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Juan Gallego fundador IberoPistacho

La planta de pistachos más grande de Europa abre sus puertas en Ciudad Real

Hacia un futuro mejor

Isabel Rodríguez y Rocío Romero

Con poco más de un lustro de vida, IberoPistacho acaba de inaugurar una planta con capacidad para procesar hasta seis millones de kilos de este fruto seco

Imponentes olivares arropando el paisaje andaluz, amplios viñedos cincelando a capricho la meseta castellana… El campo español tiene una larga tradición, una experiencia y calidad en los productos que da la tierra que, para muchos, es suficiente para considerar España como ‘la huerta de Europa’. Precisamente con esta idea en la cabeza, Juan Gallego decidió fundar en 2015 IberoPistacho, una empresa que el pasado mes de septiembre inauguró la planta de procesado de pistacho más grande de Europa en Argamasilla de Alba, Ciudad Real, con capacidad para procesar hasta seis millones de kilos de este fruto seco.

La compañía manchega abarca todas las patas del negocio: busca una finca a los productores que disponen de capital pero no de tierras, les provee de las plantas, lleva a cabo el mantenimiento de la plantación, les asesora en el proceso y, cuando el árbol da frutos, compra su producción y se la vende a los mercados mayoristas y a las cadenas de alimentación. Hoy, el grupo planta alrededor de 1.000 hectáreas anuales y recientemente ha sido nombrado Premio Pyme del Año Ciudad Real 2022, reconocimiento impulsado por Banco Santander y la Cámara de Comercio. Pero, ¿cómo ha llegado hasta aquí? ¿Por qué decidió este ingeniero técnico agrícola apostar todas sus cartas al pistacho?

En España, el cultivo de este fruto seco ha aumentado exponencialmente durante los últimos años; y estos datos alentadores fueron parte del oxígeno que necesitaba Gallego para embarcarse en este proyecto: si en 2010 había poco más de 1.000 hectáreas cultivadas, hoy ya son más de 53.000. Además, que la compañía esté afincada en esta ciudad manchega, no es casualidad: concentra alrededor del 80% del cultivo de pistacho de toda la Península Ibérica y cuenta con uno de los centros de referencia de investigación del pistacho: ‘El Chaparrillo’, dependiente de la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural.

“El consumo aumenta por los muchos beneficios que tiene para nuestro organismo pero no solo eso. Es un cultivo con muchas aplicaciones tanto en alimentación como en cosmética, por ejemplo. Algunos de los principales países productores de pistachos son Irán, Turquía o California en Estados Unidos. Ahora, nuestro país está en continuo crecimiento para introducirse en esta lista. Vi que había una oportunidad clara para emprender en este terreno”, comenta el CEO.

“La decisión de no limitarme a las tradicionales ferias y visitas al campo me permitió llegar a más gente e impulsar la captación de clientes”

Para conseguir adentrarse en este mercado, Gallego quiso diferenciarse de la competencia: “Desde el principio nos alejamos de lo que había entonces. Optamos por la planta injertada -reproducción de una planta a partir de otra- para ganar tiempo y para recibir la cosecha antes que el resto del mercado”. Según él, este tipo de planta es más resistente a ciertos terrenos y cuestiones como el tipo de suelo y la climatología son claves para su desarrollo.

Son precisamente estos dos factores los que explican, además, que la mayor parte del cultivo del pistacho de la península se concentre en Castilla La Mancha y, más concretamente, en Ciudad Real. Según explica Gallego: “hay dos talones de Aquiles que pueden dificultar el desarrollo del pistachero. Por un lado, es una planta que se desarrolla con dificultad en pHs ácidos y, por otro, es complicado que funcione en terrenos con mal drenaje, esto es, con porcentajes de arcilla altos que pueden hacer que la planta pueda sufrir de asfixia radicular”.

Además, el pistachero “tiene unas características que se adaptan muy bien al clima de gran parte de la Península Ibérica” aunque, para que se desenvuelva con soltura, necesita de inviernos fríos -con temperaturas por debajo de los 7º- y veranos con temperaturas altas y muchas horas -más de 3.000, según Gallego- en las que los mercurios marquen “por encima de los 27º, 28º ó 30º”.

De las tradicionales ferias a las redes sociales

Pero su apuesta por la innovación no se limitó al campo. Convertido en todo un ‘youtuber’ y convencido de las ventajas que ofrece el mundo digital, el fundador de la compañía se sirvió de las redes sociales, la web y el blog del grupo para aportar valor a su propuesta empresarial. “La decisión de no limitarme a las tradicionales ferias y visitas al campo me permitió llegar a más gente e impulsar la captación de clientes”, comenta. Hoy, cuenta con cerca de 7.500 suscriptores en YouTube y algunos de sus vídeos, incluso, superan las 100.000 visualizaciones. “Hemos tenido que adaptarnos a un sector que ya tenía unos ‘vicios’ en la forma de cultivar, de hacer la planta y de asesorar. Poco a poco hemos creado nuestra escuela, nuestra personalidad; y eso poquito a poco ha ido calando”, confiesa el fundador.

Ahora, el reto de la compañía pasa por convertir a los productores en socios de manera que “tengan la posibilidad de sacar una buena rentabilidad de su cosecha y que, además, puedan participar de los beneficios”. Así, aunque la nueva planta aún no está a pleno rendimiento, el objetivo es conjuntar 16.000 hectáreas que estén adheridas a la empresa o, lo que es lo mismo, en torno a unos 500 o 600 socios de los que más de un centenar ya se han sumado al proyecto.

En cuanto a los planes de expansión, Gallego prevé la apertura de otras plantas satélites allá donde el volumen de hectáreas sea interesante. Aragón, Castilla y León, Andalucía o Extremadura podrían ser futuros emplazamientos. Aunque los proyectos más inmediatos se centran en Toledo y Albacete que son, junto a Ciudad Real, los territorios donde se concentra el mayor volumen de producción de pistacho actualmente. Unos planes de desarrollo para los que contarán con el apoyo financiero de Banco Santander, a través del Fondo Smart: “Han creído en nosotros y en el proyecto desde el principio, ven el futuro como lo vemos nosotros. Invertir en una plantación de pistachos es cuidar, además, el tejido socioeconómico de nuestro país. En mi opinión y bajo mi experiencia, vivir en el campo es una gran alternativa”.

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