¿De dónde son los fondos y family office que entran ahora con ARD?
R: Mayoritariamente son españoles, aunque hay algunos latinoamericanos.
"En Velázquez 53, el fondo de inversión Incus Capital ha entrado con equity"
P: En Velázquez 53, ¿por ejemplo?
R: En este proyecto, en concreto, tenemos un fondo de inversión, Incus Capital, que entra con equity, pero en General Castaños, 4, por ejemplo, es un family office.
P: Además de residencial de lujo, ARD también tiene inversiones hoteleras.
R: En Sevilla y Lisboa estamos haciendo dos Six Senses, y en Ibiza, un Nomade. Luego estamos con otro proyecto, que para mí es mi bebé, ya que llevamos trabajando siete años en él, que está en Coín, en Málaga, en un entorno natural único, de equipamiento para la práctica del deporte extremo y 500 unidades alojativas en régimen hotelero, 100% sostenibles, 100% ecológico y energéticamente independiente.
P: ¿Por qué es tan especial este proyecto?
R: En 2010, tuve un accidente, por el que estuve a punto de morir, casi me amputan la pierna y me cambió la perspectiva de la vida. Pasé de ser más ambicioso, más capitalista y desarrollador, que aprovecha el céntimo y los espacios al máximo, a intentar hacer proyectos con alma, con sentido, de impacto, que aporten a la sociedad. De hecho, tenemos un fondo de sostenibilidad y dedicamos el 0,5% de los ingresos brutos de ARD directamente a acción sociocultural o de protección a la naturaleza.
"En 2010, tuve un accidente por el que estuve a punto de morir, casi me amputan la pierna y me cambió la perspectiva de la vida"
Por otro lado, mi amigo Maximiliano de Habsburgo me invitó a ser vicepresidente de la Fundación Recal, que ayuda a gente con problemas de adicciones de toda índole, desde mujeres con anorexia o bulimia, gente que se intenta quitar la vida, obesidad, drogas, depresión, y dedico casi el 20% de mi tiempo a voluntariado y labor social. Yo, personalmente, mentorizando a distintas personas y esa parte de mi vida la pearmibilizo a ARD. El proyecto de Coín es la culminación de todo lo que hemos aprendido durante todos estos años y, básicamente, nace como una necesidad, como padres, de dejar a nuestros hijos entornos naturales únicos, donde puedan desarrollarse como personas y desarrollar sus valores. Este es el concepto que estamos aterrizando y que ya es una realidad.
P: ¿En qué consiste exactamente el proyecto de Coín?
R: Es un terreno de 1.200.000 metros cuadrados y sólo 60.000 metros edificables, sobre los que podíamos hacer 900 viviendas y dos campos de golf. El primer paso que dimos fue reducir la edificabilidad y hacer una innovación del plan parcial para poder hacer equipamiento hotelero en vez de residencial, para hacer un proyecto hotelero sostenible y de deporte en la naturaleza. Estuvimos trabajando en el concepto mucho antes de comprar el suelo, ya que el gran reto fue encontrar la parcela perfecta, porque esta tenía que estar en un entorno natural único, cerca de las montañas, para poder hacer escalada, senderismo, canoeing... Teníamos clarísimo que debía ser en Málaga desde que hicimos el Only You allí, no sólo por cómo funciona el Ayuntamiento, sino por lo bien que nos acogió la gente y cómo agradeció que hubiéramos comprado y rehabilitado el edificio de La Equitativa, en el centro de la ciudad, después de 30 años abandonado. Además, Málaga tiene 340 días al año de sol, temperatura media de 23 grados, aeropuerto internacional. En la ciudad de Málaga no podíamos porque los terrenos que nos ofrecieron no cumplían nuestras exigencias, ya que eran todos en entornos urbanos y no estaban en contacto con la naturaleza. Vi más de 17 fincas por la zona y dimos con estos terrenos en Coín que son una maravilla.
P: ¿Y cómo se saca la rentabilidad? En el sector, prácticamente todo el mundo se queja de que no salen los números
R: Nosotros, al revés. Para que te hagas una idea, en el Bless Collection descolonizamos los patios para que volviera la luz y la esencia original del edificio. Intentamos hacer lo contrario a lo que hace el desarrollador normal, que es sacar el máximo de metros posibles para conseguir más rentabilidad. Nosotros no, nosotros intentamos respetar y rescatar la esencia de los edificios. Para nosotros, eso es el lujo. En Ibiza, por ejemplo, hemos reducido metros cuadrados, hemos quitado los edificios que no cumplían con la Ley de Costas, era tremendo, estaban encima del mar. Los hemos tirado enteros y la propiedad ha vuelto a respirar.
