Katsu: un restaurante se ha vuelto viral por un simple sándwich japonés

Pan de molde tipo brioche o shokupan (pan japonés), huevo duro, mayonesa japonesa, mantequilla y brotes verdes; una receta muy sencilla que se ha hecho viral en los últimos meses en redes sociales y que ha sido la protagonista de los 7-Eleven del mundo. Muchos creadores de contenido lo han probado en sus viajes de verano por Asia y han enseñado a sus seguidores cómo hacerlo en casa. El tamago sando es un icono del 'comfort food' japonés y se puede encontrar en este restaurante de Madrid.

Katsu nació hace menos de un año en Malasaña con un primer local (Luna, 22) en noviembre de 2024 y el éxito cosechado y la necesidad de ampliar el espacio –el aforo no supera las 40 personas– ha animado a los creadores a abrir en una nueva ubicación en San Germán, 5. Lo curioso de este proyecto es que los dueños, Rodrigo y Stephy, no son japoneses sino chinos y ya tienen experiencia en hostelería: antes de emprender con este restaurante, ostentaban uno de gastronomía china.

Con la fiebre actual de los bufés libres de sushi, la oferta de este plato japonés no deja de crecer en Madrid, con más de un centenar de restaurantes aproximadamente. Partiendo de esto y de la predilección de él por la gastronomía japonesa, sobre todo la ‘de calle’, la pareja creó este concepto con el objetivo de dar a conocer la cara menos conocida de la cocina nipona.

Gastronomía japo va más allá del sushi

Su Tamago sando sigue la receta tradicional con un toque de mostaza y, además, lleva contramuslo de pollo empanado con panko; los rebozados o ‘katsu’ –en japonés, este concepto hace referencia a una chuleta o un filete empanado– son la especialidad de la casa. Aunque el pan rallado japonés es más grueso que el nuestro, la fritura no resulta pesada ni queda reseca. El Chicken Katsu Tamago Sando es uno de los más pedidos del local, a parte del Katsu Sando, la estrella de la casa, con cerdo Duroc también empanado. A un precio de 12 euros, los sandos son contundentes y vienen con guarnición; se puede pedir dos y compartir con otra persona.

Hace poco han incorporado al catálogo de sándwiches japoneses el Hanbâgu Sando (14,50 euros), elaborado a base de doble hamburguesa de ternera al estilo japonés con cebolla picada y salsa Pikachu. Va acompañado de las patatas picantes japonesas Karamucho. Y para los que son más de pescado está el Ebi Katsu Sando (13,50 euros), con pastel de langostino empanado, repollo, masago y salsa taru taru.

Las salsas son precisamente otro de los reclamos de Katsu; todas ellas hechas por Rodrigo siguiendo la tradición japonesa, como todo lo que hay en la carta. La tonkatsu –se traduce literalmente como chuleta– es muy parecida a nuestra salsa barbacoa y la encontraréis en el centro de todas las mesas del local. Está hecha a base de verduras, frutas, azúcar y mirin (vino de arroz dulce) y en Japón se utiliza principalmente para acompañar al cerdo empanado. Aquí la elaboran con Perrins, que le da ese toque agridulce de la original y el regusto ligeramente picante.

Otra de las apuestas del proyecto es el donburi, clásico japonés que se compone de un bol de arroz con huevo, alga nori y salsa, cubierto con carne, pescado, verduras o mariscos. Se sirve con un plato extra para apartar las piezas de cerdo o de ternera y remover la base. En Katsu hay cuatro opciones: con cerdo Duroc, con doble hamburguesa de ternera, con tiras de ternera salteadas con salsa de soja y cebolla caramelizada o con anguila flambeada con tortilla enrollada. Todos ellos salen a 14,50 euros menos el de anguila que cuesta 18 euros.

Asimismo, hay Donburi Katsu Kare, una variación de este plato en el que se añade salsa de curry y otros ingredientes como principales: pollo, berenjena o pastel de langostino (todo empanado con panko).

De las smash burgers a las smash gyozas

Creación de Rodrigo son las Smash Gyozas, una versión de las clásicas empanadillas orientales que, en este caso, se cocinan a la plancha en vez de al vapor y se aplastan antes de servirse, haciéndolas más crujientes y totalmente diferentes a las que todos conocemos. A 7 euros por cinco unidades, las tienen de ternera, pollo o vegetales.

Como entrantes, ofrecen clásicos de la street food japonesa, algunos de ellos más conocidos que otros, como los takoyaki, las cada vez más populares bolas de masa rellenas de pulpo con salsa takoyaki-mayo (8€ por seis unidades). Y muy recomendables son los Ebipoppukon, dados de langostino empanado con salsa mayo-mago (10 euros). También tienen croquetas al estilo nipón, brochetas de pollo con salsa teriyaki, queso empanado o tofu con base de kale, láminas de bonito y salsa de sésamo, entre otros.

De postre, el comensal puede elegir entre las gyozas de manzana con helado, tarta de queso de té matcha y mochis artesanales en varios sabores, destacando el de pistacho. No hace falta ni probarlos para saber que son buenos, y es que todos estos dulces vienen de Umikobake, el templo de los mochis y de la pastelería japonesa.

La parte líquida de la carta incluye distintas cervezas japonesas y sake, sin disponer de vinos, que, junto con la ambientación del local y por supuesto, la comida, transporta a los visitantes al interior de cualquier mercado gastronómico o restaurante de Japón.

Nuestra valoración

Comida: 3/5

Carta de vinos: - (no tienen)

Precio: 5/5

Ambiente: 3/5

Trato: 4/5

Valoración: 3/5