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De recibir una indemnización de Fogasa a reparar aviones de 200 aerolíneas

Hacia un futuro mejor

Tomás Muñoz

Brok-air es un grupo empresarial español especializado en mantenimiento y reparación de aeronaves que nació de la experiencia de dos emprendedores que se vieron en la calle cuando quebró la compañía para la que trabajaban

Dice un viejo proverbio que cuando soplan vientos de cambio, algunas personas levantan muros para detenerlo, mientras otras construyen molinos para aprovechar su fuerza. Hay quien incluso se sirve de las corrientes de aire para volar. En las últimas dos décadas ha habido varios vientos de cambio en el mundo y, quizá, uno de los más importantes llegó de la mano de la crisis financiera de 2008, ya que aquella situación obligó a muchos profesionales a reinventarse para sobrevivir o prosperar.

Es el caso de José Manuel Sanz, actual socio gerente de Brok-air, una empresa dedicada al mantenimiento aeronáutico en España y Portugal. Y es que este emprendedor pasó, de la noche a la mañana, de trabajar como técnico para una compañía de vuelos chárter a estar en el paro y recibir una indemnización de Fogasa. “Aquella época fue complicada porque cerraron varias compañías aéreas, entre ellas Futura, donde trabajábamos mi socio Santiago Rosas y yo. Así que decidimos aprovechar nuestra experiencia y montar nuestra propia empresa”, recuerda Sanz.

Pero, como sucede en estos casos, tener know-how y una buena idea no basta, así que sus inicios no fueron sencillos: “Invertimos todo nuestro dinero en lanzar la compañía. Tanto es así que ni siquiera teníamos una furgoneta para desplazarnos y tuvimos que ir caminando a la primera visita que realizamos para atender un avión”, recuerda. Durante los primeros meses “fuimos ampliando capital, hasta que llegó la aprobación de nuestra actividad por parte de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea). Fue entonces cuando compramos herramientas y un medio de transporte, después alquilamos a AENA una nave en el aeropuerto de Tenerife Sur para montar una estación en línea y comenzamos a trabajar”.

Hasta 2016, la firma mantuvo un crecimiento orgánico sostenido. Sin embargo, ese año, dio un salto importante con la adquisición de compañías estratégicas para completar su cartera de servicios. “Hoy somos un grupo formado por seis empresas, tres de ellas configuran nuestro crecimiento inorgánico reciente y nos permiten ofrecer mantenimiento de aeronaves, ingeniería y formación aeronáutica en toda España, Portugal y en otras zonas del mundo donde hemos operado bajo demanda”.

Para Sanz, la clave de este éxito ha sido “reinvertir todo lo ganado”. Así, “hemos podido alcanzar diferentes hitos, como establecer nuestras instalaciones en el aeropuerto de Castellón en un hangar de 2.500 metros cuadrados, desarrollar desde cero un simulador con fuselaje real basado en un Airbus 320 o integrar en el grupo una compañía como Ingeniería Semasa”.

Fabricamos ruedas, frenos, chalecos, rampas, máscaras de oxígeno o extintores, pero, además, realizamos inspecciones y calibramos herramientas

En sus orígenes, los socios fundadores acarrearon con todos los gastos. No obstante, cuando comenzaron a tomar decisiones relacionadas con el crecimiento, recurrieron al apoyo financiero de Banco Santander, que “actualmente financia más de un 90% de nuestra actividad”. En los últimos años, el grupo ha crecido con una media superior al 30% anual. Esta cifra es aún mayor en el caso de algunas de sus filiales: “Durante el primer año tras la adquisición, ingeniería Semasa creció un 30%, aunque el año pasado este dato se situó en el 103% con respecto al ejercicio anterior”, destaca. En paralelo, el grupo ha pasado de estar integrado únicamente por los fundadores a contar con más de 330 empleados.

Aerolíneas de todo el mundo

En lo que se refiere a volumen de trabajo, Brok-air trabaja con 200 aerolíneas de todo el globo que han acudido a la empresa española buscando mantenimiento, reparaciones, fabricación de piezas y formación de técnicos. Sobre este último aspecto, el fundador recalca que existe una importante brecha de talento: “No hay suficientes técnicos de mantenimiento en el mundo y por eso hemos apostado por este vertical. Nuestras escuelas forman a unos 20 cada año, pero el sector aeronáutico no para de crecer y la demanda real asciende a unos 200 anuales”. Para suplir este déficit, “tenemos dos academias certificadas para técnicos de mantenimiento de aeronaves, pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros, ubicadas en Tenerife y Malta. La primera está centrada en la formación básica para obtener las Licencias Parte 66 que otorga AESA, mientras que la segunda se focaliza en formación específica para aviones concretos como el Boeing 737 o el ya mencionado Airbus 320”.

Las otras líneas de trabajo del grupo igualmente gozan de buena salud, según detalla Sanz: “Desde nuestras instalaciones de Castellón ofrecemos mantenimiento en base con una localización muy estratégica y cómoda. En paralelo, continuamos prestando nuestro servicio core por todo el mundo con mantenimiento en línea”. Al margen del crecimiento experimentado por sus servicios FBO (Fixed-base operator, por sus siglas en inglés) orientados a la aviación privada y ejecutiva, otra de las áreas con mayor proyección de la compañía es la ingeniería focalizada en elaboración de piezas y reparación. “Fabricamos ruedas, frenos, chalecos, rampas, máscaras de oxígeno o extintores, pero, además, realizamos inspecciones y calibramos herramientas, entre un sinfín de funciones. Nos encargamos de todo para que la aerolínea se centre exclusivamente en tener aviones y volar”.

Respecto al futuro, Sanz tiene claro que el crecimiento de la aviación “será exponencial en los próximos años”. Sin embargo, “todavía hay asuntos que deben afrontarse con cierta urgencia en esta industria —continúa—, especialmente en materia de sostenibilidad. Me temo que durante los próximos 10 o 15 años los aviones seguirán emitiendo CO2 a la atmósfera”. Eso sí, “nosotros intentamos ir un paso por delante descarbonizando nuestra actividad y proveyéndonos de energía lo más limpia posible. Incorporamos prácticas cada vez más respetuosas con el medioambiente y, a la vez, nuestro departamento de innovación y desarrollo trabaja para incorporar la digitalización y todas las últimas tecnologías, y así hacer nuestro trabajo más eficiente”, asegura. Quizá ese espíritu de superación o “peleón” —como se define Sanz a sí mismo— sea el verdadero secreto para aprovechar los vientos de cambio y volar cada vez más alto, pese a la adversidad.

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