Ofrecido por
María Zamora

Vacunas vegetales para proteger los cultivos de las sequías

Hacia un futuro mejor

EC Brands

El primer producto con marca propia de Vellsam fue para cultivar patatas en el desierto de Argelia. Hoy, gran parte de sus investigaciones están dirigidas a combatir los efectos del cambio climático

Al sureste de la península, a orillas del mar Mediterráneo, se encuentra una de las regiones españolas con las huertas más fértiles de todo el continente. Es la llamada ‘huerta de Europa’, y María Zamora es una de esas personas que dan nombre al sector en la región. Es CEO de Vellsam Materias Bioactivas, una empresa almeriense fundada en 1999 que investiga, diseña y produce soluciones biotecnológicas (bioestimulantes y nutrientes vegetales) para los cultivos de alimentos en 50 países, desde Chile, Perú o Argelia hasta Jordania, Túnez, Kirguistán, China, India o Dubai. Hoy, cuenta con tres centros de producción y comercialización en la provincia andaluza y con sedes en Colombia y Egipto.

“Desarrollamos soluciones biotecnológicas adaptadas al clima y condiciones de cada país. En concreto, hemos avanzado en nuevas líneas de investigación de vanguardia, como las vacunas vegetales que inducen al cultivo resistencia frente a condiciones climatológicas adversas o al ataque de patógenos, confiriendo a la planta mecanismos de defensa naturales con residuo cero”.

Y es que gran parte de sus investigaciones están dirigidas a combatir los efectos del cambio climático. Ecuador, Colombia, Serbia… María relata que la preocupación proviene de todos los puntos del mapa. “A raíz del cambio climático, la escasez de agua será cada vez mayor y hay que diseñar fertilizantes con gran capacidad de absorción de agua que la fijen en el suelo para que las plantas puedan sobrevivir. Estamos construyendo un centro de investigación concreto para esto en Almería”.

La empresa tiene tres cátedras de investigación con distintas universidades, dos de Medicina y una de Farmacia. A través de ellas, también ha desarrollado fertilizantes con capacidad antioxidante: “Cuando el cáncer te invade se suelen inflamar los órganos. Hemos comprobado que estos antioxidantes tienen capacidad antiinflamatoria y pasan de la planta al propio fruto. Estamos invirtiendo muchos esfuerzos y gran parte de nuestra inversión en I+D en este terreno”.

De Almería al desierto de Argelia

Fue en los años 90 cuando María, de la mano de su marido, arrancó este proyecto. “Almería ya destacaba en este ámbito y se empezaba a hablar de agricultura ecológica”, relata. Aunque su trayectoria, por aquel entonces, estaba muy alejada del mundo agrícola. Tras estudiar Filosofía y Letras, comenzó a trabajar como comercial en la empresa de su padre y no tardó en darse cuenta de su verdadero deseo: “Quería emprender. Me gustaba el contacto con la gente, los retos personales. Tenía que intentarlo, aunque sabía que no iba a ser fácil”.

La idea inicial era construir una fábrica de biofertilizantes. “España ya importaba estos productos y me pregunté por qué no crearlos yo misma”. Así que, lo primero que hizo fue contactar con la Universidad. “Queríamos ir de la mano con ellos. Son los grandes centros de investigación e innovación donde surgen todos los avances científicos, y muchas veces se quedan en el cajón”. Lo segundo, conseguir financiación. “Solo contaba con 3.000 euros. Nos apoyamos en el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación) y en el Banco Pastor (antigua filial de Banco Popular). Aunque al poco tiempo, entró Banco Santander en el proyecto. Hoy, es con quien estamos dando los siguientes pasos”.

El primer producto con marca propia fue para cultivar patatas en el desierto de Argelia. Tras pasar los tres primeros años desarrollando marcas blancas para grandes casas comercializadoras asentadas en Almería, como Bayer, dieron el salto al exterior con su propia enseña en 2002. “Sí, empezamos la casa por el tejado”, bromea la CEO. Según ella, había más oportunidades fuera de España y menos competencia. Aunque la entrada en Argelia no fue sencilla.

“Casi siempre era yo la que viajaba y en muchos países, por aquella época, chocaba mucho ver a una mujer en el mundo empresarial”

“Lo elegimos por cercanía, por proximidad y porque vimos una oportunidad. Parece mentira, pero en algunas zonas del desierto hay agua que hiela por la noche. Tuvimos que fabricar productos específicos para que las plantas no sufrieran”. María recuerda que, cuando acudió a la agencia de viajes, le recordaron que “Argelia no es un país recomendado por el Ministerio de Exteriores”. Pero se aventuró: “Conseguimos un distribuidor y dimos el paso. Las niñas me tocaban el pelo por la calle. Creo que nunca habían visto un pelo rubio sin cubrir”.

Tras Argelia, llegó Chile. Y después Egipto. “Casi siempre era yo la que viajaba y en muchos países, por aquella época, chocaba mucho ver a una mujer en el mundo empresarial. En Egipto, por ejemplo, no me quisieron dar la mano. Ni siquiera me miraron directamente a los ojos. En México, directamente me dijeron que solo trataban con hombres. Era el año 2004 pero todavía quedaba mucho por avanzar. De hecho, el 8 de marzo de 2020 obtuve el primer visado que se le concedió a una mujer española para entrar en Arabia Saudí sola por negocios. Claro que he tenido barreras por ser mujer, pero nunca las he querido ver y he actuado como si no existieran. Eso hubiera significado discriminarme a mí misma”.

A largo plazo, la CEO del grupo vislumbra dar el salto al sector farmacéutico. “Si somos capaces de conseguir fertilizantes con capacidad antioxidante a través de extractos vegetales, por qué no llegar a este otro campo. Espero que me dé tiempo antes de jubilarme, si no, espero que mis hijos recojan el testigo”.

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