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El error que todos cometemos al lavar fresas y que hace que se estropeen antes
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El error que todos cometemos al lavar fresas y que hace que se estropeen antes

Lavar las fresas es fundamental para eliminar tierra, pesticidas y bacterias que pueden comprometer su sabor y seguridad

Foto: Imagen con fresas (jcomp para Freepik)
Imagen con fresas (jcomp para Freepik)

Lavar fresas de forma incorrecta es un error frecuente que puede acortar su frescura y provocar la aparición prematura de moho. Aunque este gesto parezca simple, la manera en que se realiza puede marcar una gran diferencia en la calidad de la fruta que llega a nuestra mesa. Manipularlas de forma inadecuada puede deteriorar su textura, sabor e incluso comprometer su seguridad alimentaria.

Las fresas, debido a su estructura porosa y su cercanía al suelo durante el cultivo, son especialmente susceptibles a acumular residuos de tierra, pesticidas y bacterias. Además, su recorrido desde la recolección hasta el consumo incluye múltiples puntos de contacto, lo que incrementa el riesgo de contaminación. Por eso, es esencial entender no solo por qué deben lavarse, sino también cómo hacerlo sin estropearlas.

Foto: Caja de en un supermercado de Londres. (EFE / Andy Rain)

El fallo más común al lavar fresas

Uno de los errores más repetidos al limpiar estas frutas es retirar el rabito antes del lavado. Al hacerlo, se facilita la absorción de agua en su interior, lo que afecta directamente a su firmeza y acelera el deterioro. Otro fallo frecuente es sumergirlas durante demasiado tiempo o usar agua caliente, lo cual reblandece su carne y puede arruinar su sabor natural.

Según la guía de Frutería Silvestre, lo ideal es lavarlas con el rabito intacto y bajo un chorro suave de agua fría, frotándolas con delicadeza. También es útil remojarlas brevemente en una solución de vinagre o bicarbonato con agua para eliminar bacterias y residuos químicos. En todos los casos, se recomienda secarlas cuidadosamente con papel absorbente antes de guardarlas en la nevera.

Foto: Foto: iStock.

Una vez limpias, las fresas deben consumirse lo antes posible o almacenarse en el frigorífico sobre una servilleta de papel, que ayudará a absorber el exceso de humedad. Evitar lavarlas con demasiada antelación también es relevante, ya que la exposición prolongada a la humedad favorece la proliferación de moho. Siguiendo estas pautas sencillas, se puede disfrutar del auténtico sabor de esta fruta sin comprometer su calidad ni seguridad.

Lavar fresas de forma incorrecta es un error frecuente que puede acortar su frescura y provocar la aparición prematura de moho. Aunque este gesto parezca simple, la manera en que se realiza puede marcar una gran diferencia en la calidad de la fruta que llega a nuestra mesa. Manipularlas de forma inadecuada puede deteriorar su textura, sabor e incluso comprometer su seguridad alimentaria.

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