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¿Cómo saber si necesitas usar un cosmético con receta?
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CUIDADOS EN LA PIEL

¿Cómo saber si necesitas usar un cosmético con receta?

¿Es suficiente con los productos de venta libre o necesito una fórmula magistral? Te lo dirá el dermatólogo, pero conviene saber que la premisa de los de receta no siempre es una concentración mayor

Foto: Es básico consultar al experto. (Content Pixie para Unsplash)
Es básico consultar al experto. (Content Pixie para Unsplash)

La dermocosmética, cosmecéutica o medicina cosmética avanza a pasos agigantados. Por cualquiera de estos términos nos referimos a esos productos de belleza que, siendo cosméticos, se acercan en concentración y fórmula a los de prescripción profesional. En ocasiones tenemos claro que un producto potente que me vendan libremente en la farmacia, parafarmacia o perfumería me funciona a las mil maravillas; si lo he hecho bien, la indicación me la habrá dado el dermatólogo en consulta. Pero hay otras veces en las que los llamados cosméticos de venta libre se quedan cortos, o simplemente, al ser estándar, no satisfacen unas necesidades cutáneas concretas. Es entonces cuando entra en juego el concepto 'fórmula magistral', o lo que es lo mismo, preparado prescrito por un médico especializado.

Un cosmético con receta, vaya. De entrada se tiende a relacionar con que tendrá una concentración más alta de la que se ofrezca en el mercado. Lo que ocurre es que como consumidores no siempre tenemos claro qué cantidad tiene el sérum que hemos comprado, de tal o cual activo, o si es más o menos efectivo para nuestra piel en función de la fórmula y la combinación con otros ingredientes. Tal y como apunta Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovicza, “cada vez más productos tienden a incluir el grado de principio activo, algo que sobre todo ocurre en los ácidos exfoliantes -por ejemplo, cuando se menciona que el ácido salicílico va al 2%- o con los retinoides -como cuando vemos un retinol al 0,3%-”.

Pero ojo, porque como comenta Raquel González, directora de educación y cosmetóloga en Perricone MD, tener escrito un porcentaje en una etiqueta no nos hace más o menos expertos con respecto al producto que necesitamos. “Por eso es siempre importante la prescripción. Hay ocasiones en las que nuestros clientes usan productos que nos les favorecen a su piel, a veces por ser demasiado atrevidos con formulaciones que pueden irritarla y otras por exceso de frenada. Por eso, aunque estemos en el lado de la cosmética y no de la medicina, creemos fielmente en la prescripción para asegurar los resultados que todos esperamos”.

La concentración no lo es todo

placeholder Los preparados magistrales son mano-dependientes pues se formulan específicamente para cada paciente. (Jocelyn Morales para Unsplash)
Los preparados magistrales son mano-dependientes pues se formulan específicamente para cada paciente. (Jocelyn Morales para Unsplash)

Con todo, conviene aclarar que el porcentaje de un activo no lo es todo en un cosmético con receta. Así lo indica la Dra. Lidia Maroñas, dermatóloga de la Academia Española de Dermatología y Venereología. “La diferencia fundamental entre un cosmético de venta libre y una fórmula magistral no es tanto la concentración de los principios activos, sino la reproducibilidad y la estandarización de la fórmula: a los preparados de venta libre se les presupone una sistematización y estandarización en el proceso de producción que hace que su fórmula sea exactamente reproducible. Los preparados magistrales son mano-dependientes, pues se formulan específicamente para cada paciente”. Es decir, que según la dermatóloga, lo que de verdad marca la diferencia es que los preparados magistrales permiten indicar al paciente la fórmula (tanto en tipo como en concentración de activos) que necesita exactamente cada paciente, adaptando el tratamiento no solo para esa persona, sino para cada etapa del proceso en el que se encuentre.

“Podemos encontrar concentraciones igual de bajas o altas con ambos tipos de cosméticos. La principal diferencia es que con la formulación magistral podemos indicar la concentración exacta que queramos para cada ingrediente de acuerdo a las necesidades del paciente o del procedimiento que queramos hacer en consulta (por ejemplo, al aplicar una mascarilla despigmentante, después de un procedimiento de láser o microneedling). Lo cual puede no estar necesariamente comercializado en productos de venta libre”, prosigue Maroñas.

