Ofrecido por
Fundadores

¿Días contados para la pizarra? Las pantallas y las gafas de realidad virtual se abren paso en las aulas

Hacia un futuro mejor

Tomás Muñoz M.

Nuevas formas de enseñanza y aprendizaje como son las aulas RTCi, en las que el alumno pasa a ser un participante activo, son algunas de las iniciativas, apoyadas en la tecnología, para modernizar el sistema

La educación ha sido uno de los sectores más impactados por la digitalización en los últimos años, transición que se ha visto acelerada a raíz de las restricciones impuestas por la crisis sanitaria. Sin embargo, tanto la deslocalización de la formación como la progresiva implantación de la tecnología dentro y fuera del aula, son procesos que ya habían comenzado mucho antes y que, actualmente, se están desarrollando a diferentes velocidades en el sistema educativo.

“Tenemos que aunar esfuerzos para salvar la brecha digital, porque, pese a que antes todos aprendíamos de la misma manera, ahora disponer de más recursos puede marcar grandes diferencias entre centros”, opina Fernando Rodríguez, CEO y fundador de Grupo AE, compañía especializada en digitalización en el ámbito educativo.

Para lograr que esto no ocurra, empresas como la de Fernando tratan de que la tecnología no sea un hándicap ni para los alumnos ni para los profesores. La pregunta del millón no es otra que cómo llevarlo a cabo. En palabras del CEO, hay que hacer hincapié en tres ámbitos: “Cambiar el espacio de aprendizaje, desplegar la tecnología y formar al personal docente para que pueda sacar el máximo partido a la transformación educativa”. De este modo, tras realizar un estudio de la situación de cada institución y desarrollar un plan estratégico, el resultado son las denominadas aulas RTCi (Reinvent The Classroom), que sirven “para potenciar las experiencias educativas, mejorar las capacidades de gestión de proyectos y ayudar a monitorear los resultados de las innovaciones introducidas”, explica.

Este nuevo concepto de aula tiene dos características fundamentales, según Fernando: “polivalentes y flexibles”; de tal manera que “se pasa de la clase magistral y estática, en la que el profesor te podía motivar o no, a un modelo totalmente diferente”. El alumnado deja de ser un público pasivo que únicamente escucha para convertirse en un participante activo. Es lo que se conoce como ‘alumnocentrismo’. Aquí es donde entran las nuevas metodologías docentes —como el aprendizaje inmersivo, la ‘flipped classroom’ o la gamificación, entre otras—, técnicas educativas que se ponen en marcha con apoyo directo de la tecnología. Un ejemplo es el ‘aprendizaje basado en retos’, método con el que los estudiantes alcanzan los contenidos de la materia mientras resuelven un desafío de la vida real.

Así, los ‘notebooks’, las gafas de realidad virtual, las pantallas interactivas e, incluso, los teléfonos móviles se convierten en las herramientas cotidianas en un entorno “totalmente repensado”. Fernando concreta que “las aulas RTCi se caracterizan por dividir el espacio en cuatro áreas de trabajo: ‘pensar’ orientada a la reflexión; ‘diseño’, parecida a un ‘coworking’ para que los estudiantes colaboren; ‘hacer, destinada a la creatividad; y ‘escenario’, un lugar para investigar y exponer los trabajos. El resultado es una educación “sustentada en la iniciativa personal y el pensamiento divergente”, indica el experto.

Sin embargo, “de nada sirve dar la vuelta al modelo educativo si uno de los elementos nucleares, el profesor, no tiene las competencias adecuadas”, reivindica Fernando. “Para ellos, ofrecemos formación y certificaciones oficiales de nuestros ‘partners’ tecnológicos Google y Microsoft, a la vez que trabajamos directamente con las universidades y titulaciones especializadas en educación”, apunta. Esta ‘formación de formadores’ se adapta al Marco de referencia para la competencia digital docente, establecida por el Ministerio de Educación y Formación Profesional.

250 proyectos y cerca de 35.000 docentes

Las aulas RTCi se pueden poner en marcha en diferentes niveles, desde Secundaria y Bachillerato, hasta Formación Profesional, pasando por la etapa universitaria, actuando por igual en la red pública y privada. Hasta el momento, el grupo ha impulsado 250 proyectos de innovación. Es el caso del programa piloto acometido en el Colegio Concepción Arenal de Madrid, donde el reto ha sido desplegar la digitalización en un centro con casi un siglo de historia; o el ‘workshop’ realizado recientemente entre dos instituciones latinoamericanas, poniendo en contacto el Colegio Cervantes de Guadalajara (México) con el Instituto Alonso de Ercilla de Santiago (Chile). Yendo un paso más allá, la firma española acaba de inaugurar su primera aula RTCi en el continente africano, concretamente en un colegio de Komani (Sudáfrica).

En paralelo, Grupo AE ya ha formado a cerca de 35.000 docentes en diferentes áreas, tanto en el manejo de herramientas y desarrollo de competencias digitales como en materia de metodologías pedagógicas. Ahora, el siguiente paso es la expansión a nivel internacional, para la que han recurrido a la ayuda financiera del Fondo Smart, de Banco Santander. Gracias al apoyo de la entidad financiera, por el momento, ya está presente en 15 países, desde Bélgica e Italia hasta lugares tan lejanos como Latinoamérica, Australia, Indonesia y Sudáfrica. Ahora, “la intención es ampliar nuestros servicios a otros diez en los próximos dos años”.

Respecto al futuro, Fernando tiene claro que “uno de los pilares fundamentales de cualquier sociedad es la educación” y, por esta razón, “debemos hacer un gran esfuerzo por mejorarla y modernizarla”. Para lograrlo, el fundador subraya que “es necesario aportar a los profesores herramientas que les permitan desarrollarse profesionalmente y, al mismo tiempo, arriesgar y poner en marcha este tipo de proyectos de innovación”. A modo de conclusión, la gran reflexión que propone el experto es “¿cómo podemos desplegar todo el potencial de los alumnos y alumnas y, al mismo tiempo, prepararlos realmente para el futuro que viene?”, se pregunta.

Artículos relacionados

Banner hacia un futuro mejor