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Visitar casoplones en venta sin tener un duro: cómo identificar a los fantasmas del mercado de la vivienda de lujo
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Visitar casoplones en venta sin tener un duro: cómo identificar a los fantasmas del mercado de la vivienda de lujo

Agentes inmobiliarios, promotores y propietarios han sufrido en más de una ocasión a estos impostores. Las anécdotas van desde el que busca impresionar a un 'ligue' de fin de semana a los que buscan estafar varios miles de euros

Foto: Fotograma de la película 'El lobo de Wall Street'.
Fotograma de la película 'El lobo de Wall Street'.
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¿Qué tiene el lujo que tanto fascina? Conducir un Ferrari, comer en los restaurantes más lujosos, comprar en las tiendas más caras, vivir en una impresionante mansión… Desde hace tiempo, la literatura —El gran Gatsby o La hoguera de las vanidades—, el cineEl lobo de Wall Street—, las seriesBillions, Succession, Big Little Lies o, más recientemente, La pareja perfecta— o los realitiesSunset La Milla de Oro, Megalujo en Dubái, Las Kardashians o Georgina—, sudan lujo por los poros de todos los costados y permiten al espectador/lector contemplar desde la barrera unas vidas ¿envidiables? que nunca podrán permitirse.

Y, sin embargo, hay quienes hacen lo que sea por vivir como un millonario. Acuden a las fiestas más glamurosas, se codean con las altas esferas…, hasta que se descubre la farsa. En España, el ejemplo más mediático fue el de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, "El pequeño Nicolás", un joven que pasó de relaciones públicas de una discoteca a codearse con políticos, empresarios, servicios secretos e incluso la Casa Real. Desde bien pequeño, se sintió atraído por esferas que entonces veía inalcanzables.

El pequeño Nicolás tenía guardaespaldas personales y coches carísimos y estaba empadronado en un chalé en el lujoso barrio de El Viso, que funcionaba como centro de operaciones para sus reuniones con empresarios y políticos. Fue, incluso, invitado a la coronación del rey Felipe VI y moderó una charla con el expresidente José María Aznar. Nadie sospechaba que toda su vida era una farsa, hasta que el escándalo saltó por los aires. Su vida ha dado, incluso, para una serie en Netflix: (P)Ícaro.

La serie se estrenó el pasado mes de febrero, coincidiendo con el estreno de Inventing Anna, otra serie basada en la lujosa y falsa vida de Anna Sorokin, una joven rusa que se presentaba ante el mundo como Anna Delvey, una heredera alemana de una millonaria fortuna. Delvey vivía a todo trapo, en hoteles de cinco estrellas, vestía ropa carísima, viajaba en aviones privados, acudía a fiestas exclusivas y consiguió hacerse un hueco entre la alta sociedad de Nueva York. Su vida, al igual que la del pequeño Nicolás, era una farsa muy bien montada.

"Una vez, vino un individuo que, para "enamorar" a sus novias, se hacía pasar por comprador de casas de lujo y desistía el día de la firma"

Tanto Francisco Nicolás como Anna Sorokin eran de carne y hueso, no eran personajes de ficción y, por extraño que pueda parecer, no son los únicos que se ven seducidos por el lujo; han engañado o estafado para vivir, durante un tiempo —quién sabe si apenas unas horas, unos días o unos años—, la sensación de sentirse inmensamente ricos. Lo cual incluye, cómo no, el mercado residencial de lujo.

Del estafador al que busca impresionar

Agentes inmobiliarios, promotores y propietarios han sufrido en más de una ocasión a estos impostores. Las anécdotas van desde el que busca impresionar a un ligue de fin de semana hasta el estafador.

"Tengo muchísimas anécdotas, podría escribir un libro. Desde un individuo que, para "enamorar" a sus novias, se hacía pasar por un comprador de grandes casas de lujo, llevando la situación hasta el extremo de desistir el día antes de la firma, generando enormes trastornos a las partes implicadas. El hombre contactaba con diferentes inmobiliarias y acudía a las visitas con diferentes mujeres hasta que nos dimos cuenta, ya que este mundo es muy pequeño. El hombre conocía perfectamente el proceso de compra, los impuestos derivados de la transacción, etc. y todo por hacerse el potentado delante de sus conquistas… Un crack", rememora para El Confidencial Gonzalo López-van Dam, propietario y CEO de la inmobiliaria de lujo Promora.

