Gran Vía 60 acogerá un nuevo hotel después de años de abandono

El futuro hotel en Gran Vía 60, un edificio que lleva cinco años abandonado, ya tiene el visto bueno del Ayuntamiento de Madrid. La Comisión de Urbanismo ha aprobado definitivamente este miércoles el Plan Especial para este inmueble completamente abandonado y vacío —excepto los locales comerciales—, que propone transformar su uso residencial y de oficinas en un nuevo establecimiento hotelero. Una aprobación que deberá ser ratificada durante el próximo pleno el ayuntamiento.

El edificio pertenece a la sociedad Gran Vía 60, un inmueble de 12 plantas más sótano, con una superficie total construida de 5.191,17 metros cuadrados e incluido dentro del catálogo de edificios protegidos con Nivel 1 de Protección Grado Integral.

Los dueños calculan una inversión de 5,9 millones y una facturación anual de 3,4 millones

El plan propone mantener el uso terciario en la planta baja y parte del sótano con locales comerciales —actualmente arrendados, según la documentación consultada por El Confidencial— e implantar el uso terciario clase hospedaje en las plantas superiores como uso principal. Su estado de abandono durante años ha ido deteriorando el edificio y ha provocado que la estructura haya necesitado "de apuntalamiento y trabajos de consolidación inmediatos".

Como justifica el Plan Especial, el uso terciario clase hospedaje que se propone permite la restauración y recuperación de los elementos arquitectónicos que motivaron la catalogación del edificio como Nivel 1 Grado Integral, al tiempo que se justifica que el uso terciario clase hospedaje "está plenamente integrado en su ambiente urbano y su implantación mejora las condiciones de habitabilidad del entorno, más en este caso cuando el edificio se encuentra deshabitado y sin uso, excepto los locales comerciales, desde hace más de 5 años".

Sobre el proyecto, aún se desconocen muchos detalles, pero, según ha podido saber El Confidencial, los impulsores calculan una inversión de 5,9 millones de euros y una facturación anual en torno a los 3,4 millones, lo que haría viable el proyecto desde el punto de vista económico.

La Gran Vía es una de las principales calles comerciales y turísticas de Madrid. Una de las más emblemáticas y conocidas de la capital que desde hace años vive una época dorada por el proceso de modernización, rehabilitación y transformación de numerosos edificios y negocios históricos, como cines y teatros. En los últimos 20 años, la Gran Vía ha sido protagonista de numerosas transacciones inmobiliarias que han derivado en una transformación que ha convertido este eje en un potente foco para la inversión. Y los hoteles han jugado un papel destacado en esta transformación.

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Según datos de CBRE, en la actualidad, hay 37 establecimientos hoteleros y un total de 3.454 habitaciones, de las cuales un 83% pertenece a hoteles de entre tres y cuatro estrellas, un 10% a apartamentos turísticos, un 3% a hoteles cinco estrellas y un 4% a hostels tradicionales y lifestyle. Por su parte, desde Colliers calculan que la oferta hotelera se verá ampliada hasta las 4.100 unidades tras la apertura de varios hoteles actualmente en desarrollo como la reconversión a hotel de lujo del emblemático Edificio Metrópolis por parte del Grupo Paraguas, la llegada de la francesa Brach o la apertura del futuro Curio Collection by Hilton en esquina con calle de la Montera.

Gran Vía 60 o Gran Vía 76 serán dos de los proyectos llamados a aumentar la oferta hotelera en la calle. El primero de ellos está a solo una votación -la del plano del Ayuntamiento de Madrid-, de conseguirlo. Lo que sucederá en unos días.

Un edificio art déco con historia

Gran Vía 60 es un edificio inspirado en el estilo art déco que fue proyectado y construido en 1930 por el arquitecto Emilio Ortiz de Villajos Müller, como edificio de viviendas y locales comerciales y de oficinas en las plantas sótano, baja y primera, del Banco Hispano de la Edificación y fue necesaria su reconstrucción parcial tras los daños sufridos por la Guerra Civil española. A pesar de su uso residencial, como en tantos otros edificios residenciales de la Gran Vía, se implantaron oficinas en las plantas superiores.

El máximo exponente art déco del edificio es la gran estatua de 7,6 metros que lo corona

De hecho, el máximo exponente art déco del edificio es la impresionante estatua de 7,6 metros que corona y da personalidad propia al edificio. Realizada en bronce, es obra de Victorio Macho y se la conoce como El Romano, El Coloso o El Atlante, que representa a un hombre desnudo con una capa blanca de ribetes ajedrezados que sujeta sobre su cabeza un pequeño templo y que simbolizaría el ahorro.

El edificio lleva años desocupado a pesar de ubicarse en una de las arterias comerciales por excelencia de la capital y en pleno centro de la ciudad. Y ha sido, precisamente su estado de abandono, el que ha provocado el deterioro de las instalaciones. Así, por ejemplo, la planta sótano, destinada históricamente a alojar instalaciones, almacenes y la vivienda del portero se encuentran obsoletas, la vivienda del portero ha sido desocupada y las zonas de almacenamiento se encuentran vacías. "Exclusivamente está ocupada y en uso, una zona vinculada al local BBVA".

La planta baja, a través de la cual se accede al edificio, cuenta con tres locales comerciales en buen estado, ya que las intervenciones realizadas para su alquiler son recientes.

Viviendas si no puede hacerse un hotel

Aunque los propietarios del edificio, la sociedad Gran Vía 60, no descartan recuperar el uso residencial si el plan especial no sale adelante, consideran y justifican que "el estado actual de la edificación en la mayoría de sus plantas no se corresponde con el previsto para un programa de uso residencial, ni en su distribución, ni en los usos de cada estancia, ni en las actividades que se han venido desarrollando en el mismo".

"Si fuera preceptivo implantar el uso residencial en el edificio, desarrollando unidades residenciales adecuadas, sería preciso proyectar y ejecutar obras de rehabilitación con mayor impacto sobre el edificio que las proyectadas mediante este Plan Especial y ello para difícilmente cumplir con la normativa vigente para el uso residencial. En cualquier caso, el desarrollo de estas unidades residenciales tendría mayor impacto sobre la traza del edificio protegido que el uso hospedaje que se pretende implantar".

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En la memoria, elaborada por RCCyP Arquitectura y Planeamiento, se justifica que la implantación del uso terciario clase hospedaje "es la que mejor acredita la adecuación de este uso al contenedor y el mantenimiento de sus valores histórico-artísticos, supone una mejor salvaguarda de los valores del edificio —se salvaguardan los valores del edificio y posibilita restaurar los elementos arquitectónicos que motivaron su catalogación—, no constituye un impacto negativo para el ambiente urbano y no se empeoran las condiciones de habitabilidad del entorno".

Además, aseguran que la implantación del nuevo uso hotelero "en régimen de edificio exclusivo evitará que se diversifiquen de nuevo los usos en el edificio, como se ha venido produciendo desde su construcción, circunstancia que ha dado lugar a la pérdida de los valores histórico-artísticos que dieron lugar a su protección", al tiempo que "el uso original mayoritario y existente de gran parte de los edificios construidos en la Gran Vía es el terciario de hospedaje y el terciario comercial".