P: ¿La calidad al final es más rentable o es que asume que no hace falta ganar tanto?
R: Normalmente, en margen no ganas tanto, pero haces muchas operaciones. No obstante, en precio acabas ganando, en reputación acabas ganando, en fidelidad del cliente... Los que ya nos han comprado, nos están diciendo dónde vamos a hacer la siguiente promoción, porque quieren comprar pisos. Al final, vemos que la gente empieza a agradecer nuestra filosofía y nuestra cultura a la hora de hacer las cosas, a valorarlo.
P. ¿Los compradores están realmente dispuestos a pagar más calidad y valores?
R: Empiezan a valorar las cosas bien hechas. Las personas que están dispuestas a pagar tickets altos y un precio por metro cuadrado alto saben lo que quieren y les gusta lo bueno. Y lo bueno no son solo los materiales, sino que son una serie de elementos arquitectónicos que conforman los espacios y que hacen que ese espacio sea mucho más agradable. La luz, las alturas de los techos, la orientación de la vivienda, el ancho de las ventanas... Todo eso, al final, el cliente lo valora. Yo creo que la gente sí valora los proyectos con alma y los proyectos de impacto y creo que cada vez más, está concienciada en intentar hacer un poquito mejor las cosas, en ser la mejor versión de uno mismo. Y eso es importantísimo.
P: Si no vale cualquier edificio, ¿tampoco vale comprar a cualquier precio?
R: A veces escuchamos que tal o cual edificio se ha comprado carísimo. Velázquez 53 lo hemos comprado bien de precio. Las alturas que tiene, la luz, la orientación, la cubierta plana arriba, el sótano con la posibilidad de hacer garaje... Hay una cantidad de elementos que no sé si la gente lo analiza o no. Hay muchos edificios que hemos tenido encima de la mesa y no hemos comprado porque no podíamos dar lujo.
"Intentamos hacer lo contrario a lo que hace el desarrollador normal, que es sacar el máximo de metros posibles para conseguir más rentabilidad"
P. ¿Qué debe tener un edificio para poder ofrecer un producto de lujo?
R: Una fachada antigua, ancha o en esquina, obviamente bonita, atractiva, incluso un poco afrancesada si puede ser, pero ni plana ni moderna. Obviamente, debe tener luz, orientación, altura de techos... Si puede ser, cubierta plana, para poder hacer piscina y solarium. También buenos sótanos, para hacer buenas áreas comunes, como piscina cubierta o spa. A nosotros, por ejemplo, nos encantan los edificios de protección integral, aunque la gente huye de ellos.
P: Tampoco debe ser fácil encontrar este tipo de producto en el mercado.
R: Totalmente. Muchas de las propiedades que hemos comprado son edificios que llevamos madurando mucho tiempo. Andando por Justicia, hablando con los porteros, yendo a tomar un café al bar con ellos... Ahí empieza la relación. Probablemente, dentro de tres o cuatro años compraremos edificios que estamos trabajando ahora. No obstante, en otros casos, como el de La Equitativa, en Málaga, lo señalicé la semana siguiente a visitarlo. Esa es la agilidad que tenemos como grupo familiar. Tenemos olfato, sabemos qué es lo que nos gusta y lo que vale el edificio, no tengo un comité de inversión que deba estudiar varias operaciones a la vez. No tenemos los recursos como para destinar tanto tiempo y tanto personal. Yo mismo, con mis hermanos, veo el edificio, nos gusta, lo estudiamos y si decidimos que vamos a por él, no vamos a estudiar muchas otras operaciones, tenemos que centrarnos en esa.
P: Esa mentalidad, ¿la comparten los fondos institucionales?
R: Ahora ya no estamos con fondos. Hemos intentado entrar con ellos en operaciones más grandes y esta agilidad la hemos perdido, por lo que hemos vuelto a nuestro origen de hacerlo nosotros, pero con family office, socios que confían plenamente en nosotros. De hecho, hemos llegado a señalizar sin tener a los socios todavía, porque sabemos que nos respaldan y que van a entrar.
"Hemos intentado entrar con fondos en operaciones grandes y hemos perdido agilidad"
P: ¿Los fondos institucionales no están sabiendo ver este negocio o, simplemente, no es su negocio?
