Para muchos, comer en un restaurante con estrella Michelín parece un lujo reservado a ocasiones especiales o bolsillos generosos. Sin embargo, en Valdemoro, a solo 25 minutos en coche de Madrid, se encuentra el restaurante Chirón, que es una prueba de que disfrutar de alta cocina no tiene por qué implicar un desembolso económico desorbitado.
Este templo gastronómico, dirigido por los hermanos Iván y Raúl Muñoz, ofrece un menú de alta cocina muy accesible convirtiéndose en una auténtica joya para los amantes de la buena mesa.
Todo sobre el restaurante Chirón en Valdemoro
Con una estrella Michelín desde 2013 y dos Soles Repsol, Chirón ha ganado fama por su combinación de cocina tradicional madrileña y toques modernos. A pesar de contar con opciones más sofisticadas como el menú Tajo (108€) o el Jarama (86€), lo que verdaderamente ha causado sensación es su menú ejecutivo, disponible entre semana por solo 32 euros.
Este menú incluye aperitivos, un entrante, pescado, carne, postre y hasta dos copas de vino, todo ello con la calidad y creatividad que se espera de un restaurante con estrella. Además, por 10 euros más, se puede añadir un espectacular arroz socarrat con vieira y alioli, una opción que muchos comensales no dejan pasar.
La clave del éxito de Chirón radica en su apuesta por los productos locales y de temporada. Para quienes buscan vivir la experiencia Michelin sin arruinarse, Chirón es una parada obligatoria. Este restaurante demuestra que el lujo gastronómico también puede ser accesible, ofreciendo un viaje culinario por los sabores de la región a precios sorprendentemente razonables.
Así que, si estás en Madrid y te apetece disfrutar de un menú Michelin por menos de 50 euros, ya sabes dónde ir: Chirón te espera con los brazos abiertos… y con una copa de buen vino madrileño.
Para muchos, comer en un restaurante con estrella Michelín parece un lujo reservado a ocasiones especiales o bolsillos generosos. Sin embargo, en Valdemoro, a solo 25 minutos en coche de Madrid, se encuentra el restaurante Chirón, que es una prueba de que disfrutar de alta cocina no tiene por qué implicar un desembolso económico desorbitado.