Cómo encontrar piso cobrando el salario mínimo: "Vivo en un palomar"
"Tenía que pagar un dinero para reservar un cupo que me permitiera visitar el piso", relata una joven a El Confidencial sobre su experiencia de buscar alquiler en Sevilla
Buscar alquiler en las grandes ciudades españolas es cada vez más complicado. Una oportunidad de trabajo o de estudio suele atascarse en la tarea de encontrar un techo para vivir. Muchos no lo consiguen o realizan grandes sacrificios para lograr instalarse. Las causas de esta situación van desde el incremento de la población, hasta la desconfianza de muchos propietarios que prefieren tener sus casas vacías antes que alquilarlas. La subida de precios también está condicionada por la mediación de las inmobiliarias. En medio de esta vorágine quedan los inquilinos de más bajos ingresos que no pueden permitirse una entrada de miles de euros, o un precio prohibitivo que supera sus ingresos.
“Tuve que pagar 3.200 euros para poder entrar donde ahora vivo con mi familia”, cuenta a El Confidencial Yencen Valdés, quien se ha establecido hace pocos meses con su esposa e hija en el centro de Madrid. “Pagué dos meses de fianza, uno de agencia y el mes en curso, pero tuve que pedirle dinero a mi hermano. Yo ganaba en ese momento solo 1.200 euros”.
Valdés trabaja en la cocina de una franquicia de comida italiana en el centro de la capital. Como su hija de ocho años estudia en un colegio en el barrio de La Latina, estuvo buscando piso durante ocho meses en el centro. “Para empezar, le pagué 190 euros a una persona que supuestamente se dedica a enviarte ofertas de pisos durante un periodo máximo de seis meses”, explica el hombre de 40 años. “Era literalmente una estafadora. Tuve que buscar por mi cuenta y terminé pagando los gastos de una inmobiliaria. Encontré un piso boardilla cerca del metro La Latina, es un quinto sin ascensor y tiene una sola habitación. Me cuesta 800 euros al mes, pero con gastos se pasa de 1.000 euros. Subir escaleras hasta una quinta planta sin ascensor es muy difícil, pero no podía hacer otra cosa. Seguir buscando era perder el tiempo, porque no hay prácticamente alquileres disponibles, y los que salen están muy caros”.
En 2020, las familias de este país estaban compuestas por 2,5 miembros como promedio, rango en el que se inscribe la de Valdés. No se trata de una familia grande o con alguna disfuncionalidad. Valdés y su esposa deben gastar en alquiler más del 40% de lo que ingresan, situación que les impide ahorrar algo de dinero o planificar unas vacaciones.
“Las cifras de precios del alquiler y su variación dependen de la fuente que se tome”, explica a El Confidencial Manuel Vivas, responsable de prensa de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). “Un índice oficial puede tomar precios medios de contratos vivos que se han firmado entre 2015 y 2022. Esas cifras son medias de esos contratos y no se corresponden con la renta que un inquilino encuentra en un portal inmobiliario o en una agencia cuando busca piso en noviembre de 2024. Sin embargo, si nos fijamos en precios de oferta, sí se puede apreciar más el aumento. Por ejemplo, los del mayor portal inmobiliario del país, Idealista, son alarmantes”.
En opinión de un agente inmobiliario, “los precios de los alquileres están así en gran medida por culpa de las inmobiliarias”. Este joven pidió ser identificado como Armando por temor a las represalias que le podría acarrear el exponer detalles de su trabajo: “Ese aumento de precios parte de la elevada demanda que hay en las grandes ciudades como Madrid, Sevilla o Barcelona. Allí es donde más ofertas de trabajo hay y por eso la migración se dirige hacia esos sitios. Como a raíz de la Ley de la Vivienda de 2023 ya no se le cobra una comisión al inquilino, las inmobiliarias le sugieren a los propietarios subir el precio del alquiler para obtener con ese aumento el dinero que antes cobraba como comisión. Las inmobiliarias, entonces, le ponen precios desorbitados a los pisos, porque saben que debido a la alta demanda que existe, la gente los va a alquilar sí o sí”.
Vivas reconoce que las políticas gubernamentales no han cumplido su objetivo: “Por cada piso que se oferta hay diez o 20 candidatos a inquilino. Algunas de las medidas que se han tomado para hacer frente a esta situación están teniendo un efecto contrario y están agravando el problema cada día que pasa. Provocan una disminución de la oferta que agudiza ese desequilibrio y sigue empujando los precios al alza”.
"Hay que hacer un poco de magia para que todo quepa en 40 metros cuadrados"
Debido a todos los obstáculos que se presentan en el camino de un inquilino, muchos terminan en viviendas que no cumplen sus expectativas o necesidades. Valdés no se arrepiente de haberse mudado a una boardilla, pero lamenta que por falta de espacio su hija carezca de una habitación propia: “Mi piso es como un palomar. De hecho, por las ventanas que están en el techo, veo todo el tiempo las palomas que se amontonan sobre el tejado. Es muy chiquito. Fácilmente puedes darte en la cabeza por la inclinación del techo, le pasa incluso a mi hija que es la más pequeña. Hay que hacer un poco de magia para que todo quepa en 40 metros cuadrados”.
Un caso relativamente similar al de Valdés resonó mucho en redes sociales hace cuatro meses. Se trataba de un pequeño estudio con techo de boardilla que se vendía en el barrio de Chamberí por un precio de 199.000 euros.
