Para aclarar sus pensamientos y alumbrar nuevas ideas ante sus alumnos, nada le iba mejor a Aristóteles que salir a dar paseos con estos. Eso mismo hicieron unos cuantos siglos después Emi y Juan Antonio un soleado domingo del año 2000 junto al mar de Sitges, en Barcelona. Y ese fue el día en que nació su idea: una panadería donde también sirvieran cafés, “porque vimos que era un servicio que faltaba”, dice ella.
Él tenía dos panaderías, ella era asistente social, pero dejó ese trabajo y se puso al frente de uno de los establecimientos. Uno de sus vecinos, que era cafetero, les ayudó en la incorporación del servicio de cafés. Su tienda número cuatro ya abrió con cafetería incorporada. En 2004 nace como tal la panadería-cafetería 365, una cifra que hace referencia a su apertura todos los días del año y que, más allá del café, quiere ofrecer bocadillos y “una experiencia diferente al cliente”, dicen sus fundadores. Unas cuantas aperturas más adelante, decidieron añadir la opción de franquiciar la marca.
La empresa, que a día de hoy cuenta con 1.300 trabajadores entre propios y franquiciados y abre entre 15 y 20 establecimientos de media cada año, cerró este 2022 con una facturación de 100 millones de euros, una cifra que esperan superar en un 20% en 2023. Dice el CEO que ha sido un crecimiento casi sin darse cuenta, que una tienda ha ido llegando detrás de otra por inercia.
Sus locales abren a las 6 de la mañana. Estos son de dos tipos, los que hacen el pan ellos mismos o los que lo reciben del obrador general y solo lo hornean. Hoy, entre establecimientos propios y franquiciados, cuentan con un total de 170. La hora del desayuno es la más concurrida y el producto estrella, el bocadillo, que se puede encontrar generalmente dentro de alguna promoción junto al café por un precio alrededor de los 3,50 euros.
En mitad del boom de las panaderías
Unos años antes de la pandemia, casi en cada local que quedaba vacío en Barcelona y otras ciudades de Cataluña, abría una panadería o un modelo mixto de esta (la mayoría asociadas a una cadena de franquicias) con mesas para comer allí mismo el producto y tomar un café, a la vez que poder conectarse a internet gracias al acceso wifi.
Según fuentes de la Asociación española de la industria de panadería, bollería y pastelería (ASEMAC), en España hay unas 50 cadenas de bakery coffee, de las cuales 21 tienen presencia en Barcelona. En cuanto a las que son franquicias, si bien su crecimiento se habría frenado ligeramente en 2019, el sector sigue recuperándose gracias a la rentabilidad del pan y el café, dos de los productos de mayor consumo diario y con márgenes de negocio interesantes. En la Ciudad Condal este modelo estaría “especialmente implantado, porque es una ciudad turística y también porque es muy vanguardista y siempre es de las primeras en apostar por sectores nuevos”, comenta Eduardo Abadia, director ejecutivo de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF).
“365 está pensado para que todo el mundo venga todos los días; de ahí que tengamos una oferta de productos amplia y asequible a cualquier bolsillo”
Para intentar sobrevivir y sobresalir entre la gran competencia, “hemos querido ofrecer, más allá de un producto, un local acogedor y moderno donde tener un espacio de tranquilidad para tomar un café y un bocadillo hecho con pan recién horneado”, explica Emi Castro, responsable de marca y experiencia del cliente y cofundadora de 365.
“Tener tanta competencia, tres o cuatro sitios para tomar un café cada 50 metros, hace que te tengas que espabilar y subir el listón. Por ejemplo, los locales están bien ubicados, en zonas de mucho paso, son acogedores y están cuidados, para que te sientas como en casa; además hemos ido ampliando la oferta de productos siempre a precios razonables y ofrecemos café ecológico”, dice Juan Antonio Tena, CEO de 365. “Con esto hemos logrado tener un público muy diferente, desde gente mayor a niños que hacen aquí los deberes, sus madres o gente que viene a trabajar”, añade.
Hace 15 años, además, “empezamos a aplicar la metodología Lean, por la cual se suministra a las distintas tiendas lo justo para que no se generen grandes stocks ni mermas y se evite así el despilfarro. Esto nos ha funcionado”. El próximo paso de esta panadería-cafetería es seguir creciendo con establecimientos propios por Cataluña y más allá, en Madrid, además de ampliar el centro de fabricación en Barcelona, “para lo cual, además de la propia inercia, contamos con el apoyo, entre otros, del Fondo Smart de Banco Santander”.