Ofrecido por
Fundador Haricaman

Senegal, Libia, Mauritania… Los españoles que quieren llevar agua potable a África

Hacia un futuro mejor

Isabel Rodríguez

Biomca Química fabrica en Canarias un compuesto, el hipoclorito sódico, que tiene la virtud de hacer salobre el agua. Ahora está a punto de abrir otra en Las Palmas y trabaja para dar el salto a África

Destapar una botella y servirse un vaso de agua apto para el consumo, darse un baño refrescante en la piscina sin riesgo para la piel, dejar el suelo totalmente limpio y desinfectado… Por muy dispares que parezcan, detrás de todas estas tareas cotidianas hay un denominador común: el hipoclorito sódico. Este compuesto químico fabricado, en esencia, a base de algo tan básico como agua y sal es, en realidad, un potente desinfectante. Su potencial sorprende casi tanto como sus aplicaciones, aunque, sin duda, una de las más importantes es su capacidad para hacer salobre el agua.

De esa necesidad básica parte un proyecto que hoy se exporta a varios países africanos y se abre paso en Europa. Y es que, nunca antes la frase “estar en el momento justo en el lugar adecuado” estuvo más cargada de razón. Al menos, podría decirse que ese mantra popular -y mucha investigación y trabajo- está detrás del éxito de Biomca Química, una empresa canaria que dio sus primeros pasos hace ahora casi una década de la mano de Javier Marrero y Miguel Valcárcel.

Ingeniero industrial y químico, respectivamente, los dos socios y amigos pasaron cerca de un lustro investigando cómo montar lo que consideraban una fábrica necesaria, que no existía en Canarias. “El hipoclorito sódico es un producto que se degrada, tienes que sacarlo con mucha velocidad y todo venía importado”, recuerda Marrero que añade: “montar una planta de este tipo era una necesidad que, además, suponía ventajas competitivas como el ahorro del transporte y el hecho de poder constituirse como empresa ZEC (Zona Especial Canaria)”.

Un viaje a Estados Unidos les puso sobre la pista para dar con la clave del éxito: acercar el producto al cliente final, en lugar de acercar la producción a través del transporte. Fue así como Marrero y Valcárcel empezaron a planificar la que sería la primera fábrica de este tipo en Canarias.

“Hoy en día las grandes electroquímicas producen alrededor de cuatro o cinco veces más de lo que podemos producir nosotros, pero es que el mercado canario no tiene esa capacidad de absorción y al ser un producto perecedero no tenía mucho sentido hacer una fábrica muy grande”, explica Marrero. En la actualidad tiene una capacidad de producción de 22.000 toneladas anuales que, sin embargo, no resuelven la necesidad del mercado canario, que alcanza las 28.000 toneladas y se prevé que aumente hasta las 32.000. De ahí que el futuro de la empresa pase, entre otras cosas, por replicar el modelo en Las Palmas con una nueva fábrica que, en principio, está previsto que abra sus puertas el próximo mes de junio.

El salto a Senegal, Marruecos y Austria

Con una plantilla formada por más de una veintena de personas -que se multiplicará con la nueva apertura- y una facturación que alcanza los 5 millones de euros anuales, esta compañía es un referente en las islas. Sin embargo, ha tenido que sobreponerse a momentos difíciles desde que en 2016 iniciara su actividad en Tenerife. La búsqueda de financiación inicial fue todo un reto, como también lo fue mantener el status quo de la plantilla durante la pandemia pese al descenso de en torno a un 35% de las ventas.

La resiliencia de la compañía canaria ha sido clave y hoy los planes de crecimiento y expansión dejan claro el éxito del modelo. “Estamos en un proceso de replicar este tipo de fábricas en varios países africanos: Senegal, Libia, Mauritania y Costa de Marfil. Estamos cerrando el de Marruecos y trabajando también en Austria”, anuncia Marrero.

La nueva fábrica en Las Palmas también será clave. La inaugurarán bajo un concepto que apuesta por la eficiencia y la circularidad, y contarán con el apoyo del Fondo Smart de Banco Santander. “Prácticamente somos una fábrica electrointensiva, de modo que el 45% de nuestros costos de producción son energéticos. El Fondo Smart se adapta a las nuevas demandas del mercado de una industria circular y es nuestro partner en nuestra futura planta”, apunta.

En este sentido, la nueva fábrica no solo contará con una instalación fotovoltaica, sino que está prevista la instalación de un aerogenerador capaz de aprovechar el hidrógeno que se desecha en el proceso de fabricación. Para el co-fundador de la empresa canaria, “conseguiremos reducir el consumo eléctrico, lo que hará de nosotros una industria muy eficiente y muy circular aprovechando absolutamente todo lo que desechamos y los recursos naturales”. Los planes de la compañía pasan, además, por la adaptación de ese mismo modelo en la fábrica original de Tenerife, un proyecto que podría estar listo a finales del año y con el que prevén una reducción de en torno al 25% del consumo energético.

Artículos relacionados

Banner hacia un futuro mejor