Las dominicas de Claudio Coello preparan la venta de su convento en el barrio de Salamanca
Las últimas seis religiosas que vivían en el Convento de Santo Domingo el Real han decidido sacar al mercado el inmueble, tras haberse fusionado con las dominicas de Segovia
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Hace un año, el 17 de febrero de 2024, las últimas seis religiosas que vivían en el Convento de Santo Domingo el Real de Madrid, en la calle de Claudio Coello, suprimieron su Monasterio. La falta de vocaciones y la elevada edad de las monjas, que apenas tenían recursos para pagar la luz, les llevó a tomar la decisión de fusionarse con sus hermanas de Segovia y dejar atrás más de 800 años de historia en la capital.
Para una monja de clausura, cuya vocación es vivir hasta el último de sus días tras los muros donde se retira, tomar esta decisión es un duro trago que, además, le obliga a enfrentarse a la mundana decisión de qué hacer con sus bienes. En este caso, hay dos grandes tesoros: la pila del siglo XII de Santo Domingo de Guzmán, donde se han bautizado todos los príncipes e infantes de España, incluidas Leonor y Sofía, y el edificio que acoge el convento.
El primero, un pedazo de la historia de nuestro país, continúa siendo de propiedad de las monjas, pero se ha llevado a la Basílica de Atocha para ser custodiado por los hermanos dominicos. El segundo, un centenario inmueble ubicado en el corazón del barrio de Salamanca, en el número 112 de la calle Claudio Coello, acaba de sacarse al mercado.
Según ha confirmado este medio con varias fuentes conocedoras, las hermanas están analizando qué hacer con el inmueble. Se trata de una operación incipiente, que se quiere llevar a cabo con suma discreción y mediante un proceso muy restringido, pero que podría estar resuelta en cuestión de meses.
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El edificio posee una superficie de 3.123 metros cuadrados, repartidos en tres alturas y catalogados para uso religioso. A esto se une la protección integral de la envolvente, lo que condiciona cualquier posible proyecto. La otra cara de la moneda es su privilegiada ubicación, justo a espaldas de la Embajada de Estados Unidos y a apenas 150 metros de distancia del Paseo de la Castellana.
Por la propia naturaleza del inmueble, lo previsible es que los interesados en hacerse con el edificio quieran convertirlo en una residencia de estudiantes, de mayores, para uso sanitario o en un centro educativo, ahora que tanto la formación profesional como la universitaria están despertando un gran interés inversor.
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No obstante, según afirman las mismas fuentes, también se está valorando tramitar un cambio de uso dentro de los nuevos planes que ha lanzado el Ayuntamiento de Madrid para promover vivienda asequible. Esta última opción, no obstante, tiene en contra las limitaciones del edificio para adaptarlo a residencial, lo que a priori invita a inclinar la balanza hacia otras opciones.
A la espera de acontecimientos, este proceso trae a la memoria el protagonizado por los dominicos hace una década, cuando abandonaron el monasterio que tenían justo enfrente, en el número 141 de la calle Claudio Coello, tras llegar a un acuerdo con el gigante de las residencias de estudiantes RESA, que explota ahí uno de sus alojamientos bajo régimen de concesión.
Historia
El Convento de Santo Domingo el Real de Madrid fue el único que santo Domingo de Guzmán fundó en España de la rama femenina, en 1218. Inicialmente ubicado en la plaza homónima, en 1869 fue saqueado, destruido y las religiosas, entonces varias decenas, expulsadas.
Tras unos años en los que se refugiaron en el convento de Santa Catalina de Sena, en 1882, atravesaron por primera vez los muros de su nuevo hogar en la calle Claudio Coello, donde combinaron la vida contemplativa con la docencia de niños y niñas.
Más de un siglo después, tras el traslado de cinco hermanas a Segovia, y de una sexta a Alcalá de Henares, el inmueble sigue acogiendo a una fundación y a un pequeño comercio de artesanía, actividades que se reubicarán en otro lugar cuando las dominicas completen la venta del edificio.
Hace un año, el 17 de febrero de 2024, las últimas seis religiosas que vivían en el Convento de Santo Domingo el Real de Madrid, en la calle de Claudio Coello, suprimieron su Monasterio. La falta de vocaciones y la elevada edad de las monjas, que apenas tenían recursos para pagar la luz, les llevó a tomar la decisión de fusionarse con sus hermanas de Segovia y dejar atrás más de 800 años de historia en la capital.