Piel con problemas o sin ellos

Si te estás preguntando cómo saber realmente si necesitas una receta magistral, la respuesta la tienes de nuevo en el dermatólogo: como añade Lidia Maroñas, él es el máximo especialista de la piel sana, no solo de la enferma. “Por tanto, siempre que busquemos una pauta de tratamiento orientada a conseguir el máximo resultado y, por supuesto, siempre que exista patología, aunque sea leve (por ejemplo, inicio de un acné, aparición de manchas, rojeces faciales, etc), el paciente debería acudir a su dermatólogo antes de iniciar cualquier cuidado cutáneo. La necesidad de prescripción médica existe tanto para preparados de venta libre como de formulación magistral”.

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Fórmulas ganadoras

Las despigmentantes son las fórmulas magistrales más utilizadas. La Dra. Maroñas las usa, por ejemplo, para preparar la piel antes de realizar un procedimiento en consulta, como el peeling o la mesoterapia. Si nos vamos a los ingredientes concretos, los retinoides encabezan el listado de los favoritos cuando se trata de combatir las manchas, el acné o rejuvenecer. Según Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Perricone MD, alguien que no tenga una piel con patologías podrá ir avanzando en ciertos grados de retinol siempre y cuando sea responsable con el uso del producto. Sin embargo, hay niveles de retinoides que superan la media y cuyo consumo en casa debe ir acompañado siempre de una prescripción específica. Tal es el caso los productos con un alto grado de retinaldehído, una molécula de vitamina A más potente que el retinol y el paso anterior al ácido retinoico de receta dermatológica.

placeholder Entre esos efectos adversos está la sensación de falta de confort, irritación, sequedad y descamación. (Angelica Echever para Unsplash)
Entre esos efectos adversos está la sensación de falta de confort, irritación, sequedad y descamación. (Angelica Echever para Unsplash)

Es un principio que, en porcentajes elevados, solo se aconseja a pieles en con determinados niveles de fotoenvejecimiento o acné, por citar algunos casos. Tengamos en cuenta que el retinaldehído es 11 veces más potente que el retinol, pero esa potencia y velocidad de eficiencia viene de la mano de los efectos secundarios que se pueden sufrir si no viene prescrito por un profesional”. Entre esos efectos adversos está la sensación de falta de confort, irritación, sequedad y descamación. Otro de los activos con los que hay que tener cuidado es la hidroquinona. “Aunque sea a concentraciones habituales de cosméticos, puede desencadenar una pigmentación patológica si no se aplica con la pauta recomendada”, advierte Lidia Maroñas.

Si hablamos de alopecia, el ingrediente estrella es el minoxidil, que se prepara por el profesional a menudo combinado con finasterida tópica. “Da excelentes resultados. Para patologías del cuero cabelludo también funciona muy bien la combinación de queratolíticos como el ácido salicílico y antiinflamatorios tópicos como los corticoides”, añade la dermatóloga. En definitiva, tanto si hablamos de cosméticos que podamos comprar por nuestra cuenta o de cosméticos y medicamentos tópicos que necesiten prescripción, es importante, como concluye Maroñas, “no banalizar el efecto en la piel y sus posibles afectos adversos, por eso resulta esencial la pauta del dermatólogo”.

La dermocosmética, cosmecéutica o medicina cosmética avanza a pasos agigantados. Por cualquiera de estos términos nos referimos a esos productos de belleza que, siendo cosméticos, se acercan en concentración y fórmula a los de prescripción profesional. En ocasiones tenemos claro que un producto potente que me vendan libremente en la farmacia, parafarmacia o perfumería me funciona a las mil maravillas; si lo he hecho bien, la indicación me la habrá dado el dermatólogo en consulta. Pero hay otras veces en las que los llamados cosméticos de venta libre se quedan cortos, o simplemente, al ser estándar, no satisfacen unas necesidades cutáneas concretas. Es entonces cuando entra en juego el concepto 'fórmula magistral', o lo que es lo mismo, preparado prescrito por un médico especializado.

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