Estos catalanes diseñan platos para los principales chefs de España
Xavier Vega y Ester Luesma han creado piezas para chefs con estrella Michelin. Desde su taller, han logrado facturar más de medio millón de euros con creaciones que parten de los 25 euros
La alta gastronomía española se viste con vajillas de edición limitada, piezas únicas que acompañan la narrativa culinaria de los mejores restaurantes. Desde hace más de dos décadas, los artesanos Ester Luesma y Xavier Vega fabrican diseños adaptados a las propuestas de cada chef.
Todo empezó en 2003. Tras más de 10 años creando joyas y regalos de empresa, el taller Luesma Vega recibió el encargo de una vajilla para El Bulli, de Ferràn Adrià, con el que estuvieron colaborando hasta su cierre, en 2011. “Para nosotros era una novedad porque no teníamos mucha idea de lo que suponía hacer platos para un menú degustación”, explica Xavier Vega a El Confidencial, quien está satisfecho de este giro hacia un sector “muy estimulante, con mucha pasión y entrega”.
Desde entonces su cartera de clientes se ha incrementado exponencialmente y se han focalizado en un nicho de mercado excepcional, como son las vajillas artesanales, alejadas de las series industriales fabricadas a gran escala. Sus piezas son únicas, “como si se tratara de las hojas de un mismo árbol que la propia naturaleza ha dotado de pequeños detalles entre ellas para mantener su carácter orgánico”, compara este diseñador.
Vajillas de vidrio
Aunque pueda parecer cerámica, el material con el que trabajan es vidrio. El proceso parte de planchas con textura y colores diferentes a partir de vidrieras que se cortan una a una para que cada plato tenga cierta variabilidad. Después, se texturizan en un horno y se les da, antes de pulir los acabados, la forma ideal: nidos de aves, conchas de moluscos, hojas de bambú, asteroides y motivos lunares...
Una puesta en escena que poco a poco ha despertado el interés de chefs con estrella Michelin de todo el país. Uno de los primeros, Paco Pérez y el restaurante Miramar, con los que llevan colaborando más de 10 años, encargados del diseño de elementos de mesa y nuevos modelos de vajilla para cada temporada.
En Cataluña, también han trabajado con los hermanos Torre, donde casi el 90% de la vajilla de su restaurante en Barcelona proviene del taller Luesma Vega, o el Celler de Can Roca, de los hermanos Roca, en Girona, donde lucen estas vajillas, sobre todo a la hora de la sobremesa para acompañar sus icónicos postres.
En Madrid, con Dabid Muñoz, crearon el concepto de lienzo-plato para Diverxo, donde el chef pinta con la comida. “Unos platos rectangulares con la misma textura del mantel para que pasara desapercibido”, cuenta Vega.
En el País Vasco, destaca el proyecto “plato silencioso” para el Mugaritz, de Andoni Luis Aduriz. “Así como con Paco Pérez los platos evocan vegetales, con este chef los significados son más abstractos, como un trozo de pared, la playa o un simple agujero, porque el emplatado es el máximo protagonista”. Con Andoni también reciclaron unas botellas con 40 años de historia que convirtieron en platos de vidrio para maridar con aperitivos en una cata vertical.
Un proyecto internacional
Entre los proyectos del último año destaca el encargo de 4000 piezas a medida de un restaurante catarí en Doha, para el que han necesitado seis meses de trabajo, o las creaciones para el restaurante brasileño TUJU, en Sao Paulo, con dos estrellas Michelin. Pero también trabajan para chefs europeos y asiáticos que todavía no se han ganado un puesto en la primera línea de la gastronomía mundial.
El taller Luesma Vega está situado en la localidad barcelonesa de Molins de Rei. Cuenta con siete trabajadores y factura anualmente medio millón de euros. Un paseo por el interior de esta antigua fábrica ayuda a entender la importancia del proceso a mano. Cajas de platos en ‘stock’, planchas de vidrio, la decena de hornos para dar forma al material, el taller en frío donde se pule, agujerea y talla la pieza final... En definitiva, un espacio creativo, un tanto desordenado, sin maquinaria pesada que los distingue de las grandes fábricas.
Pese a todo, buscan un nivel “muy alto” de elaboración técnica. “Antes a los artesanos se nos veía como hippies que iban de feria en feria. Pero con los años, el gremio ha ganado prestigio”, destaca. A menudo reciben la visita de clientes que le han dado la vuelta al plato y han preguntado en sala por el origen de las vajillas. El coste de un plato estándar de Luesma Vega ronda los 25 euros, el doble que en una tienda al uso, porque cada uno de ellos está personalizado, incluso hacen encargos para particulares.
La alta gastronomía española se viste con vajillas de edición limitada, piezas únicas que acompañan la narrativa culinaria de los mejores restaurantes. Desde hace más de dos décadas, los artesanos Ester Luesma y Xavier Vega fabrican diseños adaptados a las propuestas de cada chef.