Armando detalla el mecanismo ideado para que los inquilinos sigan pagando de cierta forma las comisiones: “Como las inmobiliarias necesitan cobrar una ganancia por el alquiler del piso, y el aumento de precio que imponen no alcanza ese monto de forma inmediata, le piden al inquilino lo que denominan un ‘mes de garantía adicional’, además de la fianza. La inmobiliaria se queda con ese pago que supuestamente quedaría bajo resguardo del propietario, pero este lo recupera al cabo de los meses con el aumento en el precio que estableció la inmobiliaria. Este modelo utiliza a los propietarios como intermediarios, y ellos también se benefician porque las inmobiliarias les ayudan a obtener un precio más alto por los pisos que alquilan”.
"Tenía que pagar un dinero para reservar un cupo que me permitiera visitar el piso"
Meilin Puertas, una joven de 27 años que logró independizarse con su novio en Sevilla hace un par de meses, dice a El Confidencial que intentaron estafarla: “Lo primero que hice fue buscar en todas las páginas y a los pocos días empezaron a mandarme correos de sitios que no había utilizado para buscar. Los correos tenían fotos de pisos muy buenos y a precios geniales, pero tenía que pagar un dinero para reservar un cupo que me permitiera visitar el piso. En los primeros pisos que logramos ver no nos aceptaban porque no cumplíamos todos los requisitos; nunca daban explicaciones”.
“Al final cogimos un piso en el barrio de Triana por 615 euros al mes”, continúa Puertas, quien además del mes de fianza debió pagar otro para la agencia intermediaria. “Nuestro proceso no terminó siendo tan catastrófico, pero el contrato que me hicieron fue de solo un año y no puedo tener ni mascotas en el piso”.
Las causas del aumento desmedido en los precios de los alquileres pueden ser muy variadas, afirma Vivas: “Esto viene propiciado por el incremento de la población, el incremento acumulado del número de ocupados que refleja la EPA, la demanda de estudiantes nacionales y extranjeros, la atomización de los hogares, la movilidad internacional ligada en parte al teletrabajo (nómadas digitales), el incremento de turistas internacionales, etc”.
Según Vivas, de este escenario se derivan las innumerables irregularidades que existen hoy en el mercado de alquileres: “Las personas tienen muchas dificultades para encontrar piso. Hay poca oferta para tanta demanda. Al subir los precios, el número de pisos con rentas asequibles es inferior, y existe mucha competencia entre inquilinos para encontrar piso. Es una carrera. Hay arrendadores que aumentan los requisitos pedidos a los candidatos, hacen una selección fuerte y se fijan en aquellos que tienen más capacidad de pago, que ofrecen más garantías o que pagan primero. Esto también da pie a algunos abusos, como pedir unas fianzas y garantías superiores a las legales, o pretender cobrar por hacer visitas al inmueble, o exigir pagos antes de visitar el piso, requerir al inquilino el cobro de comisiones que ahora están prohibidas, ofrecer pisos que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad”.
Todos los propietarios o agentes inmobiliarios con los que Valdés habló le pedían muchos requisitos: “De entrada exigían que mi esposa y yo tuviésemos contratos indefinidos con un año de antigüedad como mínimo. Como ella solo llevaba ocho meses en su trabajo, las inmobiliarias no reconocían sus ingresos. El dinero que ella ganaba no existía para esos agentes. En sustitución, yo debía tener una nómina que me reportara 2.400 euros netos para alquilar un piso de 800 euros, por ejemplo, algo que es muy difícil de ganar cuando trabajas en la hostelería. Es muy duro conseguir piso en Madrid”.
"La situación económica de los inquilinos es peor que la de los propietarios"
Desde la OCU se define como “inquilino vulnerable” a aquel que debe destinar más del 30% de sus ingresos al pago de la renta y de los gastos de la vivienda. En la última encuesta de OCU sobre el alquiler, se vio que el 63% de los inquilinos entraban en esa consideración. “Todos los indicadores de condiciones de vida que publica el INE muestran que la situación económica de los inquilinos es peor que la de los propietarios (de media)”, insiste Vivas.
Entre las posibles soluciones para mejorar la disponibilidad de alquileres, la OCU define dos vías principales de acción. La primera sería potenciar un plan ambicioso de construcción de Vivienda de Protección Oficial, y la segunda se basa en aumentar la seguridad jurídica para que los pequeños propietarios se decidan a poner en alquiler sus viviendas. En España, según el INE, hay 3,8 millones de viviendas vacías.
“Las ayudas en dinero solo son un parche y pueden generar más inflación de precios”
Vivas aclara que la imposición de topes al alquiler no es una solución porque incide en la disminución de la oferta de pisos. “Las ayudas en dinero a inquilinos solo son un parche, que tampoco ataja el problema principal y puede generar más inflación de precios”, añade a propósito de las ayudas para inquilinos anunciadas recientemente por el Gobierno de Pedro Sánchez.
De acuerdo con la monitorización realizada por la OCU en el mercado de alquileres, en un futuro próximo “no hay nada que indique que el precio de alquiler vaya a reducirse”, mientras no se corrija el enorme desequilibrio entre oferta y demanda. “Ahora hay que potenciar la oferta de manera ambiciosa, con vivienda social y creando condiciones para que aumente la oferta privada. Pero las medidas que se toman van en dirección contraria”, concluye Vivas.
Buscar alquiler en las grandes ciudades españolas es cada vez más complicado. Una oportunidad de trabajo o de estudio suele atascarse en la tarea de encontrar un techo para vivir. Muchos no lo consiguen o realizan grandes sacrificios para lograr instalarse. Las causas de esta situación van desde el incremento de la población, hasta la desconfianza de muchos propietarios que prefieren tener sus casas vacías antes que alquilarlas. La subida de precios también está condicionada por la mediación de las inmobiliarias. En medio de esta vorágine quedan los inquilinos de más bajos ingresos que no pueden permitirse una entrada de miles de euros, o un precio prohibitivo que supera sus ingresos.
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