He probado a comer una semana con recetas de la IA y echo de menos los platos de mi abuela
No, la inteligencia artificial (todavía) no cocina sola pero te puede decir qué puedes —o debes— comer. He probado una semana esta especie de chef virtual y este ha sido el resultado
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Feb6%2F9ca%2F89f%2Feb69ca89f648b009b701c8c71fd480f3.jpg)
Cómo hemos cambiado. Del clásico "¿qué comemos hoy?" a preguntarle a la IA qué podemos cocinar con los pocos ingredientes que tenemos en la nevera. Es un día cualquiera del mes de mayo. No tenemos muchas opciones en el frigorífico, pero, aun así, lo intentamos a ver qué jugo le saca. Hay un cartón de leche desnatada y yogures de cabra. También fresas, limones, kéfir, ricotta, tomates, zanahorias, espinacas, algo de embutido, maíz, huevos y un paquete de masa filo. Abrimos chat GPT y adjuntamos foto.
Le pedimos una receta al día y le aportamos una lista de los ingredientes que suele haber en la nevera para tratar de experimentar dos cosas: ver qué nos propone con lo que hay para los próximos tres días y buscar una lista alternativa para una compra ¿más eficiente?
Lo primero que ocurre es que, para sobrevivir al lunes, nos sugiere un pastel salado estilo griego o una tarta filo de espinacas y ricotta con una receta muy sencilla. Y de ahí sale un menú para el día siguiente que pasa por desayunar kéfir con fresas y ralladura de limón; comer pollo al horno con calabacín y zanahoria, además de una ensalada de tomates cherry; y cenar una tarta de guacamole con huevo pochado. Nada mal. No contempla el picoteo entre horas, pero esta abuela digital tampoco sabe que hay una despensa secreta con palitos de pan, nachos y cacahuetes.
Si seguimos mirando, nos encontraremos otras recetas saludables como, por ejemplo, un desayuno a base de bastones de zanahoria y hummus, tarta de hojaldre con maíz y huevo, y una sopa rápida de puerros con un salteado de cebolla y jamón cocido. Faltan proteínas y contundencia. Falta salero. ¿Qué ha pasado? Pues que ha aprovechado al máximo lo que había en la nevera y ha tenido demasiado en cuenta algunos de los ingredientes como el kéfir (en qué momento), además de mi alerta de hipercolesterolemia hereditaria (se lo advertí), por lo que se ha puesto excesivamente restrictiva. ¿Se parece a lo que nos recomendaría nuestra abuela? Claramente, no. Mi abuela no trabajaba tofu y kéfir, pero hacía unos deliciosos bizcochos de yogur que por aquí no veo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc30%2F87a%2Fbb0%2Fc3087abb08f39ee45d104323f6ae0733.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc30%2F87a%2Fbb0%2Fc3087abb08f39ee45d104323f6ae0733.jpg)
En síntesis, un menú muy poco calórico e insuficiente (lo nota hasta la báscula), así que le damos una vuelta a este chef digital y le pedimos una lista de la compra sensata y asequible para una semana y una propuesta de menús un poco más sabrosos y menos dietéticos.
La lista de la compra
¿Qué ocurre cuando la IA nos propone la lista de la compra? Pues que el algoritmo ya ha tomado como base la información anterior y nos sugiere un menú hipersaludable. No hay galletas, ni un solomillo ni espaguetis boloñesa, ni una solitaria onza de chocolate para el postre. Con los cinco plátanos no tenemos ni para empezar en una casa donde se devoran tres por día. Nuevo intento prescindiendo de la coletilla saludable y apostando por un menú clásico, a ver si hay suerte y nos incluye una buena tortilla de patatas con chorizo o una fabada (un día). Todo va a depender de la información que le proporcionemos sobre nosotros mismos y nuestros usos y costumbres. ¿Cómo conseguimos que se ajuste a lo que queremos? Sacrificando nuestra privacidad: edad, constitución, hábitos de vida, alergias, necesidades calóricas... A mayor cantidad de información personal, mayor acierto.
¿Y el hándicap? Ocurre que al subir la foto de la nevera, no tiene en cuenta lo que hay en el congelador (merluza, colas de langostinos, huesos de pollo para sopa y filetes...) ni tampoco suma el extra de la depensa. ¡Oh sí! Ahí está la clave del picoteo (insalubre) con sus palitos, cacahuetes bien salados, chips y los desayunos azucarados. Mención aparte a las conservas, claro, por si nos pilla otro apagón, al menos tirar de latas de atún, judías y pan de molde.
La última propuesta es de "inspiración mediterránea", dice chat GPT. ¡Al fin! Una buena tosta con jamón para arrancar el día, pero seguimos con el kéfir y laa fresas. Ha atendido nuestra súplica de tortilla pero, ¡ojo! es de calabacín, no de patata. También nos propone unas buenas lentejas estofadas (sin jamón ni tocino) y, otra vez, volvemos al hojaldre para cenar unas empanadillas con huevo, maíz y hummus. Los ingredientes originales del día 0 en la nevera.
Y para terminar, arroz con tofú y huevos al horno con tomate cherry y guacamole. Me deja (o me dice) que me prepare "unas galletas caseras, si tienes tiempo". Lo que no tengo es energía, pero me sobran huevos, garbanzos y aguacates y me falta carne, pescado, potaje y una tarta de queso para que parezca que he comido.
Cómo hemos cambiado. Del clásico "¿qué comemos hoy?" a preguntarle a la IA qué podemos cocinar con los pocos ingredientes que tenemos en la nevera. Es un día cualquiera del mes de mayo. No tenemos muchas opciones en el frigorífico, pero, aun así, lo intentamos a ver qué jugo le saca. Hay un cartón de leche desnatada y yogures de cabra. También fresas, limones, kéfir, ricotta, tomates, zanahorias, espinacas, algo de embutido, maíz, huevos y un paquete de masa filo. Abrimos chat GPT y adjuntamos foto.