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Un científico tuvo una idea para conservar fruta mientras buscaba cómo combatir ataques con gas

Hacia un futuro mejor

Isabel Rodríguez

Uno de cada dos sobres de absorbedores de etileno fabricados en el mundo lleva el sello de Greenkeeper Iberia, la compañía que surgió al albor de una investigación científica hace más de una década

Puede que la idea de alargar la vida de una fresa, una pera o una manzana no suene demasiado poética. Sin embargo, esa ‘búsqueda de la eterna juventud’ en su versión hortofrutícola es la base de un negocio que empezó teniendo un único trabajador en Villacañas (Toledo) y apenas diez años después, con una plantilla que supera ya el medio centenar, ha conquistado mercados en los cinco continentes.

Mantener la calidad, la firmeza, el color, retrasar la pudrición… Greenkeeper Iberia fabrica un granulado capaz de conservar frutas y hortalizas en perfecto estado durante más tiempo, ya sea en una cámara frigorífica, el transporte en un contenedor o, incluso, en la casa del consumidor final. Pero su historia bien podría inspirar una novela de ciencia ficción; y es que el origen de la compañía parte de una investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

A mediados de los años 80, un grupo de investigadores buscaba encontrar un producto capaz de absorber gases orgánicos de manera que, por ejemplo, en el hipotético caso de un ataque con gases, existiera un mecanismo capaz de eliminarlos minimizando así sus efectos. Pero el tiempo y las circunstancias trasladaron ese sistema al sector hortofrutícola y la conservación poscosecha, un campo de estudio donde las investigaciones arrojaron grandes resultados. ¿El motivo? Entre otras cosas, que uno de los principales responsables de la maduración de frutas y hortalizas es el etileno… Bingo, un gas orgánico.

“Lo que hacemos es eliminar el etileno filtrando el aire con nuestro granulado y consiguiendo así que, de manera natural, la fruta aguante durante más tiempo. De este modo, racionalizamos la maduración sin afectar a la calidad de la misma, ni a los sabores… Ni a nada”, explica Jacobo Vidal, director comercial y socio de la compañía que, junto a Diego Gerardo Salazar y Ramón Geli, decidieron iniciar en 2012 una nueva etapa al frente de la misma. “Empezamos de manera muy tranquila, con una máquina y una persona solamente y, poco a poco, fuimos incorporando nuevos materiales e ideas”, apunta Vidal.

“Lo que hacemos es eliminar el etileno filtrando el aire con nuestro granulado y consiguiendo así que, de manera natural, la fruta aguante durante más tiempo”

Fue precisamente la evolución del negocio la que les llevó, poco antes de la pandemia, a cambiarse a unas instalaciones más amplias pero, contra todo pronóstico, la crisis sanitaria les convirtió en unos afortunados. Pertenecer al sector primario les permitió no tener que parar su actividad y, dados los problemas de transporte de los meses más duros de la pandemia, la necesidad de conservar las frutas impulsó su negocio, lo mismo que el hecho de trabajar con productores locales u operar en mercados internacionales en los que, en aquel momento, se vieron favorecidos por el tipo de cambio.

Hoy, según explica su director comercial, uno de cada dos sobres que se fabrican en el mundo de absorbedores de etileno ya lleva el sello de la compañía afincada en Villacañas. El ritmo de crecimiento de la compañía alcanza el 30% y, como explica Vidal, “nos ayuda a ir generando recursos para avanzar”. Esto, sumado al Fondo Smart de Banco Santander que les “va a permitir acelerar el crecimiento durante los años venideros, que a nivel financiero van a ser complicados”.

Uno de cada dos sobres de este granulado es de Villacañas

Conocer la capacidad de emisión de etileno de ciertas frutas, así como la diferente sensibilidad al mismo de unas y otras variedades es una de las claves del negocio. ¿Sabías que si colocas una manzana cerca de una fresa podrías hacer que esta última se echara a perder antes de lo esperado? La cuestión no es baladí. El tipo de fruta u hortaliza a tratar, el peso por caja o la duración del viaje, así como el tiempo que permanecerá almacenada antes de su comercialización son cuestiones que marcan la cantidad y tamaño del granulado necesario para proteger el producto.

El sistema diseñado y fabricado por Greenkeeper Ibérica se presenta en distintos formatos: desde máquinas para filtrar el aire en una cámara frigorífica, hasta filtros de tubo para contenedores de transporte, pasando por sobres o mantas que pueden ir colocados directamente en las cajas.

Sus planes de futuro son ambiciosos. Además, de estar a punto de ampliar sus instalaciones, han abierto dos nuevas líneas de negocio que, si bien utilizan una tecnología similar, tienen utilidades diferentes. “Hemos participado en varios proyectos CDTI (de investigación y desarrollo) y abierto dos nuevas divisiones: una de absorbedores de humedad o desecantes -hablamos de transportes o cargas secas, no de frutas y hortalizas sino de cacao, café, etc.- y la otra para la filtración de aire industrial, es decir, lo mismo que en frutas y verduras filtramos etileno, en este caso lo que hacemos es absorber otra serie de gases que son nocivos para los trabajadores que están allí o para las instalaciones”.

Su apuesta por el capítulo de I+D+i, al que dedican más de un 10% de su facturación, es una de las señas de identidad de la compañía y, junto a su preocupación por la sostenibilidad -incorporan nuevos materiales y utilidades que contribuyen a reducir la huella de carbono-, entre otras cosas, les ha valido además el reconocimiento como PYME del año 2022 de Madrid, un premio concedido por Banco Santander y la Cámara de Comercio que recibían con sorpresa el pasado mes de julio pero del que se sienten muy satisfechos.

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