David contra Goliat: cómo unas pymes doblaron al gigante francés de los centros comerciales
El terremoto que sacude los cimientos de Oasiz, el mayor centro comercial de la Comunidad de Madrid, se dirime entre los juzgados de lo mercantil y lo penal
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Cuando Raphaël Martin, responsable para España de Compagnie de Phalsbourg, llegó al madrileño municipio de Torrejón de Ardoz, parecía que a esta localidad del Corredor del Henares le acababa de tocar la lotería. Corría el año 2013 y el empresario galo se presentó como un gigante de los centros comerciales dispuesto a invertir más de 100 millones de euros en levantar el centro comercial Open Sky (hoy Oasiz) y el outlet The Village en esta ciudad a 20 kilómetros de Madrid.
Su dinero era música para los oídos de una zona duramente castigada por el estallido de la burbuja inmobiliaria. Una fiesta que acompañó financiando gran parte de las Mágicas Navidades de Torrejón de Ardoz, todo un alarde de luz y fantasía que le valió la simpatía de los vecinos y consolidó la Cabalgata de esta ciudad como la única capaz de rivalizar con la capital. Pero, como si de una estrella fugaz se tratara, aquel alarde de luz y alegría ha terminado quedándose a oscuras.
Como ha venido adelantando este medio, todo el entramado societario que construyó Martin para levantar y operar Oasiz ha terminado cayendo en concurso de acreedores. Esta quiebra anunciada tiene su origen en un grupo de pequeños proveedores que se negó a protagonizar un Bienvenido Mrs. Marshall en versión francesa y terminar siendo ellos quienes pagaran la fiesta.
Al contrario, ellos apostaron por ser una suerte de David castizo y luchar contra el gigante Goliat, que tras la pandemia empezó a dejar un rosario de cuentas impagadas. Las primeras en movilizarse contra el grupo francés fueron unas pequeñas empresas que trabajaron en la construcción de Oasiz y que consiguieron meter a Phalsbourg en la lista oficial de morosos (RAI Registro de Aceptaciones Impagadas), en la primavera de 2022, con media docena de pagarés devueltos que sumaban 651.028 euros.
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Apenas un año después, en mayo de 2023, la sociedad Talleres CYM 2002 Montaje y Estructuras solicitó la declaración de concurso necesario de la empresa de centros comerciales, a la que reclamaba varios cientos de miles de euros, aunque finalmente desistió. En paralelo, otra pyme, S.E.I Montajes Eléctricos consiguió un embargo preventivo por importe de 3,4 millones de euros. La tierra, definitivamente, se había abierto bajo los pies del gigante.
El grupo francés Compagnie de Phalsbourg controlaba el centro comercial Oasiz, fundamentalmente, a través de dos filiales españolas: Compañía de Phalsbourg, que tenía el 75% del capital, y Carlotta, dueña del otro 25%. Esta segunda sociedad tenía como principal acreedor al fondo Cale Street, que concedió 105 millones para la construcción del centro.
Cuando el castillo de naipes empezó a caerse, la jugada que se diseñó para intentar dar la vuelta a la situación fue que Carlotta se hiciera con el 75% de los derechos de voto para poder tomar los mandos y dárselos a otro viejo conocido de los centros comerciales en nuestro país: Eurofund Group. La firma liderada por Ian Sandford se puso al frente de Oasiz con un plan de reposicionamiento del activo, dotado con otros 20 millones de euros, y el objetivo de vender el centro en un plazo de dos años para saldar todas sus deudas con el dinero que se consiga. El problema es que los tribunales y el administrador concursal, FTI, han terminado poniendo en duda que eso sea posible.
Los compromisos financieros de Compagnie entre sus dos filiales españolas ascienden hasta 265 millones de euros. Además, la empresa gala refinanció hace un año una emisión de bonos cotizados en la bolsa de Fráncfort por importe de 191,7 millones de euros, cuyo vencimiento se consiguió aplazar hasta la primavera del año 2029 y que pudo sacar adelante gracias a los acuerdos de financiación que había sellado en España.
Reestructuraciones paralelas
Tanto Compañía de Phalsbourg SL como Carlotta SL han afrontado en los últimos meses sus respectivos procesos de reestructuración, aunque el primero ha terminado en concurso de acreedores y el segundo, ya en preconcurso, podría seguir el mismo camino si prospera una impugnación presentada.
Compañía de Phalsbourg SL solicitó el concurso de acreedores voluntario después de que un grupo de pequeños acreedores impugnasen con éxito su plan de reestructuración ante la Audiencia de Madrid. Más allá de los problemas inherentes a un proceso así, la situación se complica por el hecho de que el administrador concursal ha solicitado que el concurso sea declarado culpable y señala a Raphael Martin como responsable.
Estos acreedores, además, tienen previsto reactivar la vía judicial frente a la matriz, pidiendo que responda por la deuda, unos compromisos financieros que ascienden hasta los citados 265 millones entre las dos filiales españolas. En el caso de Carlotta, el tiempo dirá si le espera el mismo destino. La Audiencia de Madrid ha admitido a trámite una impugnación presentada por otro pequeño acreedor, Sebastián Sánchez SL, que amenaza con dinamitar su plan de reestructuración, que aunque era firme ha podido ser recurrido tras la inclusión de unos créditos de última hora en el concurso.
En su impugnación ante la Audiencia de Madrid, el acreedor señala que la clase en la que se incluye su crédito ha pasado de 4,3 a 9,2 millones y que el perímetro total afectado salta de 240 a 249 millones, lo que le lleva a considerar precipitado asegurar que la reestructuración superaría o no la prueba de interés de los acreedores. Es decir, que, según el análisis presentado ante el tribunal, habría sido más beneficioso para los acreedores un escenario concursal. Todo el plan de reestructuración gira en torno a un único movimiento: la futura venta del centro comercial. FTI, en su informe, ya alerta que no ve claro que con esta operación se pueda cubrir la totalidad del pasivo.
Investigación al presidente francés
Suma y sigue, porque los frentes judiciales no terminan aquí. Otro pequeño acreedor se ha querellado contra Philippe Journo, presidente de la matriz francesa; Raphael Martin, representante en España, y Allison Iberia, una de las empresas del grupo francés.
La querella ya ha sido admitida a trámite por el Juzgado de Instrucción número dos de Torrejón de Ardoz (Madrid), tal y como adelantó Economía Digital, que ha citado a declarar a Journo el próximo mes de septiembre por un presunto delito de frustración de la ejecución.
Este acreedor, New Asset Management, fue contratado para el desarrollo de Oasiz en 2015 y denuncia numerosos impagos por parte de Phalsbourg, habiendo obtenido hasta la fecha varias sentencias que así lo acreditan y que acuerdan el embargo de terrenos cercanos al centro comercial. Ahora, la compañía ha abierto la vía penal tras denunciar que Journo ha ordenado inscribir cargas hipotecarias en estos terrenos para frustrar la ejecución de las sentencias, siempre según la versión recogida en la querella.
Cuando Raphaël Martin, responsable para España de Compagnie de Phalsbourg, llegó al madrileño municipio de Torrejón de Ardoz, parecía que a esta localidad del Corredor del Henares le acababa de tocar la lotería. Corría el año 2013 y el empresario galo se presentó como un gigante de los centros comerciales dispuesto a invertir más de 100 millones de euros en levantar el centro comercial Open Sky (hoy Oasiz) y el outlet The Village en esta ciudad a 20 kilómetros de Madrid.