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Las patatas bravas que tienes que probar sí o sí en San Sebastián: con salsa secreta desde hace medio siglo
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Recetas que perduran

Las patatas bravas que tienes que probar sí o sí en San Sebastián: con salsa secreta desde hace medio siglo

Este bar de la Parte Vieja sirve una de las bravas más míticas de Donosti, con receta propia desde hace más de 50 años y 40.000 kilos de patata al año

Foto: Patatas bravas de La Mejillonera (cerveceriaslamejillonera.es)
Patatas bravas de La Mejillonera (cerveceriaslamejillonera.es)

En San Sebastián hay lugares que no necesitan carta ni presentación: basta con escuchar los gritos de las comandas o ver las mesas llenas para saber que algo bueno se cuece dentro. Uno de ellos lleva casi cincuenta años sirviendo mejillones, calamares y patatas bravas con un estilo inconfundible, que no ha variado ni cuando otros intentaban parecerse. La fórmula sigue siendo la misma: sencillez, ritmo, producto y, en el caso de las bravas, una salsa secreta que no ha cambiado desde hace más de medio siglo.

Hablamos de La Mejillonera, el bar de la calle Puerto que forma parte de la memoria colectiva donostiarra. Fundado por la familia Escudé hace más de 50 años, este local forma parte de una saga hostelera que originalmente se remonta a 1967 y que hoy gestiona también los bares homónimos de Pamplona y Logroño. Tal como subraya su propio nombre, es un lugar especializado en mejillones, pero también es muy célebre por sus famosas patatas bravas, que incluyen una salsa con receta secreta que "pica lo justo".

La fama no es casual: en días como los de Semana Grande pueden salir hasta 300 kilos de patatas, y según explicó su responsable actual, Armando Escudé, en una entrevista con Pintxos.es, al año rondan los 40.000 kilos servidos. La clave está en el corte sencillo, la cocción precisa y su salsa secreta. El resultado engancha por su contraste de texturas: patata suave por dentro, crujiente por fuera, con un picor que no abruma, pero invita a repetir.

Un establecimiento muy especial

En La Mejillonera todo ocurre de cara al público, y los camareros cantan los pedidos a viva voz, como se ha hecho siempre. Ese ritmo frenético es parte del espectáculo, igual que lo son las paredes llenas de recuerdos, las bandejas de mejillones al vapor y los vasos que cruzan la barra sin descanso. El local es pequeño, con espacio para estar de pie o en taburetes altos, y la rotación es constante.

Las patatas bravas de La Mejillonera se han llevado importantes reconocimientos, y han sido incluidas entre los mejores pintxos de la ciudad por chefs con estrella Michelin.

En San Sebastián hay lugares que no necesitan carta ni presentación: basta con escuchar los gritos de las comandas o ver las mesas llenas para saber que algo bueno se cuece dentro. Uno de ellos lleva casi cincuenta años sirviendo mejillones, calamares y patatas bravas con un estilo inconfundible, que no ha variado ni cuando otros intentaban parecerse. La fórmula sigue siendo la misma: sencillez, ritmo, producto y, en el caso de las bravas, una salsa secreta que no ha cambiado desde hace más de medio siglo.

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