R: Yo creo que sí, lo que pasa es que cuando el mercado está tan apretado y hay tanta competencia, tienes que ser muy ágil, cerrar las operaciones muy rápido, tener visión, entender que a esa propiedad vas a conseguir sacarle rentabilidad y que vas a tener los socios y el equity que te acompañen. Es algo de riesgo, por lo que tienes que creer en tu capacidad de mitigar ese riesgo, de ahí la importancia de tener agilidad. Yo creo que los fondos lo están haciendo bien, de otra manera y con otro tipo de producto o de edificios.
P: No con el auténtico lujo y la auténtica exclusividad.
R: Nosotros sí creemos que el lujo hay que saber hacerlo, hay que saber vivirlo y hay que haberlo vivido. Hay que ponerle mucha pasión, mucha alma y mucha atención al detalle. Mucha gente se cree que el lujo es coger cualquier edificio y ponerle más o menos altas calidades. No. Para nosotros el lujo también es un conjunto de aspectos arquitectónicos que conforman o que hacen que tú te sientas atraído por ese espacio de una manera diferente. No hay que minimizar ese aspecto arquitectónico de los edificios para que sea lujo de verdad.
"Mucha gente se cree que lujo es coger cualquier edificio y poner altas calidades. El lujo hay que saber hacerlo, saber vivirlo y haberlo vivido"
P: Ha mamado la pasión por la arquitectura en casa. ¿Cómo se mete esta variable en un excel?
R: Mi madre era arquitecta y mi tío Jose, también. En mi vida he aprendido muchísimo de mis tíos, en el área profesional, y también de Antonio López, que era el dueño de Fincas Pedralbes, con quien he visitado, comprado y reformado muchísimos edificios. Edificios con reformas con las que creías que ibas a sacar su esencia y no has conseguido sacarla.
P. A nivel residencial, sus proyectos más destacados son Hermanos Bécquer, 8; Velázquez, 53 y General Castaños, 4.
R: En Hermanos Bécquer solo somos gestores. Mi madre es socia, porque es propietaria del edificio junto a sus hermanos. Nosotros les ofrecimos hacer la promoción, la obra y vender los pisos, gestionándolo como gestionamos cualquier otro proyecto. En residencial, además, tenemos Velázquez 53 y General Castaños 4 y, si Dios quiere, dentro de no mucho tendremos otro en Madrid. A nivel hotelero, estamos desarrollando en Lisboa y en Sevilla dos Six Senses, en Ibiza un Nomade y luego está el proyecto de Coín. Además, estamos en due diingences por dos proyectos más, uno en Lisboa y otro en Ibiza.
p: ¿Tienen vocación patrimonialista?
R: En residencial no, lo hacemos para vender. Pero, hotelero, antes lo hacíamos para vender, como el Bless, y ahora queremos crear nuestra propia plataforma hotelera.
P: ¿De ultralujo?
R: Todavía no estamos seguros de la rentabilidad de los ultralujo. Ahora mismo estamos viviendo un momento muy especial y de muy difícil análisis en el hotelero gran lujo. Son hoteles con márgenes muy pequeños, porque tienen mucho gasto de personal para los servicios que deben ofrecer, con lo cual, el cash flow no es lo mejor. Sin embargo, están muy valorados inmobiliariamente. El Six Senses de Roma se vendió en 2,7 millones por habitación. El Six Senses de Ibiza se ha vendido en 1,6. Yo, en el business plan tenía que, si alguna vez salíamos del Nomade, salíamos a 800.000 euros. Imagínate con que lo suba a millón, ya sería increíble. Sin embargo, bottom line, esos hoteles no generan tanto dinero como para sostener esos precios. Al final, te vas a rentabilidades del 3%, del 2%. Por capitalización, saldrían precios mucho más bajos, pero por valor inmobiliario, está habiendo unos valores tremendos.
P: Si la operativa del hotel no da para esas valoraciones, ¿qué está comprando el que paga esos importes?
R: Normalmente son fondos buscando rentabilidades más pequeñas o family office ultra high net worth individuals (los mayores patrimonios del planeta) que prefieren tener un inmobiliario sin deuda que les está dando un 3% que dinero en el banco, o diversificación de portfolios. Hay tanto dinero ahora mismo en el mundo, que no saben lo que hacer con él.
P: Cuando eso ocurre, alguno termina metiendo la pata
R: Claro. Nosotros, por ejemplo, el Bless lo vendimos a 1.050.000 la habitación, siendo el 30% de las habitaciones interiores y por debajo de 27 metros cuadrados las habitaciones interiores. Fue una barbaridad.
