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Este envoltorio de comida podría convertirse en una flor la próxima primavera

Hacia un futuro mejor por Ec Brands

La pasión por la naturaleza y la indignación al ver basura mientras paseaban por las montañas han llevado a un ‘chief operations officer’ y a un abogado a crear bioplásticos para envasar salmón ahumado y textiles

Esta historia de emprendimiento se resume así: una chief operations officer y un abogado especialista en licencias aficionados a las carreras de senderos, Françoise de Valera y Glenn Du Pree, se indignaban cada vez que, en plena montaña, encontraban envoltorios de barritas energéticas, bebidas y otros envases vacíos. Así que decidieron inventar algún tipo de embalaje para productos de nutrición deportiva que, si por desgracia acababa en la naturaleza, no se quedara en ella como el plástico, sino que desapareciera rápido.

Como no tenían conocimientos de química ni de embalajes, comenzaron a buscar a través de LinkedIn profesionales que les pudieran ayudar a materializar la idea. Esta fue evolucionando hacia un concepto de packaging más amplio. Dieron, por una parte, con una formulación para fabricar papel film flexible, casi transparente, que se podría utilizar en forma de sobres para envasar productos alimentarios, ya fueran sólidos, como las legumbres o el salmón ahumado; líquidos, como una sopa; o semilíquidos, como la miel. Por otra parte, su formulación iba a servir para producir un material de inyección para fabricar bandejas contenedoras de carne, vasos o tapones de botellas.

Ambas aplicaciones, que ya son realidad, están hechas con bioplásticos, provenientes de plantas, restos de alimentos y minerales renovables que, a diferencia del plástico, al final de su vida se compostan y desaparecen sin dejar rastro. “Los plásticos derivados del petróleo tardan diferentes tiempos en degradarse, de promedio, entre 400 y 600 años. Con nuestra formulación, lo que conseguimos es que el material se composte completamente sin dejar ningún tipo de tóxico en 16 semanas, es decir, en un poco menos de cuatro meses, y en el caso del film, en unos 11 meses. Y esto es muy importante porque sólo el 9% de los plásticos en el mundo se recicla y más del 70% acaba en el vertedero o en la naturaleza”, explica Françoise de Valera, cofundadora y CEO de Pack to Earth.

Los materiales a los que da lugar la fórmula mágica de esta startup se compostan a temperatura ambiente. Esto significa que, aunque no acaben en el contenedor marrón, como deberían, se convertirán en abono orgánico y en un plazo muy corto, ya sea en el campo o en el vertedero. De este compost pueden crecer nuevas plantas que, a su vez, darán lugar a la materia prima para fabricar, de nuevo, más materiales: esa es la definición de economía circular. ¿Qué hay de las emisiones de CO2 que se generan durante el proceso de compostaje? “Se piensa erróneamente que los materiales compostables tienen altas emisiones de dióxido de carbono, pero en realidad son neutros en este gas, porque la planta que crece a partir de ellos está absorbiendo CO2 en la misma medida en que lo desprendió en el proceso de compostaje”, apunta de Valera.

Banco Santander nos ha ayudado muchísimo, porque nos ha dado varios premios que nos han servido para completar algunos pilotos y llegar a los primeros pedidos

El proceso de materializar esta iniciativa no fue fácil ni corto. “Tuvimos la idea en 2015, recibimos la primera subvención en 2017 y hasta 2022 no empezamos a trabajar como empresa constituida como tal. En el camino encontramos a los químicos, los especialistas en packaging y también a varios centros tecnológicos. Y, sobre todo, fuimos muy perseverantes, diría incluso que tozudos”.

Buscar inversión tampoco fue un camino de rosas, pero consiguieron más de tres millones en subvenciones públicas y, también, financiación privada. En concreto, “Banco Santander nos ha ayudado muchísimo con varios premios monetarios de dos competiciones diferentes que nos ha servido para completar algunos pilotos y llegar a los primeros pedidos. También nos ha dado mucha visibilidad tanto en los medios de comunicación como entre su red de contactos. Entienden las dificultades que tiene el emprendimiento y están dispuestos a dar oportunidades cuando las cosas no son fáciles”, expresa la cofundadora. Y es que, al igual que a esta compañía, la entidad apoya en España a cuatro millones de pymes a través de diferentes productos y servicios financieros para respaldar el crecimiento de sus negocios. Además, cuenta con Santander X, su iniciativa global de emprendimiento para apoyar a pymes, startups, scaleups y proyectos emprendedores de 11 países.

Los primeros clientes

Sus clientes son de dos tipos: “Fabricantes de embalaje, quienes licencian nuestras formulaciones y de los que recibimos royalties sobre lo que ellos facturan a su cliente final, y grandes marcas, que, desde otro punto de vista, son muy importantes para nosotros porque funcionan como prescriptoras de nuestras formulaciones. Ellas pueden decir a los fabricantes de packaging que, en vez de utilizar plástico contaminante proveniente del petróleo, quieren que utilicen este otro más sostenible”.

Justamente, después de muchas pruebas piloto en el laboratorio, Pack to Earth acaba de recibir ya los primeros pedidos comerciales para estar en tienda, que los consumidores van a poder tocar con sus propias manos. “No puedo decir aún el nombre de la marca por un acuerdo de confidencialidad, pero estos pedidos son, por un lado, para el sector decoración del hogar, para sus textiles y el reembalaje de productos que el consumidor devuelve a tienda. Y, por otro, para una empresa de pescado española que nos ha comprado la fórmula para hacer una primera muestra en tienda de embalaje de salmón ahumado”.

Entre todos sus clientes ya suman más de un centenar: “Tenemos el problema inverso al de muchas startups y es que contamos con demasiados, entre comillas, clientes que quieren hacer pruebas con nuestros materiales, y solo somos ocho personas a tiempo completo. Uno de los próximos pasos es ir ampliando el equipo para poder atenderlos a todos y, por otro lado, irnos internacionalizando”, cuenta Françoise. Para este 2026, tienen la vista puesta en hacer una ronda serie A de inversión en Estados Unidos. Aunque han empezado a facturar hace poco (el año pasado la cifra de negocio fue de unos 15.000 euros), la previsión para este año es de 90.000 y para el que viene, de entre 800.000 y un millón de euros.

“Con los plásticos derivados del petróleo no solo estamos ingiriendo microplásticos y nanoplásticos, sino que además contienen aditivos, que les dan fuerza y flexibilidad, nocivos para la salud” (recordemos el análisis de WWF que alertaba que consumimos el plástico equivalente a una tarjeta de crédito a la semana). “Yo siempre digo que vamos a ganar la batalla contra los plásticos fósiles, no por la concienciación medioambiental, sino porque todos queremos estar bien de salud”.

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