La tuberculosis acaba con la ganadería de eventos taurinos más antigua de Guipúzcoa: "Es una pena inmensa"
Las últimas 80 cabezas de Marqués de Saka se sacrificarán la próxima semana al detectarse varios casos de la enfermedad. La severidad de la normativa en el País Vasco obliga a que, con el 1% de la explotación infectada, se limpie todo el ganado
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La histórica ganadería guipuzcoana Marqués de Saka pone punto y aparte a su actividad. No se jubila nadie. Tampoco es un negocio a pérdidas. La razón de este adiós después de más de 200 años de trabajo está en la enfermedad que han contraído unas 5 de sus 240 cabezas de ganado: la tuberculosis. El protocolo para encarar la afección es común en toda España, pero en algunas autonomías declaradas "oficialmente libres" -como el País Vasco, que desde 2020 no registraba ningún caso- la normativa es más rígida. Con tan solo el 1% de la explotación infectada, debe sacrificarse todo el ganado. En esta ocasión, al haber unos 200 ejemplares, dos casos eran suficientes para acabar con el rebaño. "Es una pena muy grande. Volveremos a comprar animales, pero ya no va a ser la misma genética", lamenta el portavoz de Marqués de Saka.
La tristeza es el principal sentimiento que recorre estos días el campo guipuzcoano. "Por mucho que ahora podamos comprar otras vacas, no van a ser como las nuestras. Aquí han crecido con mucho mimo y cuidado para preservar la raza", explican desde la ganadería a El Confidencial. La primera infección la detectaron en marzo del año pasado cuando una novilla se contagió. La explotación hizo todo lo posible por acabar con el foco. Hicieron varios saneamientos, pero cada semana crecía ligeramente el número de animales infectados hasta llegar a los cinco. Los motivos aún no están identificados, pero los ganaderos apuntan a los animales silvestres del campo. "Nosotros hacemos saneamientos continuamente, pero la fauna más salvaje no tiene estos controles", explica.
Entre los planes del Ministerio de Agricultura justamente está acabar con la afección en los entornos silvestres para frenar los contagios a los animales domésticos. La primera crisis sanitaria de tuberculosis en animales se detectó en España en los años cincuenta, pero no fue hasta 1987 cuando se establecieron las primeras pautas de erradicación. El programa de la cartera de Luis Planas estima acabar con el problema en todo el país para el año 2030.
Otras autonomías, como la Comunidad Valenciana o Aragón, tienen un sistema más laxo para controlar la tuberculosis y permiten preservar un par de ejemplares para recriar la ganadería. Sin embargo, la normativa vasca es tajante. Las soluciones planteadas por la Diputación son ayudas económicas por la pérdida de cabezas. Pero los ganaderos desconfían. "Con la prestación no voy a poder comprar el mismo número de animales que ya tenía", señala el portavoz y añade: "Además, las que nos quieran vender ahora no van a ser tan buenas. Nadie quiere deshacerse de sus mejores animales".
El Marqués de Saka contaba con 240 cabezas hasta que se detectaron los primeros casos de tuberculosis. El pasado verano, como ya no pudieron destinar ni sus vacas ni toros a las fiestas populares, decidieron reducir su rebaño en 160 cabezas. Este mes, ante la incapacidad de acabar con el brote y planificar los festejos patronales del próximo período estival, han tomado la decisión de cortar el problema de raíz. "Nos vemos obligados a sacrificar el total de la ganadería tras no poder revertir la incidencia", explican en un comunicado.
La semana pasada, sacrificaron unas 80 y en los próximos días se despedirán de las 80 restantes. Con más de 200 años a sus espaldas es la ganadería más antigua del País Vasco. La singularidad de la raza ha permitido que la ganadería persista, a pesar de que en los últimos años la legislación sobre los toros se ha endurecido. Son reses bravas especializadas en eventos taurinos como capeas, carnavales y el sokamuturra, un festejo tradicional vasco que consiste en soltar a un toro ensogado por las calles. "Nuestros animales son muy especiales y están muy valorados. Tienen un movimiento distinto, rematan a las tablas, dan mucho espectáculo...", explica el portavoz.
"Ahora es momento de cerrar una etapa, de afrontar con coraje la situación, de tragar y llorar para coger fuerzas y volver a levantar cabeza lo antes posible", inciden los ganaderos a través de sus redes sociales. Y son cientos los aficionados, muchos procedentes del País Vasco, pero también de Navarra, Zaragoza o Huesca, que han querido rendir homenaje a la ganadería con mensajes y vídeos que han inundado las redes. Más allá de las mermas económicas derivadas del sacrificio, a estos trabajadores les preocupa la pérdida de la raza. Para tratar de preservar la genética de la ganadería han extraído óvulos de cuatro vacas y el esperma de un toro, pero no tienen garantías de que salgan los animales deseados. "Hay que seguir para adelante", asume el portavoz entre suspiros.
La histórica ganadería guipuzcoana Marqués de Saka pone punto y aparte a su actividad. No se jubila nadie. Tampoco es un negocio a pérdidas. La razón de este adiós después de más de 200 años de trabajo está en la enfermedad que han contraído unas 5 de sus 240 cabezas de ganado: la tuberculosis. El protocolo para encarar la afección es común en toda España, pero en algunas autonomías declaradas "oficialmente libres" -como el País Vasco, que desde 2020 no registraba ningún caso- la normativa es más rígida. Con tan solo el 1% de la explotación infectada, debe sacrificarse todo el ganado. En esta ocasión, al haber unos 200 ejemplares, dos casos eran suficientes para acabar con el rebaño. "Es una pena muy grande. Volveremos a comprar animales, pero ya no va a ser la misma genética", lamenta el portavoz de Marqués de Saka.