Es noticia
Menú
Andorra 'foodie': guía para comerse a bocados el principado en invierno... o en primavera
  1. Estilo
  2. Ocio
PLACE TO BE

Andorra 'foodie': guía para comerse a bocados el principado en invierno... o en primavera

Este diminuto estado tiene mucho que ofrecer más allá del esquí. La gastronomía de alta montaña alcanza su máxima expresión en recetas, restaurantes y visitas para saborear y recordar

Foto: Glass Bar del lujoso Sport Hotel Hermitage & Spa de Andorra. (Cortesía)
Glass Bar del lujoso Sport Hotel Hermitage & Spa de Andorra. (Cortesía)

Es habitual que un viaje a Andorra se resuma en un nombre: Grandvalira. El dominio esquiable más grande del sur de Europa, con 210 kilómetros disponibles para el deporte blanco, es meta invernal para una gran cantidad de viajeros aficionados a la nieve. Su calidad la certifican, además, citas de importancia internacional como las finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, que concluyen precisamente hoy allí. ¿Qué pasa cuando termina la temporada? ¿Se puede ir a Andorra si uno no esquía? Claro que sí. En esta guía visitamos el principado desde otra perspectiva: la del paladar. Se come mucho y bien en Andorra. Acompáñanos a descubrirlo.

La montaña en el plato

La cocina andorrana es heredera de una tradición centenaria ligada a los aromas y sabores de la montaña. Productos locales y de temporada han sido y son su base, siempre ligada al autoabastecimiento, dado el nivel de aislamiento de su población. Con el paso del tiempo y el trasiego de viajeros, su gastronomía se ha visto influida y ha asimilado muchos matices de las cocinas francesa y catalana, que hoy se saborean en sus mesas y se debaten en citas anuales como Andorra Taste, que celebrará su segunda edición en septiembre.

placeholder Gastronomía andorrana tradicional a la mesa. (Visit Andorra)
Gastronomía andorrana tradicional a la mesa. (Visit Andorra)

Para preservar lo más auténtico, no obstante, te interesará saber que hay establecido un recetario oficial de la gastronomía andorrana. Es parte del ‘Corpus del patrimoni culinari del principat’ impulsado por su Gobierno y llevado a cabo por un nutrido grupo de expertos e investigadores. De la escudella de cerdo al trinxat. De sus propios canelones a su fantástica charcutería. A lo largo de nuestra ruta probaremos muchos de estos platos.

Parada de nivel en Soldeu

El primer y único restaurante con estrella Michelin del principado se encuentra en el fabuloso Sport Hotel Hermitage & Spa. Junto a los remontes de la mencionada Grandvalira, este lujoso y ya icónico hotel es el mejor establecimiento de nivel de Andorra. Lo demuestra su galardonado spa de 5.000 metros cuadrados impregnado de la esencia de las cumbres pirenaicas. También presumen de ese carácter sus habitaciones, suites y residencias con la madera, el arte y el diseño como protagonistas y, por supuesto, su gastronomía.

placeholder La Rioja y Andorra se dan la mano en el único estrella Michelin del principado. (Cortesía)
La Rioja y Andorra se dan la mano en el único estrella Michelin del principado. (Cortesía)

Francis Paniego (del dos estrellas El Portal, en Ezcaray, La Rioja) dirige la propuesta culinaria de Ibaya y no faltan sus famosas croquetas de madre, su toque distintivo. Jordi Grau, al frente de los fogones, lidera, ejecuta y aporta la gracia local para crear una experiencia que rebosa vanguardia y tradición en sabores cercanos. Su trucha a la andorrana, su tartar de potro de alta montaña y su trinxat se quedan en la memoria. El japonés Koy, de Hideki Matsuhisa, o el montañés Sol i Neu, rozando la nieve y con un animado après ski, completan las infinitas posibilidades de este recomendado alojamiento.

El sabor del emblemático valle de Incles

Uno de los parajes naturales más privilegiados de Andorra está muy cerca de Soldeu. Situado entre los pueblos de El Tarter y Canillo, la característica forma de 'U' del valle de Incles indica su origen glaciar. Abierto al inicio, es un bellísimo ejemplo de paisaje subalpino y alpino. Pastos, flora y fauna autóctona acompañan hasta el final, se recorra en tren eléctrico o caminando, por el sendero del Obac.

placeholder Cálidas y suculentas cenas en L'Ovella Negra. (Cortesía)
Cálidas y suculentas cenas en L'Ovella Negra. (Cortesía)

Al fondo, hay que reponer fuerzas en L’Ovella Negra. Prisca Llagostera es la creadora de esta borda (cabaña) de montaña en la que degustar un sencillo pero sabrosísimo menú con toques de diseño. Ojo a sus guisos de jabalí o pato. Ofrece también cuatro idílicas habitaciones y una igualmente acogedora terraza, abierta en temporada estival y cubierta en invierno, que es una gozada. Aislarse entre cumbres en una cabaña de ensueño es, sencillamente, un lujo.