"Los ultra lujo son hoteles con márgenes muy pequeños, pero que están muy valorados inmobiliariamente"
P: ¿Cómo van las ventas de Velázquez 53 y a qué precio están vendiendo?
R: Si se hace el cálculo por vivienda, quitando las zonas comunes, como hacen los americanos, los latinoamericanos, los ingleses, los franceses y el resto de Europa, estamos en los treintamiles metro cuadrado. Con zonas comunes, 24.000-23.000 euros metro cuadrado.
P: ¿Estamos tocando techo? Estos números empiezan a ser ya comparables a grandes capitales como París
R: Depende cómo calcules. Si calculas por la media de todo París, sí hemos llegado. Pero si coges los barrios más caros, se están vendiendo a sesentamiles, cincuentamiles, ochentamiles. Nueva York, igual; Londres, igual
P: Siendo realistas, ¿eso sería posible en Madrid?
R: Yo creo que sí. En el barrio Salamanca, el ratio de la superficie que tiene y el potencial cliente capaz de comprar aquí es como el ratio de París o Londres multiplicado por ocho o por nueve; porque hay mucho comprador para mucho menos espacio. Eso es para mí la clave de que esto va a seguir subiendo en residencial. Pero el residencial que estamos haciendo nosotros, porque también tengo la teoría de que el piso arreglado en comunidad antigua se va a estancar o va a caer. Estamos recibiendo compradores que habían comprado un piso en Serrano, en el edificio no sé qué, pero que no está ni el portal arreglado, ni el ascensor, ni la red de saneamiento, ni tiene piscina, y está hasta las narices. Dicen: "Le ofrezco a la comunidad arreglar el ascensor con mi dinero, y me dicen que no, es una locura". Ese comprador ya ha afinado el hocico, va buscando cosas muy particulares: fachadas bonitas, techos altos, comunidad de pisos homogéneos, que todo el mundo, más o menos, haya pagado lo mismo por los pisos. Quieren calidad de vida.
"El residencial de lujo que hacemos va a seguir subiendo, pero el piso arreglado en comunidad antigua se va a estancar o caer"
P: ¿Podemos ver alguna obra nueva que se pase de frenada?
R: Si no han elegido bien el edificio, sí. Un edificio con fachada típica de 25 metros del barrio de Salamanca, que tiene dos o cuatro balcones, que das a una vivienda solo dos balcones y que pretenda vender a 24.000, yo, personalmente, no me lo creo. Tardarán en vender, y cuando las grandes promociones estemos vendiendo mucho más alto, acabarán vendiendo, pero los ritmos de venta serán mucho menores.
P: ¿Aquí, en esta promoción de Velázquez, cuántas viviendas tiene vendidas?
R: Tenemos señalizadas casi todas y vendidas seis de trece. Y en Hermanos Bécquer, tenemos vendidas cinco de seis.
P: ¿Alguien de la familia va a quedarse alguna vivienda?
R: No. Son dinerales esos pisos. El tiquet medio es de 15-16 millones por piso. Son súper, súper grandes patrimonios. Cada piso son 650 metros, con zonas comunes, 700 y pico.
P: ¿Qué planes tiene para General Castaños?
R: En general Castaños haremos o dos pisos por planta o un piso por planta. Estamos esperando al Archivo de la Villa a ver originalmente qué había en esos pisos. Si era uno por planta, iremos a uno, probablemente. Nos gusta recuperar lo que había antes, porque para algo el arquitecto concibió el edificio de esa manera. Allí tenemos el tema de que no tiene garaje y nos gustaría hacer. El garaje solo podría ir por la continuidad de Orellana, que está la barrera de la Audiencia Nacional, y estamos haciendo la consulta de si los residentes podrían pasar esa barrera. Ahí no es cubierta plana, por lo tanto, no podíamos hacer piscinas en la cubierta, pero sí hacemos una piscina en el sótano, spa, zona de gimnasio, zona de pilates y yoga.
P: ¿Cuál es el perfil del comprador?
R: Nos ha sorprendido muchísimo. En Velázquez, 51% español, los demás latinos, y en Hermanos Bécquer, el 70% españoles. Nos ha sorprendido muchísimo. Y ninguno de Madrid, son capitales de provincia.
P: ¿Compran para vivir, por inversión, para los hijos, para tener una casa cuando vienen a Madrid?