"Este tipo de gente está más presente en nuestro mercado de lo que la gente puede imaginar. Hay personas que (me imagino, tienen ciertas carencias emocionales) desean vivir la experiencia de ser un comprador de alto poder adquisitivo y se hacen pasar por este tipo de compradores. Quieren vivir la experiencia de sentirse los amos y señores, vivir el lujo sin tener un duro. Una pena, la verdad, porque es una pérdida de tiempo y juegan con las emociones de la gente".

"Quieren vivir la experiencia de sentirse los amos y señores, vivir el lujo sin tener un duro"

Sergio Suárez, socio director en Suma Inmobiliaria, también ha tenido que lidiar con estos falsos ricos en más de una ocasión. "Tenemos innumerables anécdotas, pero recuerdo especialmente a un fantasma que nos quería comprar una casa de 7 millones en Conde de Orgaz. Sospechábamos de él por diversos motivos. Los propietarios, que eran encantadores, decidieron organizar, con nuestra complicidad, una cena persa en su casa con el interesado y ver así cómo reaccionaba, ya que ellos tampoco se lo creían. Durante la velada, que fue una de las mejores cenas en las que he estado, estuvimos sonsacándole información y nos llegó a confesar que estaba a punto de patentar una vacuna contra el cáncer y que de ahí vendría su fortuna. Durante la cena hizo varias declaraciones que eran cómicas y todavía con los propietarios, con los que tengo una excelente relación, nos reímos cuando la recordamos. Luego no volvió a dar señales de vida y meses después me lo crucé en un centro comercial y se le cambió la cara al verme y dio la vuelta".

Otros falsos compradores van bastante más lejos, provocando un perjuicio económico a los vendedores y llegando incluso a la estafa.

"Lo más heavy que nos ha pasado", recuerda Suárez, "fue un señor que vino con su pareja, estaba interesado en comprar una casa en Arturo Soria de unos 900.000 euros. Firmó las arras y, en lugar de entregar 80.000 euros, logró convencer a los propietarios para depositar únicamente 30.000 euros, una cantidad que, por otro lado, pagó su pareja. El hombre se cameló a los propietarios para hacer obras en la vivienda antes de comprarla. La tiró, prácticamente, abajo. Fuimos al notario y volvió a convencer a la propietaria para hacer la transferencia a través de una entidad y no a través del Banco de España. Vamos, algo fuera de lo normal. Jamás llegó el dinero, y el hombre desapareció. Dejó a los propietarios con la casa patas arriba, en obras, y a la pareja jamás le devolvió las arras. También la había timado".

Elena Jori, directora de Real Estate de Home Select, lleva muchos años vendiendo pisos de lujo en el centro de Madrid y durante toda su trayectoria profesional se ha cruzado con más de un 'fantasma'.

placeholder Fotografía de iStock.
Fotografía de iStock.

"Los clientes que aparecen y desaparecen en el mercado del lujo y que bien podríamos llamar 'fantasmas', son también los más 'fantasmas' en el otro sentido de la palabra. Me explico. Son clientes que llegan presumiendo de lo ricos que son y quieren comprar lo mejor de lo mejor, sin límite de presupuesto. A veces, vienen a través de un apoderado o representante que no quiere dar los datos del comprador final "porque es una persona muy conocida y no quiere que se filtre que está comprando" y suelen decir que "su cliente no tiene problema de presupuesto, puede comprar lo que quiera, pero tiene que ser algo muy singular". Normalmente, es complicado que te faciliten su identificación y no hay rastro de ellos en internet", asegura Jori.

"Después de haberles enseñado las mejores propiedades de Madrid, desaparecen sin dejar rastro. O tienen la osadía de pretender firmar una reserva o contrato de arras, pero el dinero nunca llega porque está en Suiza o en un paraíso fiscal y, según ellos, el Banco de España les tiene bloqueada la entrada. Generalmente, en el momento que hay que hacer un desembolso económico, empiezan las excusas. Pero pueden tenerte engañado 2-3 meses asegurando que el dinero está a punto de llegar", reconoce Jori, quien también tiene mil anécdotas de este tipo.

"Dan para escribir un libro. Este año estuvimos con una cliente que era la hija de un famoso empresario de Lérida y que quería comprar un ático en la calle Velázquez de 4,55 millones. Nos estuvo mareando con excusas durante meses, fuimos tres veces a notaría y nunca llegó a pagar nada. Al final descubrimos que era una farsante con delirios de grandeza, su padre no era el empresario que dijo que era, e informamos a todas las agencias amigas para que no estafara a nadie más. De hecho, cuando lo comentamos, ya tenía agendada una visita con otra agencia para ver un ático de 7 millones".

