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Estas son las diferencias entre las cerezas y las picotas: se acabó confundirlas
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Estas son las diferencias entre las cerezas y las picotas: se acabó confundirlas

Sus propiedades depurativas y antioxidantes son similares en ambos casos y se consideran muy beneficiosas para la salud

Foto: El Valle del Jerte es famoso por producir las variedades de mejor calidad, catalogadas bajo la Denominación de Origen Protegida (Europa Press/Gustavo Valiente)
El Valle del Jerte es famoso por producir las variedades de mejor calidad, catalogadas bajo la Denominación de Origen Protegida (Europa Press/Gustavo Valiente)

Cuando se piensa en frutas de temporada, las cerezas y las picotas son dos de las más populares que vienen a la mente, especialmente durante los meses de verano. Ambas pertenecen a la familia de las rosáceas y son apreciadas por su sabor dulce y suculento, pero su origen, apariencia, sabor, calidad y proceso de recolección las distinguen de maneras interesantes.

Aunque a menudo se utilizan indistintamente, existen diferencias significativas entre estas dos frutas que vale la pena conocer. Las cerezas son pequeñas, redondas y de color rojo brillante o morado oscuro que crecen en el árbol Prunus avium (cereza dulce) o Prunus cerasus (cereza ácida). Su origen es asiático, aunque su cultivo se extendió en todo el mundo por su facilidad de adaptación al medio.

Foto: Las cerezas en el Valle del Jerte en una imagen de archivo. (EFE(Eduardo Palomo)

Por su parte, las picotas son un tipo específico de cereza que se cultiva principalmente en el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres, España. Este territorio es famoso por producir las variedades de mejor calidad, catalogadas bajo la Denominación de Origen Protegida (DOP). Esto asegura que las frutas que la llevan han sido cultivadas siguiendo estrictos estándares, lo que les confiere características organolépticas especiales, además de un sabor y una textura únicos.

Seleccionadas de una en una

Cuando el fruto adquiere el grado de madurez adecuado, la recogida se realiza a mano con cestas de castaño, siguiendo una tradición secular que se remonta varios siglos atrás. Son recolectadas y seleccionadas a pie, de una en una, porque se desprenden de forma natural del característico pedúnculo que las difiere de las cerezas. Las picotas suelen tener una vida útil más larga por este motivo, ya que el agujero donde estaba el tallito se cierra naturalmente, evitando que la fruta pierda jugo y se oxide.

Las picotas constan de cuatro variedades según el territorio donde se cultiven, aunque todas ellas conservan la característica anterior: la Ambrunés, la Pico Colorado, la Pico Negro y la Pico Limón Negro. Además, suelen ser más pequeñas, crujientes y con un sabor más dulce e intenso en comparación a su pariente cercano. La cereza, a pesar de tener un mayor tamaño, es más delicada, menos resistente y tiende a los sabores ácidos.

Aparte de ser consumidas frescas, estas frutas se utilizan en una variedad de productos alimenticios, como mermeladas, tartas, jugos y licores. Sus propiedades depurativas y antioxidantes son similares en ambos casos y se consideran muy beneficiosas para la salud, contribuyendo a reducir la inflamación, el tránsito intestinal y mejorar la calidad del sueño, entre otros.

Cuando se piensa en frutas de temporada, las cerezas y las picotas son dos de las más populares que vienen a la mente, especialmente durante los meses de verano. Ambas pertenecen a la familia de las rosáceas y son apreciadas por su sabor dulce y suculento, pero su origen, apariencia, sabor, calidad y proceso de recolección las distinguen de maneras interesantes.

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