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'Feederismo': el fetiche sexual que encuentra en la comida y en engordar el foco del placer
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sin grasa no hay paraíso

'Feederismo': el fetiche sexual que encuentra en la comida y en engordar el foco del placer

La obsesión por perder peso no tiene cabida dentro de uno de los fetiches sexuales con menos visibilidad: el 'feederism'. Descubre en qué consiste la práctica que redefine el concepto de la silueta perfecta

Foto: Imagen: Reformation
Imagen: Reformation

Aplicaciones que miden las calorías ingeridas, dietas que prometen bajar una talla en tiempo récord o rutinas 'fitness'pensadas para moldear la silueta no tienen cabida en una conducta sexual en la que la delgadez carece de sentido. La práctica del 'feederismo'aboga por encontrar el placer en comer y en engordar. "Se acabó el tener que justificar nuestro peso alegando un metabolismo lento. Ahora podemos admitir con orgullo que nos encanta lo que la sociedad, esa que aborrece abiertamente el sobrepeso, llama glotonería. Estamos gordos porque comemos mucho, y eso nos encanta", asegura un usuario del blog 'Bigger Fatter'.

Mientras que las revistas femeninas bombardean al lector con dietas milagrosas, las redes sociales alzan el 'hashtag' #foodporn sin contemplaciones. Quizás ahora ver cómo alguien come, mientras lo hacemos amparados por la frialdad de la pantalla, sea el 'voyeurismo'con el que intentar paliar el doloroso hambre al que nos sometemos voluntariamente (problemas del primer mundo). En este entorno, Park Seo-yeon gana más de 9.000 dólares al mes por grabarse comiendo cada noche siguiendo la corriente del 'mok-bang', que consiste precisamente en darse un generoso festín que hace la digestión en YouTube, donde los clics se encargan de tomar el rol de las enzimas digestivas y la que engorda es la cartera. Los usuarios pagan por ver cómo otros comen cantidades ingentes de comida.

Park Seo-yeon, conocida como la Diva, es capaz de cenar 30 huevos fritos, cinco paquetes de sopa y una caja de patas de cangrejo acompañada de empanadillas de carne. Pero la pantalla del ordenador no es la única que nos permite salivar viendo cómo otros disfrutan de deliciosas orgías 'gourmet': a través del móvil, el'food porn'ha encontrado su mejor cabida en Instagram, donde los platos se degustan a golpe de 'likes'. Hoy más que nunca la comida es un foco de placer, quizás porque la obsesión por conseguir el cuerpo perfecto haya convertido al acto de comer en la última transgresión.

Pero volvamos al 'feederismo', donde no hay pantallas que se interpongan entre la comida y el sujeto. Este fetichismo sexual incluye dos figuras: el 'feeder', encargado de alimentar a su pareja, y el 'feedee', el alimentado cuyo cometido es engordar sin límites. Curiosamente, el 'feederismo' suele nacer en personas delgadas, que creen que su forma física limita su vida sexual. En la web 'Fantasy Feeder', un usuario explica su condición. "Eres consciente de que no estás tan en forma como debieras, y también conoces los riesgos para la salud asociados al sobrepeso, pero lo terminas por considerar un mal menor comparado con el placer que obtienes al engordar. Te miras ante el espejo y admiras tu grasa cuando te agarras los michelines y elevas tu tripa para ver cuánto ha crecido", explica. Ahí nace el término 'bloating' (distensión abdominal), que se suele conseguir mediante la ingesta masiva de líquido o comida.

Un vídeo en YouTube muestra a una chica contando su historia personal. “Hace dos años conocí a un chico por la red. Nos pusimos a hablar por Skype y me propuso que comenzara a comer pizza, sándwiches... Me encantó la experiencia y pasado un tiempo, empecé a tener tripita. Él me enseñó diferentes webs sobre'feederismo' y comencé a apreciar las siluetas grandes. Tardé un año y medio en asumir que realmente quería engordar y ahora soy más sexy que nunca”, afirma. Una de las webs más populares es'Fantasy Feeder', donde sus usuarios narran sus vivencias (“Comparte y comenta tus fantasías relacionadas con la gordura en nuestros chats, mensajes privados y eventos”) y se abren perfiles para conocer a gente que practique esta conducta sexual. 'Fantasy Feeder'incluye un apartado dedicado al sadomasoquismo y un foro en el que los usuarios comparten sus experiencias.