Los impostores no negocian el precio

Sobre la base de la experiencia de estos expertos, muchos de estos impostores suelen ser hombres, españoles o extranjeros, "casi siempre suelen venir solos la primera vez y después con alguna pareja a la que me imagino que querrán engañar", asegura Suárez.

Después de tantos años en el sector, todos estos profesionales han conseguido desarrollar un sexto sentido que les permite detectar a estos impostores con bastante facilidad. Además, entre las agencias, de vez en cuando se circulan mails o Whatsapp con nombres y/o fotos de "fantasmas reincidentes", ya que suelen ir cambiando de agencias una vez que les han descubierto.

"Después de muchos años de experiencia creo poder decir que nos las sabemos todas. En muchos casos es fácil saber si tu cliente es fiable consultando en Google, otras veces no aparece nada y hacemos búsquedas más a fondo en otro tipo de organismos", explica López-van Dam.

"Un supuesto comprador nos llegó a confesar que estaba a punto de patentar una vacuna contra el cáncer y que de ahí vendría su fortuna"

"Para nosotros", prosigue, "como agencia dedicada al sector lujo, es vital saber con quién tratamos, ya no solo por la fiabilidad del cliente y la pérdida de tiempo, sino por lo que puede comprometer la seguridad de nuestros clientes vendedores. No podemos permitirnos enseñar una gran casa a alguien del que no sabemos nada. Hoy en día es vital pedir, como primer paso, la documentación, algo que debería ser obligatorio y estar regulado por ley. Si se diera un robo en una de estas casas, la policía debería poder tener el registro de todos los potenciales compradores".

"No obstante", advierte el directivo de Promora, "además de "los fantasmas" que solo buscan alardear, están los intentos de estafa, algo que es mucho más delicado. Cuando tenemos la más mínima duda de que algo de esto puede ocurrir, y en contadas ocasiones, hemos tenido que recurrir a los servicios de un detective privado. En este sentido, podemos aportar muchísimo. Tenemos muchísima experiencia y hemos evitado grandes problemas a nuestros clientes".

Para Sergio Suárez, aunque en ocasiones es muy complicado detectarlos, "hoy en día con internet lo primero que hacemos, cuando es una casa importante, es buscar su perfil. Si no aparece, pedimos DNI y referencias". Uno de los puntos que le hace levantar sospechas es que no negocien el precio. "Lo que siempre es común en todos ellos es que no negocian el precio y no ponen objeciones al contrato de arras. Una vez que hay que pagar, o desaparecen o cuentan historias de que los fondos los tienen fuera, etc."

"Presumen de dinero, no tienen límite de presupuesto, no quieren identificarse y a la hora de la verdad, no pagan ni la reserva"

Jori, en general, también se ha encontrado con más hombres que mujeres, "de nacionalidades poco frecuentes entre nuestros clientes habituales como rusos, árabes, sirios, iraníes, turcos… Además, muchos pretenden pagar en efectivo y claramente intentan blanquear dinero. Otros aprovechan para aprender del mercado de lujo en Madrid y, si te descuidas, captar alguno de los activos que les has enseñado".

Para Elena Jori hay cuatro motivos que hacen saltar todas las alarmas. "En primer lugar, que presuman mucho del dinero y las propiedades que tienen; en segundo lugar, que no quieran darte ningún documento que les identifique; en tercer lugar, que te digan que no tienen límite de presupuesto —todo el mundo tiene un presupuesto, por muy millonario que seas—, y, en cuarto y último lugar, que en el momento de la verdad no sean capaces de pagar ni una reserva (1 % del precio) para bloquear la vivienda que les ha gustado. El dinero nunca llega. Por eso, en este negocio siempre decimos que da lo mismo la oferta que tengas. Hasta que el dinero de las arras no llega al banco, no hay venta".

¿Qué tiene el lujo que tanto fascina? Conducir un Ferrari, comer en los restaurantes más lujosos, comprar en las tiendas más caras, vivir en una impresionante mansión… Desde hace tiempo, la literatura —El gran Gatsby o La hoguera de las vanidades—, el cineEl lobo de Wall Street—, las seriesBillions, Succession, Big Little Lies o, más recientemente, La pareja perfecta— o los realitiesSunset La Milla de Oro, Megalujo en Dubái, Las Kardashians o Georgina—, sudan lujo por los poros de todos los costados y permiten al espectador/lector contemplar desde la barrera unas vidas ¿envidiables? que nunca podrán permitirse.

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