Comerse Andorra la Vella

La capital de Andorra dista mucho de ser una gran urbe. Alrededor de 20.000 habitantes la hacen más un pueblo grande que otra cosa. La tranquilidad es imperante y cuando no es así, en temporada alta, basta con elevar la vista al cielo para reparar en la naturaleza que la rodea. Su centro es diminuto pero encantador y guarda reminiscencias medievales en torno a la plaza Príncep Benlloch, marcada por el Ayuntamiento y la iglesia de Sant Esteve. En la plaza del Consell, con preciosas vistas y los famosos pensadores de Jaume Plensa, la Casa de la Vall, antigua sede del Parlamento, es otro de los edificios de obligada visita.

Y si el hambre apura, dirigiremos nuestros pasos hacia el coqueto bistró Minim’s, donde podrás seguir paladeando las elaboraciones típicas del país a un precio muy asequible, dicho sea de paso. Los caracoles a la andorrana o el guiso de falda de ternera de la zona son dos de las más destacadas.

placeholder El steak tartar de La Pérgola. (Cortesía)
El steak tartar de La Pérgola. (Cortesía)

Siguiendo con la ruta artística, hay dos visitas que no pueden faltarte. En la línea medieval está el Espai Columba. A escasos metros de la iglesia de Santa Coloma, podrás conocer de primera mano el románico andorrano, sus pinturas murales y objetos de culto de las alrededor de cuarenta pequeñas capillas que se reparten por todo el estado. Las lámparas de aceite de Santa Eulàlia de Encamp, la cruz espinosa de Sant Serni de Nagol o el Cristo de Sant Martí de la Cortinada están entre ellos. En cuanto a arte moderno y contemporáneo, no olvides que una de las sedes de la colección de los Thyssen está aquí, en el Museu Carmen Thyssen Andorra.

Para cenar, te alojes allí o no, el restaurante gastronómico És Andorra, en el Andorra Park Hotel, es una de las propuestas más recientes. El chef Marc Mora dirige una reinterpretación del recetario mediterráneo y andorrano con ingredientes frescos, de temporada, de proximidad y, siempre que es posible, ecológicos (muchos condimentos provienen del huerto del hotel). Acompaña una carta de vinos de más de trescientas referencias en un elegante salón con vistas a sus 15.000 metros cuadrados de jardines, en los que se encuentra asimismo el restaurante más casual La Pérgola. Este hotel, de 97 habitaciones y estilo alpino de los años 50, fue el primer cinco estrellas de Andorra, punto de reunión de la alta sociedad y mandatarios desde sus orígenes. Su spa merece mucho la pena.

Románico y chocolate en Pal

Una de las localidades más bellas de Andorra es Pal, ya que presume del conjunto románico mejor conservado del país en torno a su iglesia de Sant Climent. Perderse por sus calles sinuosas es obligatorio antes de encaminarse a otras villas cercanas como de Anyòs y Sispony. Descubrirás la iglesia de Sant Cristòfol d’Anyòs, entre otras destacadas paradas, y podrás deleitarte con el chocolate pirenaico de Xocland, pionera fábrica a 1.200 metros de altitud. ¿Aún te queda tiempo? No te pierdas el vuelo en helicóptero sobre la estación Vallnord Pal-Arinsal, una de las aventuras más bonitas que hemos experimentado en mucho tiempo.

Al concluir, como último homenaje, hay que reservar en La Borda Xica, una encantadora borda de la zona especializada en platos caseros. Las carnes a la brasa, el ‘trinxat’ y los canelones de magret de pato con foie te dejarán con ganas de volver.

Es habitual que un viaje a Andorra se resuma en un nombre: Grandvalira. El dominio esquiable más grande del sur de Europa, con 210 kilómetros disponibles para el deporte blanco, es meta invernal para una gran cantidad de viajeros aficionados a la nieve. Su calidad la certifican, además, citas de importancia internacional como las finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, que concluyen precisamente hoy allí. ¿Qué pasa cuando termina la temporada? ¿Se puede ir a Andorra si uno no esquía? Claro que sí. En esta guía visitamos el principado desde otra perspectiva: la del paladar. Se come mucho y bien en Andorra. Acompáñanos a descubrirlo.

Restaurantes con estrella Michelin Restaurantes con terraza
El redactor recomienda