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Reciclar lonas agrícolas para vendérselas a Asia: la idea gallega que ahorra toneladas de CO2

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Genepol tiene capacidad para reciclar 1.200 toneladas cada mes y recoge materiales en todo el Viejo continente, de Francia a Hungría, pasando por Bélgica, que luego transforma y exporta en forma de granza a clientes de todo el mundo

De una montaña de viejos plásticos de uso agrícola y ganadero que se apilaban sin ton ni son en el Ayuntamiento de Paderne (A Coruña) nació en 2006 una idea empresarial para el reciclaje que ahorra, cada año, toneladas de emisiones contaminantes a la atmósfera. ¿Cómo? Transformando aquellos plásticos inútiles de desecho en una granza plástica que es la materia prima para volver a fabricar bolsas de basura, tuberías e infinidad de productos sobre la base de un material reciclado que evita el alto coste económico y ambiental de producir más plástico virgen del que ya existe.

Una coincidencia casual con un viejo conocido en un municipio del rural gallego fue la palanca de un proyecto empresarial que ha quintuplicado sus números en los últimos diez años, pasando de facturar un millón de euros en 2013 a 54 millones de euros en 2023.

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Polymer Loop nació hace 15 años (aunque bajo el nombre de Genepol), explica su CEO, Javier Díaz Tejeiro. Ingeniero de minas de formación y ambiental de profesión (y vocación), es el ideólogo y el alma mater de una compañía radicada en A Coruña pero con ramificaciones en Touro, cerca de Santiago de Compostela, y en Escucha (Teruel), donde cuentan con una gran fábrica de 16.000 metros cuadrados. Además, se está construyendo la tercera para estrenar este 2024. Con una inversión de 10 millones de euros y el apoyo financiero del Fondo Smart de Banco Santander (con el que cuentan desde el comienzo de su andadura), la nueva planta generará 70 empleos directos.

Emprendedor y autodidacta, la historia de Genepol es la de un aprendizaje sobre la marcha desarrollando herramientas y tecnología propia, todo ideado desde cero por su propios ingenieros y técnicos y cuyos detalles guardan con celo “para no dar pistas a sus competidores”. Desde su pequeña y primera fábrica en Touro hasta hoy han pasado apenas 10 años en los que ha proyectado una idea que hoy da trabajo a 300 personas de forma directa y fleta un millar de camiones al mes por toda Europa.

Como resume Tejeiro, por cada kilo de plástico que se recicla, disminuyen en 1,5 kg las emisiones de dióxido de carbono al planeta, de acuerdo a las mediciones de huella ambiental de la firma. Dicho de otra manera: “Todos los plásticos reciclados que ponemos en el mercado tienen un impacto muy inferior al del plástico en origen: por cada tonelada ahorramos casi otras dos en CO2”, remarca.

Homologada por Ecoembes, la empresa tiene capacidad para reciclar 5.000 toneladas cada mes y recoge materiales en todo el Viejo continente, de Francia a Hungría, pasando por Bélgica, que luego transforma y exporta en forma de granza a clientes de todo el mundo, de Asia a Sudamérica aunque centra sus ventas en Europa.

Talento ‘senior’

En la compañía trabajan ingenieros, operarios de fábrica, administrativos y un departamento de logística políglota, con hijos de la emigración gallega en Suiza, que gestiona los portes de camiones y barcos desde la trastienda de la plaza de María Pita en A Coruña. Cuatro de diez jefes de equipo son mujeres y Tejeiro destaca una apuesta por un perfil de trabajadores veteranos que ya no es frecuente en el mercado laboral. “Apostamos por la experiencia y por gente veterana, mayormente de 40 a 55 años. La experiencia que aportan es fundamental para nuestro desarrollo” , comenta orgulloso desde su oficina en la ciudad vieja de A Coruña.

De los plásticos agrícolas y ganaderos pronto pasaron a asumir también la gestión de los residuos urbanos, los que depositamos en los contenedores amarillos para darles nuevas vidas. El proceso de valorización pasa por seleccionar, lavar y triturar esos residuos, que se funden para extraer una granza de mayor o menor calidad en función de su destino final, de tuberías a botones, pasando por las bolsas de basura que todos apilamos en casa.

“No todo es aprovechable pero trabajamos para valorizar lo máximo y aprovechar incluso los lodos sobrantes (que vienen adheridos al plástico)”, señala el CEO. “Todo lo que podemos producir a partir de esta granza tiene una huella ambiental muy inferior a la del plástico virgen”. Genepol pone el acento en el carácter puntero de España en el reciclaje, muy por delante de otros Estados europeos donde “aún les choca saber todo lo que es posible hacer”. Lo que ellos desechan, “aquí se recicla ahorrando millones de emisiones contaminantes a nuestro planeta”.

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