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CEO de Global Coffee Industries

Un cliente noruego cambió el rumbo de esta cafetería sevillana del siglo XIX

Hacia un futuro mejor

Pilar Larrondo

Los orígenes de Global Coffee Industries se remontan a 1897, cuando el bisabuelo del actual CEO abrió las puertas de una pequeña tienda. Hoy, exportan sus productos a 32 países

En 1897, Juan Ferrer fundaba en pleno casco histórico de Sevilla una pequeña tienda llamada Catunambú, cuya misión era “hacer feliz a la gente con una taza de café”. Más de cien años después, su bisnieto Jaime Borras, actual CEO de Global Coffee Industries (actual nombre del grupo), mantiene el espíritu de aquel enamorado del café y las sensaciones que provoca, aunque ahora este se beba casi en los cinco continentes. Quinta generación de una empresa de tradición familiar, Borras no solo ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder la esencia con la que nació la firma, sino que ha tenido la capacidad de ver una gran oportunidad en los detalles más ínfimos.

Con Bolivia como nueva incorporación a los países a los que exporta, la historia de esta compañía pasa por diferentes etapas en las que saber estar en el lugar y en el momento adecuado ha sido determinante. Y es que, de las primeras cafeterías que Jaime regentó en Sevilla en los años 60, donde el sello de distinción lo ponía un terroncillo de azúcar acompañando a cada taza, a llegar a estar presentes en ferias cafeteras de Singapur o Assen (Países Bajos), hay mucho esfuerzo, trabajo y algún que otro golpe de suerte.

El primero de ellos se produjo hace 20 años cuando recibió un correo que cambió por completo el curso de la empresa. Hasta 2003 nunca había exportado sus productos y la experiencia de un noruego en la terraza de su bar en Sevilla marcó el principio de una nueva era. “Hace 20 años recibimos un correo de un señor que se había tomado uno de nuestros cafés y, le gustó tanto la experiencia, que nos pidió que le mandásemos nuestro producto para su cafetería de Oslo. Hicimos varios envíos, hasta que decidí coger un avión, presentarme allí y comenzar esta aventura que nos ha llevado a exportar en 32 países”, comenta.

Del café a la maquinaria

Hasta llegar a comercializar sus productos, la compañía ha experimentado tres grandes hitos que le han ayudado a impulsar sus objetivos. El primero de ellos ocurre en 2014, cuando compran en Sevilla la mayor fábrica de café de España, que pertenecía a la marca Saimaza, con el reto de impulsar un proyecto industrial importante en el sector en la capital andaluza.

A este primer paso le sigue la constitución de Global Coffee como empresa en 2017 y, quizá el más importante de todos: la alianza con la Rocca Exprés, también sevillana. Este último escalón prueba, precisamente, que el viento en contra sirve para coger velocidad si sabes colocar las velas: “La Rocca era una compañía que fabricaba máquinas de café y que se había tenido que enfrentar a diversas crisis. La última, en mitad de la pandemia, pilló a sus fundadores algo mayores y les propuse asociarme con ellos para que la marca no desapareciese”, explica. Eso ocurría en el verano de 2020 y fue la semilla de lo que ahora es uno de sus proyectos más ambiciosos.

Tras la alianza, llegó la compra con la que, definitivamente, se encargaban por completo de la nueva firma para fabricar desde cero las máquinas que hoy exportan a Europa, América, Asia y África y cuyo punto de partida no es otro lugar que Andalucía.

Así, con más de una treintena de trabajadores en su fábrica y más de una veintena en la Rocca Exprés, su próxima meta es introducir su café en los Work Café de Banco Santander, un proyecto que combina banca y restauración que se está llevando a cabo en Hispanoamérica y que pueden desarrollar gracias a la colaboración del Fondo Smart de la entidad.

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