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Es negocio, no 'greenwashing': las razones de Colonial para liderar el ránking de sostenibilidad
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Es negocio, no 'greenwashing': las razones de Colonial para liderar el ránking de sostenibilidad

Por segundo año consecutivo, la socimi de oficinas obtiene el mejor rating del IBEX 35 en el rating Sustainalytics/ Morningstar y entra en el top 3 de todo el sector en Europa

Foto: Oficinas de Inmobiliaria Colonial.
Oficinas de Inmobiliaria Colonial.
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En 2015, cuando el acrónimo ESG (Environmental, Social and Governance) sonaba casi a campaña marketing, la inmobiliaria Colonial tomó la decisión estratégica de apostar por estas tres letras. Dar aquel paso suponía invertir cientos de millones de euros en actualizar sus edificios y condicionaba las nuevas adquisiciones, porque a partir de ese momento todos sus inmuebles debían aspirar a cumplir los nuevos estándares.

Una década después, la socimi es la compañía del Ibex 35 con mejor rating de sostenibilidad. Por segundo año consecutivo, Colonial ha obtenido la mejor nota de Sustainalytics/ Morningstar, indicador de referencia para inversores y proxy advisors (asesores de voto de grandes fondos) de la bolsa española. En concreto, ha logrado 5,7 puntos, lo que supone mejorar un 8% la calificación del año anterior, cuando también lideró la clasificación patria.

Desde 2019, Colonial ha mejorado su calificación de Sustainalytics en más de un 60%, pasando de 14,5 a los mencionados 5,7 puntos. Este fuerte avance le ha permitido situarse entre las 21 empresas con mejor calificación de todo el mundo, un universo formado por las 15.104 compañías que analiza este indicador. Dentro del sector inmobiliario europeo, es el tercer mejor grupo, solo por detrás de Unibail (centros comerciales) y Vonovia (viviendas en alquiler).

"Para nosotros, esto es una parte estratégica de nuestro negocio, porque entendemos que es una ventaja competitiva", señala Carlos Krohmer, director de Desarrollo Corporativo de Colonial, bajo cuya responsabilidad se enmarca el área de ESG. Frente a las acusaciones de green-washing que rodean a estos estándares, Colonial está convencida de que la sostenibilidad es una vía de creación de valor, tanto en términos de coste (en algunos países europeos las compañías pagan ya por lo que contaminan), como en términos de negocio, ya que cada vez más clientes demandan estar en edificios sostenibles.

Foto: Logo de BlackRock en Nueva York. (Reuters/Carlo Allegri)

"Un estudio de CBRE estimó entre un 5% y un 15% la ventaja en el precio de alquiler que supone tener un edificio con altos estándares de sostenibilidad", señala Krohmer. La razón última, más allá de la conciencia ecologista que pueda tener una empresa, para inclinarse por oficinas cada vez más verdes es que les ayuda a mejorar su propia huella de carbono.

En esa economía sostenible que lleva años impulsado el mundo occidental, todas las corporaciones deben calcular cuánto contaminan, una suma de factores donde las oficinas juegan un importante papel, ya que los edificios son responsables del 40% de la contaminación de las ciudades.

En paralelo, ha ido desarrollándose una industria inversora verde, que cuenta con una amplia presencia de grandes fondos de pensiones, soberanos y aseguradoras, jugadores que están considerados la crema y nata de la inversión a largo plazo. "En los últimos años, todos los fondos de inversión han ido creando carteras y vehículos con esta temática. No porque sean especialmente altruistas, sino porque lo piden los clientes", explica Krohmer.

placeholder El presidente de Colonial, Juan José Brugera, y el consejero delegado de Colonial, Pere Viñolas.
El presidente de Colonial, Juan José Brugera, y el consejero delegado de Colonial, Pere Viñolas.

La propia Colonial acaba de comprobar la fuerte demanda que hay en el mercado por los bonos verdes. El pasado 22 de enero, colocó 500 millones de euros con una sobresuscripción de más de ocho veces, ya que recibió peticiones por más de 4.000 millones. Este nivel demanda es el mayor obtenido por Colonial, lo que le permitió asegurar un cupón del 3,25%, tipo muy competitivo para un rating BBB+ como el suyo.

"Todo el mercado está girando hacia los bonos verdes, porque es lo que demanda el cliente", señala el director de negocio de Colonial. Como ocurre con el alquiler de oficinas, invertir en bonos verdes ayuda a las empresas que compran esa deuda a mejorar su propia huella, mientras que los emisores están consiguiendo en sus colocaciones mejoras de unos 10 puntos básicos, según un estudio de la asociación europea de inmobiliarias EPRA.

Foto: Teresa Ribera, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, durante la reunión que ha mantenido con el consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Cuando Colonial empezó a apostar por la sostenibilidad, la huella de carbono de sus edificios ascendía a 25 kilogramos de CO2 por metro cuadrado. En este tiempo, ha ido reduciéndola hasta los 4 kilos actuales, cifras mínimas que actúan como imán para atraer inquilinos. "Consigues tener los edificios más llenos, alquilarlos antes y alquilarlos a mayor precio", señala Krohmer, quien cifran en un 10%-15% las mejores que consiguen en sus edificios cuando los actualizan a estos estándares.

Pero, toda esta apuesta sigue teniendo un talón de Aquiles: la bolsa. El mercado de capitales, a diferencia de los bonos, todavía no ha recogido esta apuesta. Para el inversor, especialmente el estadounidense, pesan más las dudas que existen en torno al futuro de las oficinas, lo que ha llevado a la Colonial a dejarse un 50% de su valor en bolsa en los últimos cinco años.

Un castigo al que ahora se suma la llegada de Donald Trump a la presidente de Estados Unidos, lo que ha despertado dudas sobre la vigencia de los criterios ESG como estándar de inversión. Krohmer reconoce carecer de la bola de cristal, pero se muestra convencido de que la ESG ha venido para quedarse. Es negocio, no greenwashing. Y la demanda está ahí, como se vio con su reciente colocación de bonos. Entonces, hacía ya dos meses que Trump había ganado las elecciones.

En 2015, cuando el acrónimo ESG (Environmental, Social and Governance) sonaba casi a campaña marketing, la inmobiliaria Colonial tomó la decisión estratégica de apostar por estas tres letras. Dar aquel paso suponía invertir cientos de millones de euros en actualizar sus edificios y condicionaba las nuevas adquisiciones, porque a partir de ese momento todos sus inmuebles debían aspirar a cumplir los nuevos estándares.

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