QEV y Goodman recortan un 60% su inversión millonaria para rescatar los terrenos de Nissan

"Ese suelo era solomillo si lo hubieran hecho bien". Con estas palabras resume un especialista del mercado logístico la oportunidad perdida que ha sido la licitación de los terrenos de la antigua fábrica de Nissan en Barcelona. Un concurso lanzado por el Consorcio de la Zona Franca de Barcelona (CZFB), propietario de los terrenos, que a punto ha estado de derrapar y que al final solo ha recibido una oferta.

Se trata de la candidatura presentada por el Hub de Descarbonización, proyecto liderado por QEV Technologies y BTECH, empresas hermanas, que se han asociado con el grupo logístico Goodman para concurrir a esta licitación, como adelantó El Confidencial el pasado septiembre. Al varapalo que supone contar con solo un interesado, se ha unido el drástico ajuste de la inversión prevista.

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Frente a los 800 millones que el consorcio liderado por Joan Orús había prometido, su propuesta en firme ha terminado quedando cercenada a 300 millones de euros. Esta cifra incluye tanto los 107 millones que le tocan del Perte de la automoción como los 100 millones que deberá aportar Goodman como socio logístico del proyecto.

Desde la compañía explican que este fuerte recorte responde al cambio en el reparto de los terrenos, ya que una parte se le ha adjudicado directamente a Silence, filial de Acciona, y otra se ha reservado para Nissan, lo que ha llevado a ajustar el proyecto del hub a las nuevas dimensiones del terreno. No obstante, desde la participada de Enrique Bañuelos, que es propietario del 20% de QEV, aseguran que en el futuro podrían elevar esta inversión.

Cuando se elaboraron los pliegos, poco antes de verano, el CZFB dividió todo el terreno en seis parcelas y a cada una les fue otorgando un uso diferente: dos logísticas (30.014 y 66.173 metros cuadrados, respectivamente), La Masía (12.578 metros cuadrados) y tres industriales (61.078, 38.438 y 309.737 metros cuadrados, respectivamente).

De estas últimas, la Generalitat de Cataluña adjudicó las dos primeras a Silence y a Nissan Motor Ibérica, de manera que el único papel que podía jugar el ganador del concurso en estas parcelas era el de mero gestor de unos contratos cuya letra pequeña, además, se desconocía.

Motivos de fondo que, unidos a los interrogantes que existen en puntos críticos, como quién debe afrontar la descontaminación de los terrenos o los empleos, hicieron ya en verano que la mayoría de interesados optaran por tirar la toalla.

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Prácticamente, el único interesado, además del hub de descarbonización, que ha estudiado el concurso hasta el último momento ha sido la suma de fuerzas de Cilsa (Merlin y Autoridad Portuaria de Barcelona) y Mecalux, pero su estrategia final ha ido por la vía de una oferta no vinculante.

La propuesta de QEV contempla explotar los terrenos industriales con el proyecto de descarbonización por un plazo de 50 años y dejar a Goodman desarrollar su propio proyecto logístico en el resto. No obstante, si el proyecto de un polo de vehículos eléctricos se demostrara imposible, la idea de los socios sería que la australiana pudiera transformarlos en logísticos.

La mesa de contratación se volverá a reunir el próximo viernes, 4 de noviembre, coincidiendo con la apertura del sobre B, y el 17 de noviembre, con la apertura del sobre C, antes de publicar una resolución definitiva. Dicha mesa de contratación está formada por un presidente, un secretario y siete miembros.