Siete terrazas de Madrid donde disfrutar de las noches de verano

Ya sea en lo alto de un céntrico edificio, en un patio al resguardo del ruido de la calle o en un parque, las terrazas son un bien preciado buena parte del año en Madrid. En verano, a falta de playa y paseo marítimo, son el lugar al que ir para rebajar la temperatura corporal. Estas son las que más nos han gustado para disfrutar de la noche madrileña.

Cena informal en 'The Hat'

Un lugar para tomar una cerveza, una copa o un vino, sin excentricidades ni sorpresas. Situado en la última planta de un hostel cercano a la Plaza Mayor, su terraza con vistas a los tejados antiguos tiene reminiscencias de corrala. La carta de vinos es breve, con más blancos que tintos: ideal un verdejo o un godello para refrescar el cuerpo. También tiene carta de picoteo ligero: conservas, gildas, quesos, embutidos y un par de opciones de carne y pescado.

Perú en las alturas: Oroya

A pocos metros de la Puerta del Sol, Oroya ofrece ostras, ceviches y anticuchos: sabor peruano en una terraza en altura con abundante vegetación para olvidarse, por un rato, del asfalto. Los postres, en los que encontrarás maracuyá, lúcuma o frutos rojos, contribuyen a sentirse en un oasis. Además de restaurante, el espacio cuenta con coctelería y una extensa carta de diferentes marcas de pisco, mezcal, tequila y whisky.

Sabor gallego en el patio de 'La Tita Rivera'

Entre las calles Fuencarral y Hortaleza, La Tita Rivera es un pedazo de Galicia en el centro de Madrid: tablas de quesos, mejillones y zamburiñas de Cambados, pastel de atún o su propia versión del sándwich bikini, elaborado con lacón braseado, piquillo y queso (además de hamburguesas, croquetas o nachos con guacamole, entre otros). Lo gallego también está en la carta de bebidas: sidras Maeloc (de agricultores autóctonos), vermut Rivera, Estrella en las cervezas y vinos de Ribeira Sacra, Ribeiro Rías Baixas, Valdeorras y Monterrei. En los cócteles, atención al mojiño, la versión propia de la bebida cubana.

Parrilla en el paseo de Lago: Villa Verbena

Estar cerca del agua es el sueño de una noche de verano en Madrid. Frente a la orilla del lago de la Casa de Campo se alza Villa Verbena, con amplia variedad de platos: desde opciones muy madrileñas como los callos a otras marinas como los ceviches y las ostras. La parrilla es su fuerte, con pulpo, entraña, ventresca y onglet a la parrilla, entre otras posibilidades. Para disfrutar de una sobremesa observando la zona de los Austrias iluminada a lo lejos, atención a la oferta nada desdeñable de whiskys, rones, ginebras y tequila.

Tapeo y copas con vistas en 'Terraza de Sabatini'

Situado en la parte alta de un hotel, es el sitio donde cenar de tapeo con vistas al Palacio Real: hummus, tequeños, croquetas, ibéricos. También ofrece platos individuales como hamburguesas y tostas. Su oferta de coctelería la convierte en opción ideal para tomar algo después de la cena, con copas conocidas (cosmopolitan, mojitos variados, margaritas) y algunas creaciones de la casa. También hay carta variada de ginebras.
Solo se pueden reservar las mesas en la primera fila de la terraza por un consumo mínimo de 30 euros por personas. Para el resto del espacio, este consumo es de 10 euros.

Cócteles, vinos y comida a la brasa en 'Insólito'

Allí donde comienza Ciudad Lineal tras dejar atrás la M30, Insólito se eleva sobre la ciudad. Aquí predominan los platos mediterráneos: productos de mar a la brasa (rape, calamar, dorada) y también carnes (lomo de añojo al carbón, chuletón). No está de más dejar hueco para el postre. El más potente es el bautizado Wow: mousse de chocolate negro, crema de cacahuete y toffee de caramelo salado Su carta de vinos es amplia: además de los consabidos Rioja, Ribera de Duero y Rueda, encontrarás nombres de la Indicación Geográfica Protegida Castilla y León, de Valencia, Jumilla y el Bierzo, entre otros. En cuanto a cócteles, tiene los clásicos (mojito y compañía), otros poco habituales (Mai Thai) e insólitos, es decir, creados por la casa.

De vinos 'Donde Mónica'

Esta terraza está resguardada del ruido y del calor del asfalto: está el patio de una casa con las paredes cubiertas de hiedra, en pleno barrio de Salamanca. Ofrece casi 30 vinos por botella y cinco por copas, con dominio de las variedades tempranillo en los tintos, y albariño y verdejo en los blancos. Para cenar, hay donde elegir, desde entrantes como ensaladilla, pastel de gambas y merluza o pochas con ternera; a platos principales con lubina, costilla de vaca o solomillo abulense.