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Así es José Arnau, el discreto guardián de los secretos de Amancio Ortega
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VICEPRESIDENTE DE INDITEX Y PONTEGADEA

Así es José Arnau, el discreto guardián de los secretos de Amancio Ortega

Desde hace 32 años, este inspector de Hacienda en excedencia es una figura clave para Inditex y la familia Ortega. Amante de la historia y la ópera, se despide con la misma discreción con la que trabaja

Foto: José Arnau Sierra. (Fundación Amancio Ortega)
José Arnau Sierra. (Fundación Amancio Ortega)
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Cuando Amancio Ortega sacó a bolsa Inditex, en el año 2001, nadie fuera de su círculo personal tenía una foto de él. De hecho, durante mucho tiempo, las redacciones de este país debieron conformarse con la discreta imagen de carnet con la que el multimillonario gallego reveló su rostro en aquella primera documentación que envió al mercado.

Casi un cuarto de siglo después, también ha costado poner rostro al hombre que ha acompañado al fundador de Zara durante toda su historia de éxito. José Arnau Sierra (Cervo, Lugo, 1956) anunció ayer su despedida de la primera fila directiva del hólding gallego. Con la discreción que siempre le ha caracterizado, marca de la casa, aprovechó la presentación de resultados de Inditex para lanzar la noticia y minimizar así protagonismos.

En el penúltimo párrafo de una nota de prensa dedicada a explicar el desempeño del grupo, en apenas cuatro líneas, el vicepresidente de Inditex anunció su marcha a partir de la Junta General del próximo 15 de julio. En paralelo, Pontegadea envió un sobrio comunicado oficializando un relevo que llevaba días mascándose de puertas para fuera, y meses preparándose de puertas para dentro.

Arnau se jubila y cede el testigo a Roberto Cibeira, consejero delegado de Pontegadea, que lleva años siendo su número dos en la oficina familiar más importante de España. Un gigante que este inspector de Hacienda en excedencia recibió el mandato de crear cuando Inditex iba a salir a bolsa, y Ortega necesitaba montar una estructura societaria que ordenara el patrimonio empresarial, pero también, el familiar.

Foto: Roberto Cibeira, CEO de Pontegadea

Licenciado en Derecho por la Universidad de Santiago de Compostela, Ortega le convenció para dejar la administración y unirse al grupo en 1993. Llegó de la mano de Antonio Abril, histórico secretario del consejo de Inditex, con quien coincidió como profesor de Derecho Tributario de la Universidad da Coruña. Por entonces, Zara acababa de cumplir la mayoría de edad, estaba abriendo sus primeras tiendas fuera de España y empezando a gestar marcas como Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka o Stradivarius.

Arnau se incorporó para dirigir el departamento fiscal, al frente del cual estuvo hasta el año 2001, cuando completó la labor para la que le llamó Ortega en Inditex. La empresa estaba organizada, su continuidad garantizada con la salida a bolsa y la profesionalización inyectada en el ADN por exigencia del mercado. Había llegado el momento de dejar el grupo de moda y organizar el patrimonio familiar.

Entonces, empezó para Arnau el divino castigo de tener que invertir todos los años el dividendo de Inditex. Primero fueron 40 millones, después 100, en apenas una década se superaron los 500 millones; después los 1.000, y así hasta los 3.100 millones que Ortega recibirá este año como primer accionista del grupo de moda. El mundo entero se queda pequeño para encontrar oportunidades donde invertir estas cifras año tras año.

placeholder Junta General de Inditex, con la presidenta, Marta Ortega, en el centro. El vicepresidente, José Arnau, en la esquina derecha. (EFE/Cabalar)
Junta General de Inditex, con la presidenta, Marta Ortega, en el centro. El vicepresidente, José Arnau, en la esquina derecha. (EFE/Cabalar)

Puede parecer absurdo equiparar semejante lluvia de dinero con un problema, pero la labor de una oficina familiar, como es Pontegadea, consiste en salvaguardar el patrimonio para futuras generaciones, eso exige comprar bien, no pagar sobreprecios, sea cual sea el momento del ciclo, y hacerlo con visión de largo plazo en un mundo cada vez más cambiante y de dogmas empresariales efímeros.

Con muchos más aciertos que errores, aunque también los ha habido, Arnau ha construido una de las mayores inmobiliarias del mundo, con activos valorados en 22.000 millones de euros, y en los últimos años ha ido diversificando hacia la toma de participaciones en empresas energéticas, como Redeia, REN o Enagás, y de Telxius, donde lleva años siendo un aliado de Telefónica.

Pero, probablemente, su mayor empresa, la que ha criado con más cuidado, y la única a la que continuará ligado tras jubilarse, sea la Fundación Amancio Ortega. Desde su nacimiento, hace 24 años, Arnau ocupa la vicepresidencia de esta entidad llamada a dejar para la historia el legado de uno de los empresarios más importantes de la historia de España.

Foto: Una de las obras de Cándido Hermida. (candidohermida.com)

Desde este sillón, va a seguir asesorando a la familia tras haberse completado el relevo generacional no solo de la saga fundadora, sino también del equipo directivo de Inditex y de Pontegadea. Un relevo que lleva cincelándose desde 2012, cuando Amancio Ortega dejó la presidencia de Inditex al primer ejecutivo, Pablo Isla, y pidió a Arnau volver al consejo para ocupar la vicepresidencia como representante de la familia.

Once años después entró Marta Ortega y el fiel escudero siguió a su lado para acompañarla en los primeros pasos. Pero el próximo septiembre cumplirá 69 años y también a él le ha llegado el momento del relevo. Casado, padre de dos hijos y abuelo de varios nietos, ahora podrá dedicarse a sus grandes pasiones: la historia, la música clásica, la ópera y las diferentes fundaciones a las que lleva años ligado: Fundación Kaertor, Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre y Fundación Xesús Bal y Gay.

Su compromiso con estas entidades es tal, que son la única excepción que hace a su regla de anonimato. Sabe que su figura puede ayudarlas a avanzar en sus diferentes áreas: el descubrimiento temprano de fármacos contra el cáncer, el fomento de la cultura y los medios de comunicación, y el impulso de la música como vehículo de cohesión social y de desarrollo cognitivo-emocional. A ella, y a la de Fundación Amancio Ortega, dedicará a partir de ahora su día a día el siempre discreto guardián de los secretos.

Cuando Amancio Ortega sacó a bolsa Inditex, en el año 2001, nadie fuera de su círculo personal tenía una foto de él. De hecho, durante mucho tiempo, las redacciones de este país debieron conformarse con la discreta imagen de carnet con la que el multimillonario gallego reveló su rostro en aquella primera documentación que envió al mercado.

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