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Fundador Isigenere

La primera planta solar flotante modular del mundo se instaló en una balsa de riego alicantina

Hacia un futuro mejor

Rocío Romero

Emilio Pons desarrolló en 2008 un sistema para mitigar los altos costes de la energía eléctrica del regadío. Al poco tiempo fundó Isigenere, una empresa que ya instala paneles solares flotantes en varios países del mundo como Kenia, Chile o Portugal

Ubicado a 18 kilómetros al oeste de la ciudad de Alicante, a los pies de la Sierra del Ventós y del Maigmó se encuentra Agost, un pequeño municipio de apenas 5.000 habitantes. Su economía se ha apoyado siempre en los cultivos de hortalizas y en los almendros que crecen en sus más de 66 km2 de superficie. Pero no fue hasta comienzos de siglo cuando Emilio Pons, con veintimuchos años y un título de ingeniero agrónomo bajo el brazo, comenzó a trabajar en uno de esos campos para, pocos años después, cambiar la historia de esta pequeña localidad alicantina.

“Desde pequeño tuve muy claro mi camino. Heredé de mi padre la pasión por la profesión y durante varios años me dediqué al sector del regadío. La ingeniería agrónoma abarca temáticas que van desde la producción agrícola hasta la economía, la construcción, la electricidad, la biotecnología o la maquinaria, entre otras cosas. Y fue precisamente esa visión global lo que nos permitió en 2008 resolver un reto que persistía en el tiempo”, comenta Emilio.

Y es que asumir el precio de la energía que necesitaban las bombas de los sistemas de riego resultaba cada vez más complicado. Fue entonces cuando Emilio y sus socios tomaron la decisión de aprovechar el sol para abaratar costes. Pero había un inconveniente: ocupar el suelo agrícola para instalar paneles fotovoltaicos no era una opción, así que optaron por buscar una alternativa: “Me lancé a idear un sistema que mitigara, de forma sostenible, la elevada tasa de evaporación y los altos costes de la energía eléctrica del regadío, y surgió lo que en su momento se denominó cubiertas flotantes fotovoltaicas”, cuenta.

Así, en un momento en que empezaban a brotar en diferentes puntos del mundo algunas plantas piloto, Emilio incluyó a España en el saco de los primeros países en desarrollar esta tecnología, junto a otros países como Japón, Francia o Estados Unidos. “Al principio empezamos a investigar sistemas estructurales para cubrir las balsas y poner las placas encima. Pero no encontramos una solución que pudiéramos asumir económicamente. Así que decidimos que el propio agua fuera el soporte, y tras muchos años dándole vueltas, lo conseguimos”.

De esta manera, tras perfilar los detalles, construyeron una instalación de 300 KW que ocupó prácticamente la totalidad de la balsa, “convirtiéndose en la primera instalación solar flotante del mundo basada en un sistema modular (con flotadores específicamente diseñados para soportar placas solares)”, asegura Emilio. Una afirmación, además, avalada por una patente y por varios estudios.

El paso a fundar su propia empresa

Tras desarrollar esta tecnología, Emilio decidió embarcarse en su propio proyecto. Fue entonces cuando, en 2008, nació Isigenere, una empresa de ingeniería dedicada al desarrollo de placas solares flotantes que a día de hoy factura alrededor de cinco millones de euros. Aunque al principio no fue exactamente así: “Además de la flotante, empezamos abarcando también la energía solar convencional (paneles fotovoltaicos en suelo), pero no tardamos en darnos cuenta de que no era rentable. En la tradicional hay mucha competencia y pocos márgenes, teníamos que especializarnos y focalizar”, afirma el fundador y actual director de ingeniería y desarrollo de la firma.

En 2013 dieron este salto, pero este cambio en el grupo llegó, precisamente, en un momento en que las piedras en el camino para las renovables habían empezado a entorpecer, en cierto modo, el desarrollo de la empresa. El Gobierno aprobó justo un año antes un real decreto ley para suspender de forma temporal las primas que debían cobrar las nuevas instalaciones de generación eléctrica de régimen especial. Abarcaba desde las eólicas hasta las fotovoltaicas o las termosolares, entre otras. “Se produjo un parón importante, sobre todo en la solar flotante, que no arrancó de nuevo hasta 2015. Pero afortunadamente lo hizo con fuerza. Al principio teníamos que venderla, pero ahora con el ‘boom’ de las renovables lo hace por sí sola”.

“En 2012 se produjo un parón importante, sobre todo en la solar flotante, que no arrancó de nuevo hasta 2015. Pero afortunadamente lo hizo con fuerza”

La financiación fue otro de los desafíos. “Las inversiones en moldes para fabricar los flotadores son muy grandes. Empezamos con sistemas de producción económicos, pero las piezas seguían siendo muy caras. Para dar el salto y vender a precios competitivos había que desarrollar nuevos moldes, así que decidimos buscar nuevos socios que aportaran financiación directa. Ahora, para los retos del futuro, también contamos con el apoyo de entidades como Banco Santander, a través del Fondo Smart”.

Desde entonces han llevado a cabo proyectos en España vinculados, sobre todo, al regadío. También otros importantes en varios rincones del mundo: desde pequeñas instalaciones en Israel, Kenia, Chile o Países Bajos, entre otros, hasta uno de las más recientes en el embalse de Alqueva (Portugal), donde instalaron cinco megavatios: “Ha sido una de las más importantes que hemos realizado”, confirma. Y es que se trata del embalse más grande de Europa Occidental, con mayor longitud y altura de olas que otros pantanos, por lo que tuvieron que superar varios obstáculos: “Acabamos desarrollando nuevos elementos constructivos de protección del sistema, como las barreras rompeolas. Era algo completamente nuevo para nosotros, pero de cada proyecto aprendemos y seguimos innovando para crecer”.

Ahora, tras más de 14 años desde la creación de la compañía, con presencia en varios países del mundo y con el objetivo de alcanzar 25 millones de facturación en 2026, Emilio sigue poniendo el foco en el I+D. Por ejemplo, según explica, recientemente han desarrollado un sistema para facilitar la logística de los flotadores que sostienen las placas: “En lugar de ser cerrados son abiertos. Esto permite apilarlos entre sí y disminuir los costes del transporte marítimo, que actualmente se han encarecido tanto -los de algunas rutas, incluso, se han multiplicado por 10-. Este tipo de innovaciones son fundamentales para nosotros. Seguiremos investigando y desarrollando nuevas soluciones”, concluye.

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