R: Para ellos mismos. Dicen que cada vez quieren pasar más tiempo en Madrid. Al final, esta ciudad es maravillosa. Tienes la oferta gastronómica, cultural, de ocio o incluso de deporte. ¿En qué ciudad de Europa tienes la Casa de Campo para poder montar en bici, correr, hacer crossfit…? Nunca se menciona, pero la oferta deportiva que tiene Madrid es extraordinaria. Y el clima, obviamente. En Madrid, intuyo que viene el tsunami americano. Ya tengo algún gestor de fondos de Nueva York y de Boston, amigos míos, que están buscando vivienda. Como empiecen a entrar los norteamericanos, que para mí son los que tienen dinero de verdad, sí que va a quedar recorrido al alza de precios. Cuando entran en un mercado, entran muy fuerte y tienen una capacidad adquisitiva brutal. Nosotros lo estamos viviendo ahora en Miami. Después del covid empezó a llegar la gente de Nueva York y ha desplazado a los latinoamericanos. Están comprando a unos precios que son una locura.
"En Madrid, intuyo que viene el tsunami americano y, si eso ocurre, queda mucho recorrido al alza de precios"
P: ¿Le interesan mercados fuera de Madrid capital, como La Moraleja, por ejemplo?
R: No. Nosotros lo que sabemos es rehabilitar edificios antiguos. No obra nueva. No sé hacerlo.
P: ¿Branded Residences?
R: Sí, pero en edificio antiguo grande. Branded hemos estudiado algunas cosas y tal.
P: En hoteles, decía que quiere ver la rentabilidad del gran lujo, pero que tiene planes patrimonialistas. ¿Cómo se casan estas dos afirmaciones y qué planes tiene?
R: Nosotros lo hacemos para desarrollo patrimonial porque tiene una salida muy fácil, porque hay compradores que están dispuestos a pagar una barbaridad. Eso da una seguridad en cuanto a la rentabilidad de la inversión. Pero nuestra vocación no es comprar un hotel gran lujo al precio al que nosotros vendemos. Mi modelo es value add (valor añadido), para mí es rentable porque compro barato, estoy cuatro años desarrollándolo, y para el siguiente que compra, la rentabilidad ya es menor. Nosotros, antes no teníamos gran lujo, porque casi todo el portfolio del grupo familiar son cuatro y tres estrellas, que sí son generadores de rentabilidades más altas.
"Nosotros hacemos desarrollo patrimonial porque tiene una salida muy fácil, hay compradores dispuestos a pagar una barbaridad"
P: ¿Los proyectos que tienen ahora mismo, con Six Sense o Nomade, podrían terminar incorporándolos al grupo familiar?
R: Al grupo familiar no, pero sí mantenerlos en la plataforma de ARD. Entre los dos, sumamos ya una cartera de 24 hoteles.
P: ¿Qué otros proyectos hoteleros está analizando?
R: Seguimos con el residencial de alto lujo y hotelero. Six Senses nos gusta mucho porque cumple ESG y porque es una cadena que tiene los precios por habitación y las ocupaciones como Four Seasons, pero el valor de obra es mucho menor. Por decirte algo, no mete grifos de oro, ni mármoles. Al final son materiales naturales, mucho más moderados, mucho más cálidos, y ahí la rentabilidad creemos que es mayor en ese tipo de lujo.
P: A Six Senses le ha costado mucho entrar en España, llevaba mucho tiempo mirando el mercado
R: Porque no encontraba el activo ideal. Ellos sí valoran, por ejemplo, el tema de que sea especial el lugar. Les han ofrecido medio Madrid, pero no veían a su cliente dentro de esos edificios. Cuidan mucho la parte arquitectónica. Yo creo que los cinco estrellas, desarrollándolos de cero, sí son rentables; comprándolos a los precios que compras hoy, son rentables, pero a una rentabilidad mucho menor, hay que ser patrimonialista a muy largo plazo. Entonces, para mí, desde el punto de vista de desarrollo es muy interesante, porque me sale una rentabilidad muy interesante, porque hago todo el proceso, toda la cadena de valor. Luego, encima, si decidimos vender, le sacas una rentabilidad estratosférica a la inversión, porque vendes con unos precios que son una locura. En Lisboa, sacaríamos cuatro veces nuestro dinero si vendiéramos a la última oferta que nos han puesto en firme, vinculante, para comprar. Cuatro veces. Es una locura.
"Los cinco estrellas son rentables si desarrollas de cero; comprando a los precios de hoy, debes ser patrimonialista a muy largo plazo"
P: ¿Qué ambición tiene para el portfolio hotelero que quiere crear, cuántos activos aspira a tener?
