El videojuego de terror inspirado en Valladolid que ha ganado más de 30 premios (y aún no ha salido)
Hacia un futuro mejor por Ec Brands
Previsto su lanzamiento entre finales de 2025 y 2026, ‘The Occultist’ es la ‘opera prima’ de los españoles Daloar Studios. Lo que comenzó siendo un juego pequeño desarrollado por apenas 11 personas, se ha convertido en una gran producción de 2,2 millones de euros en el que han participado más de 200 personas
La industria del videojuego en España no para de crecer. Ya son 22 millones de personas -el 45% de los españoles, sin distinción de género ni edad- las que juegan habitualmente. El año pasado se vendieron más de 900.000 consolas, alrededor de cinco millones de juegos y tres millones de accesorios. La facturación total del sector en 2024 alcanzó los 2.408 millones de euros, casi un 3% más que en el año anterior, convirtiéndonos en el tercer mercado europeo, según el último anuario elaborado por AEVI (Asociación Española de Videojuegos).
Sin embargo, en lo que se refiere a empresas españolas desarrolladoras, el escenario cambia. El 56 % de los estudios reconoce tener problemas para cubrir perfiles profesionales más especializados y rara vez se cuela un juego made in Spain entre los 20 más vendidos. Las más de 450 compañías nacionales acusan la fuga de talento, las altas cargas impositivas y la falta de financiación -seis de cada 10 confiesan necesitar fuentes de inversión para acometer futuros proyectos- y reclaman incentivos para una industria que genera más de 9.000 empleos directos y aporta un 0,11% al PIB nacional.
A pesar de las dificultades, según la asociación de desarrolladores españoles, DEV, la mitad de estas firmas lanzó algún videojuego durante el año pasado y un alto porcentaje tiene proyectos en marcha con previsiones de lanzamiento del 2025-2027. Entre estas empresas se encuentra la vallisoletana, Daloar Studios, y su videojuego de terror narrativo, The Occultist, para PC, PlayStation y Xbox; cuya salida está prevista para el último cuatrimestre de 2025 o principios de 2026.
“Estamos pendientes de la fecha del GTA 6. Es un suicidio lanzar The Occultist los dos o tres meses anteriores y posteriores a la salida del GTA, porque todas las miradas van a estar puestas en el que es hasta el momento va a ser el videojuego más caro de la historia”, explica David Lorenzo, director creativo y CEO del único estudio del sector ubicado en Castilla y León, y uno de los cinco más potentes a nivel nacional.
“Banco Santander son los únicos que se han molestado en entender la industria del videojuego”
Fundado en 2021 por un equipo de cuatro personas, nació con el único propósito de desarrollar The Occultist. Lo que comenzó siendo un juego pequeño que pudieran terminar 11 personas en un año y medio, se ha convertido cuatro años después en un gran desarrollo de 2,2 millones de euros invertidos, traducido a 12 idiomas y en las que han participado más de 200 personas. Además, en este periodo el videojuego ha obtenido 33 premios a nivel nacional e internacional. Entre ellos, la GTR de Suecia les eligió en 2022 entre los tres mejores estudios a nivel mundial de un videojuego en desarrollo; en 2023, se alzaron con el galardón al mejor videojuego en desarrollo en la Devcom de Colonia; y hace apenas un mes y medio, en la GDC de San Francisco han obtenido el Best in Play.
Sin embargo, hubo uno de esos galardones que lo cambió todo. “El punto de inflexión se produjo en 2021. Llevábamos apenas tres meses desarrollando el videojuego y la DEV nos eligió para representar a España en una especie de Eurovisión de la industria, en la que quedamos segundos. Ahí nos replanteamos que The Occultist podía ser algo más grande”, recuerda David. “Pero, claro, un proyecto más grande implicaba mayor coste y, por tanto, más financiación”.
Ahí entraron a formar parte dos actores. Por un lado, el grupo alemán Daedalic Entertainment, con el que en 2023 firmaron un acuerdo de inversión para ampliar equipo hasta las 32 personas que son en la actualidad; y Banco Santander. “Son los únicos que se han molestado por entender nuestro sector. Las instituciones financieras y los fondos de inversión, en general en España, tienen mucho desconocimiento de nuestra industria. Ven las cifras, pero no entienden cómo se recupera la inversión. Falta cultura en ese sentido. Sin embargo, desde Santander siempre nos han apoyado. Si no fuera por ellos, seguramente no estaríamos donde estamos”, explica el director creativo vallisoletano.
Castilla y León, un médium y un péndulo
¿Qué hace, entonces, tan especial a este videojuego para haber acaparado la atención de la industria (e inversores) dentro y fuera de nuestras fronteras? En palabras de su creador, lo principal es la originalidad de la historia, lo que en el argot se denomina lore. “Alan, nuestro protagonista, tiene facultades especiales para hablar e interactuar con personas fallecidas que se han quedado en el limbo y no han conseguido ‘pasar al otro lado’. Para ello, utiliza un péndulo. A día de hoy todavía no hay videojuegos en los que tú juegues con este objeto. Quizá ese sea uno de los motivos por el cual hemos ganado tantos premios”, revela David.
Inspirado en la década de los 50 del pasado siglo, el universo de Alan bebe de la esencia vallisoletana. “En esa búsqueda de financiación inicial llegamos a un acuerdo de patrocinio con el Ayuntamiento. Queríamos que Valladolid tuviera relevancia dentro del videojuego”. Así, además de escanear objetos y monumentos de la ciudad, como el conde Ansúrez de la Plaza Mayor, han readaptado algunas leyendas populares oscuras. Todo ello envuelto en una atmósfera sonora, con música a cargo del compositor y director Pepe Herrero y la Orquesta Sinfónica de Bratislava y el actor de doblaje estadounidense Doug Cockle como voz protagonista, que consigue poner los pelos de punta a cualquiera.
Además de The Occulist, Daloar Studios está centrado en dos nuevos proyectos. Uno más pequeño, también de terror, previsto para 2027; y otro más ambicioso, de temática fantástica oscura, para 2029. “Nuestra intención, a partir de ahora, es combinar desarrollos más cortos, de un año, con otros más largos, de tres, para ir consiguiendo flujo de caja y poder retornar la inversión”, concluye David Lorenzo.