“Algunas de las sesiones más sexis son en público, ya que tienes que disimular la excitación. En privado, te puedes soltar y combinar el sexo con la comida. Disfruto aunando el placer sexual con el acto de comer. Si como, me gusta obtener una gratificación a cambio. Si no lo hago, me gusta que me den un azote por no comer como un cerdo”, afirma un 'feedee'a la web 'Munchies'. En España existe la web 'Spanish Feeders', que se define como un sitio “para hombres y mujeres muy gordos/as que quieren ser más gordos/as ('feedes') y sus admiradores, que les ayudan a ser más gordos/as ('feeders').

La historiadora Joan Jacobs Brumberg explicó en 'Fasting Girls: The History of Anorexia Nervosa' (2000) cómo la burguesía de la sociedad victoriana encontraba en la comida que las mujeres tomaban la mejor forma de interpretar su personalidad y sus gustos personales. La comida se convertía, entonces, en una herramienta social, no en el medio mediante el que satisfacer las necesidades primarias. Esa es la razón por la que los dulces se condenaban, pues se asociaban con los deseos carnales. Hoy, la obesidad se asocia con la vagancia, mientras que el estar en forma se ve como el resultado de un loable ejercicio de autocontrol. Quizás la comida se haya convertido en un reducto en el que la moral puede imponer sus límites. En la actualidad, el sexo ya no es el tabú que era antaño y podemos tener toda la comida y el sexo que queramos.

Como señala Mary Eberstadt en un ensayo publicado en Hoover Institution, la comida se rodea como respuesta a esta transvaloración de los valores de trabas, mientras que el sexo es cada vez más libre. Mientras la autora se pregunta si la comida es el nuevo sexo, Don Kulick afirma en'Fat: The Anthropology of an Obsession' cómo el erotismo asociado al 'feederismo'termina por hacer del pene un elemento totalmente prescindible. El problema de esta práctica es que puesto que la mujer es la que suele ser alimentada, su cuerpo, por fin ajeno a cánones estéticos, termina por ser dominado por el hombre, responsable de darle de comer. Puesto que muchos fantasean con la idea de que la mujer adquiera tales dimensiones que no pueda valerse por sí misma (como fue el caso de Donna Simpson, que alcanzó los 280 kilos a manos de su marido, del que terminó por depender completamente), el 'feederismo' vuelve a relegar a la mujer a un papel de sumisión. La mayoría de los'feeders' son hombres, que se identifican como FA, mientras que los'feedees'(BBW o SSBBW) suelen ser mujeres.

Quizás es el momento de valorar las curvas. La moda, reacia a apostar por las tallas grandes, lleva años abriendo el camino a los diseños que superan el tallaje cero con creces. Ralph Lauren y Calvin Klein cuentan desde hace tiempo con sus líneas 'plus-size', mientras que en España fue Adolfo Domínguez la marca encargada de abrir la veda con AD+. Tara Lynn o Candice Huffine son algunas de las modelos que han hecho de las curvas su mejor arma. Huffine ha conseguido algo que antaño parecía imposible para una top con una talla 48: aparecer en el Calendario Pirelli. Ashley Graham, con una 46, aparece en 'Sports Illustrated' y la última sensación es David Lopera, un menorquino que a golpe de Photoshop transforma a las'celebrities' en mujeres de tallas grandes que ha logrado la atención de la prensa internacional. “Me atraen las mujeres grandes. Intento contrarrestar con mi trabajo la crítica que reciben de la sociedad. La mujer, al no estar delgada, se puede sentir rechazada, y la sociedad pretende inculcarle cosas como que su salud corre peligro. Me gustan más las mujeres con curvas, y creo que hablo en nombre de todos cuando digo que cuanto más haya donde agarrar, mejor", cuenta el artista a 'Vanitatis'.

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Aplicaciones que miden las calorías ingeridas, dietas que prometen bajar una talla en tiempo récord o rutinas 'fitness'pensadas para moldear la silueta no tienen cabida en una conducta sexual en la que la delgadez carece de sentido. La práctica del 'feederismo'aboga por encontrar el placer en comer y en engordar. "Se acabó el tener que justificar nuestro peso alegando un metabolismo lento. Ahora podemos admitir con orgullo que nos encanta lo que la sociedad, esa que aborrece abiertamente el sobrepeso, llama glotonería. Estamos gordos porque comemos mucho, y eso nos encanta", asegura un usuario del blog 'Bigger Fatter'.

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