R: No tenemos límite, pero sí estamos apostando fuerte. Nos gustan productos como el Six Senses de Lisboa, Sevilla, el Nomade de Ibiza.
P: ¿Sólo en la Península Ibérica o está abierto a más mercados?
R: Europa también. Me gusta Milán. Me gusta París. Me gusta Grecia. Vamos en ese camino. Tanto urbano como vacacional.
P: ¿Irá acompañado de sus socios tradicionales o podría unirse con inversores locales?
R: Nuestros socios nos acompañan y a veces también gente local. Por ejemplo, en un nuevo proyecto de branded que estamos viendo en Portugal, una familia portuguesa quiere entrar con nosotros.
P: Además de Six Senses o Nomade, ¿qué otras cadenas encajarían en esa plataforma?
R: Nosotros lo hacemos al revés que todo el mundo: si los activos nos gustan, compramos y luego pensamos qué cadena. Y siempre encontramos una ad hoc. El de Ibiza no teníamos ni idea de con quién íbamos a entrar y, cuando lo vimos, dijimos: ya encontraremos al mejor postor. Es una propiedad maravillosa, con una cala azul turquesa tipo Formentera, solo acceso por el hotel. Es una joya. Cuando compras propiedades únicas y especiales, tienes cola de cadenas hoteleras detrás. Luego te ayuda para la negociación del contrato. Son mucho más laxos. No compramos cualquier cosa por ampliar el portfolio. ¿Qué pasa a estos fondos de inversión? Que tienen un capital y tienen que invertirlo en un periodo de tiempo determinado. Entonces, a veces compran, compran, compran porque tienen que cumplir con eso. Nosotros no, nosotros vamos orgánicamente creciendo y comprando cosas muy selectas y diferenciadas.
P: Ardid es un grupo familiar de varias generaciones, pero muchas veces se intenta identificar con su rama materna, Martínez-Bordiú. ¿Cómo lo lleva, ha penalizado al grupo?
R: Nos perjudica en muchos ayuntamientos, ya solo por tema ideológico, nos cuesta a veces. No nos vetan, pero si se curan mucho, entonces los plazos se alargan un poquito más. ARD es una plataforma de inversión como otra cualquiera, y no es solo la familia Ardid, compramos con otra gente. Al final, llevo pisando ladrillo toda mi vida y llevo trabajando toda mi vida. ¿Qué no me gusta a mí personalmente? La connotación de esas noticias, entre comillas, de lo que robaría Franco y los bisnietos haciendo sus caprichadas.
P: Su otro abuelo era republicano, el grupo Ardid son muchas ramas, usted es Ardid-Martínez Bordíu, pero hay Ardid lo que sea.
R: Mi bisabuelo era republicano, condenado a muerte por Franco, porque fue ingeniero que defendió Madrid, hizo las defensas de Madrid. Pero eso es el 90% de las familias españolas, que tenemos de un lado y de otro. Pero esta, en concreto, la de negocios y la de inmobiliario, viene de este lado, viene del lado republicano. Mi abuelo Miguel era de Melilla y empezó trayendo pescado en sal a los pueblos del interior. Poco a poco fue haciendo otro camioncito, otro camioncito y tal. Al final acabó comprando una empresa de refrigeradores, de las primeras neveras que llegaron a España. Y con la venta de esa empresa compró terrenos. Y así empezó el inmobiliario él, pero trabajando toda la vida, cuatro infartos, se arruinó varias veces... Empezó de cero. Y ese es el espíritu que llevamos todos. Yo he aprendido de mi abuelo que los duros se hacen con pesetas siempre.
Jaime Ardid Martínez-Bordiú (Madrid, 1976) pasó su infancia jugando entre obras en Villafranca del Castillo, a las afueras de Madrid, haciendo torres con ladrillos y tirándose con las poleas. Quizás por ello, tras estudiar en Estados Unidos, empezó a trabajar en una empresa dedicada a la construcción en Miami. A 35 grados al sol, con unos niveles de humedad cercanos al 90% y rodeado de mosquitos, pensó que aquello no era para él, mucho menos cuando sus amigos en España se habían metido de lleno en las puntocom. Volvió a nuestro país y consiguió trabajo en una tecnológica, pero pronto regresó al inmobiliario: primero de la mano del Grupo Zelem, un family office dedicado a edificios de oficinas y, posteriormente, a una UTE de Grupo Pedralbes y Grupo Ibusa, especializada en comprar edificios de renta antigua, donde aprendió a recuperar la esencia de “auténticas joyas” en el centro de Madrid.
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