El museo de Estrella Galicia que 'toca' los cinco sentidos vuelve a abrir sus puertas

El paseo marítimo más largo de Europa, la Torre de Hércules considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la mágica Ciudad Vieja o la plaza María Pita son solo algunos de los encantos de A Coruña, una ciudad que se asoma al Atlántico sin complejos, mientras se deja abrazar por la ría a la que da nombre. Pero la segunda ciudad más poblada de Galicia no es solo su costa o su pasado histórico, es también su prolífica cultura, rica gastronomía y deliciosa cerveza.

La relación de A Coruña con esta última se remonta más de un siglo atrás. Fue José María Rivera Corral, natural de Chamoselo (A Coruña) quien iniciaría la que es hoy una de las tradiciones cerveceras más importantes del suelo patrio, una aventura con vocación de futuro y alma familiar que, durante más de un siglo, han seguido cultivando cinco generaciones.

Mundo Estrella Galicia (MEGA) es el resultado de aquella pasión por su tierra pero también del trabajo realizado por el relevo generacional en la corporación Hijos de Rivera que hoy gestiona la emblemática marca gallega. Adentrarse en MEGA es sumergirse en una experiencia que se disfruta con los cinco sentidos, desde la vista hasta el tacto, pasando por el olfato, el gusto y hasta el oído. Sus 2.500 metros cuadrados son algo más que un espacio expositivo o un lugar de peregrinación indispensable para los amantes de la cerveza. MEGA es tradición, modernidad y alma, valores que definen la identidad de una empresa que resiste como cervecera 100% familiar e independiente.

Los sonidos y temperaturas cambian, los olores embriagan lo que el tacto no puede percibir

Tras la crisis sanitaria, este espacio singular vuelve a abrir sus puertas este 19 de junio tras un intenso trabajo para cumplir con todas las medidas de seguridad. Entre ellas, visitas guiadas reservadas con anterioridad, un aforo máximo de 80 personas diarias y una atención más individualizada. "El gran reto para nosotros ha sido combinar el carácter experiencial de este espacio expositivo, que permite a los visitantes interactuar, tocar y probar, con la aplicación de exquisitas medidas de seguridad, explica Rodrigo Burgos, director de MEGA. Los visitantes dispondrán de mascarillas, guantes y geles hidroalcohólicos y el recorrido estará señalizado para mantener las distancias de seguridad.

Una experiencia inmersiva y sensorial

Los visitantes que vuelvan a cruzar sus puertas seguirán aprendiendo de una cultura cervecera con siglos de historia. ¿Sabías que la estrella era ya el símbolo del gremio de los cerveceros desde la Edad Media? ¿O que el salario de los esclavos en tiempos de las pirámides era en cerveza? La cerveza va más allá de reunirse en un bar a tomar unas cañas y es, precisamente, en la apuesta decidida por poner en valor todo lo que rodea a esta bebida (más antigua que el propio vino) donde reside una de las claves de MEGA.

Lo primero que sorprende al visitante es la ubicación de este espacio museístico. Las instalaciones están localizadas en el polígono industrial coruñés de A Grela, pero lo realmente interesante es que forman una simbiosis perfecta con la propia fábrica. De hecho, a lo largo del recorrido conectan en distintos puntos sumergiendo al visitante en una experiencia 360º.

Los guiños al fundador están presentes desde el inicio del recorrido, una visita que arranca gracias a unas pulseras con tecnología RFID y son solo la primera de las muestras de la integración de las nuevas tecnologías en una experiencia que aspira a ser totalmente personalizada para cada visitante.

Y lo consigue. ¿Cómo no hacerlo empezando el recorrido dentro de una caña de Estrella Galicia? Los sentidos se ponen en alerta nada más atravesar la puerta del espacio museístico que, por otro lado, recibe al visitante con una línea temporal que arranca el mismo año que José María Rivera emigra a Cuba para, posteriormente, hacer lo propio hacia México y, finalmente, retornar a su A Coruña natal.

Es en esta primera sala donde conocemos parte de la historia del emprendedor gallego que en 1906 funda La Estrella de Galicia, que daría origen a lo que es hoy la marca cervecera. Sus primeros pasos fueron en la Fábrica de Catro Camiños, instalaciones reconvertidas en la actualidad en un amplio local de restauración que es todo un mito en la ciudad. Pero hay más. A lo largo de sucesivos paneles también descubrimos la larga tradición cervecera en la historia de la humanidad, qué tipos de cervezas hay o en base a qué se establecen sus diferentes clasificaciones, todo ello a través de paneles en varios idiomas y paneles interactivos.

La visita continúa ahondando un poco más en las sucesivas generaciones que han hecho de Estrella Galicia lo que es hoy, convirtiéndose así en un ingrediente más de la receta del éxito de la firma familiar. Y es, precisamente, en esos ingredientes donde el recorrido se vuelve aún más inmersivo. Los sonidos y temperaturas cambian, los olores embriagan lo que el tacto no puede percibir, mientras la vista revela ante el espectador los secretos mejor guardados de la esencia cervecera. El agua blanda gallega procedente del embalse de Cecebre, el lúpulo que proporciona amargor, aroma y conserva, la malta de cebada y la levadura con la que se realiza la fermentación aparecen representados en sucesivas salas a las que, el uso de las nuevas tecnologías, confieren una atmósfera casi alquímico.

El recorrido no se detiene y no son pocas las sorpresas que esperan al visitante. El proceso de elaboración, la cata del mosto de cerveza y hasta la vista del proceso real de envasado en la propia fábrica completan el 'tour' que, como no podía ser de otra manera, termina en la zona de degustación.

Talleres, eventos y más

La propuesta museística es todo un reclamo para los nostálgicos y para todos aquellos que deseen conocer al detalle el proceso de elaboración de la cerveza en general y de Estrella Galicia en particular. Sin embargo, la experiencia va más allá. El recorrido, que puede realizarse por libre o mediante una visita guiada y que, en todo caso, termina con una degustación o una caña. Los visitantes reciben al llegar un kit individual con materias primas, lápiz táctil y copa para la degustación de esa cerveza que podrán aprender a servirse desde el grifo con ayuda de los expertos. La experiencia puede completarse con diferentes talleres en los que poner a prueba los sentidos y ‘catar’ algunas referencias propias y ajenas. Conocer cómo o dónde servir correctamente cada cerveza y, en un futuro próximo, hasta cuáles son los mejores maridajes, son algunas de las propuestas de la empresa gallega para completar la experiencia.

Con una producción que se ha triplicado en apenas una década, pasando de los 100 millones de litros de 2008 a los 300 millones de litros en 2018; un proceso de internacionalización que alcanza ya a 50 países y la posibilidad remota (pero real) de contar con una segunda fábrica en Coruña, la historia de Estrella Galicia aún tiene muchos capítulos por ‘cocinar’ a fuego lento para seguir haciendo bueno su lema: ‘No queremos ser la cerveza más vendida, sino la más amada’.