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¿Adiós a Airbnb en Bilbao? Las nuevas medidas de la ciudad para limitar los pisos turísticos

El futuro de los pisos turísticos en Bilbao está en el aire. Las nuevas restricciones del Ayuntamiento podrían cambiar por completo este tipo de alquileres en la ciudad

Foto: Vista panorámica de la ciudad de Bilbao. (iStock)
Vista panorámica de la ciudad de Bilbao. (iStock)

Pocos dudan de que la proliferación de viviendas turísticas en Bilbao ha sido uno de los factores clave en el encarecimiento del alquiler y la reducción de la oferta para los residentes. Los datos indican que el auge de plataformas como Airbnb ha provocado un incremento de precios que dificulta el acceso a una vivienda de larga duración, especialmente en los barrios más afectados por la presión turística.

Por ello, el Ayuntamiento de Bilbao ha dado un paso adelante en la regulación de los alquileres de uso turístico, limitando su implantación a la primera planta en edificios residenciales de barrios con mayor concentración de este tipo de alojamientos. Según la modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), aprobada inicialmente esta semana, los barrios de Casco Viejo, Bilbao La Vieja, Matiko, Abando, Indautxu y Olabeaga verán restricciones más estrictas en este sector.

El nuevo marco regulador equipara las Habitaciones de Uso Turístico (HUT) con las Viviendas de Uso Turístico (VUT), estableciendo que ambas se consideren actividades económicas y estén sujetas a las mismas limitaciones. La medida busca frenar el uso de las HUT para esquivar restricciones previas aplicadas a las VUT.

Acceso independiente obligatorio

Entre las principales restricciones que se impondrán, están la obligatoriedad de contar con un acceso independiente en los nuevos pisos turísticos y la limitación de un único alojamiento turístico por edificio, condiciones que podrían dificultar más la apertura de nuevos alojamientos. Según las estimaciones municipales, las viviendas turísticas representan ya el 24% de las plazas turísticas en la ciudad.

Además, los alojamientos turísticos solo se autorizarán "en la planta más baja destinada a viviendas en edificios de viviendas libres existentes que tengan reconocido el uso", lo cual significa que en el Casco Viejo solo serán autorizadas en la primera planta o en la planta baja.

La normativa también regula viviendas colaborativas y residencias comunitarias, diferenciando entre aquellas de uso residencial y las vinculadas a equipamientos o entidades de interés público, que tendrán un uso equipamental compatible con terciario y residencial.​

Las residencias de estudiantes también estarán afectadas por la nueva normativa. Aunque podrán seguir alquilando habitaciones a turistas, solo podrán hacerlo durante los meses de verano y estarán obligadas a reservar al menos el 30% de sus plazas para estudiantes.

Solo podrá haber un alojamiento turístico por edificio, y tendrá que tener un acceso independiente

Antes de la implementación de esta normativa, el Ayuntamiento ya había aprobado en noviembre de 2024 la suspensión cautelar de nuevas licencias para pisos turísticos en toda la ciudad. La decisión fue tomada para frenar el aumento de estos alojamientos mientras se elaboraba la actual regulación.

La normativa, que aún debe pasar por distintos trámites antes de su aprobación definitiva, ha generado diferentes reacciones. Mientras algunos sectores celebran la medida por su potencial para proteger el acceso a la vivienda, otros critican que podría afectar negativamente al turismo y a pequeños propietarios que dependen de estos ingresos.

El Ayuntamiento de Bilbao defiende estas restricciones como una medida necesaria para garantizar un equilibrio entre el turismo y el derecho a la vivienda. Con estos cambios, la ciudad se suma a la tendencia de otras capitales europeas que han optado por limitar la expansión de las plataformas de pisos turísticos en su territorio.

Pocos dudan de que la proliferación de viviendas turísticas en Bilbao ha sido uno de los factores clave en el encarecimiento del alquiler y la reducción de la oferta para los residentes. Los datos indican que el auge de plataformas como Airbnb ha provocado un incremento de precios que dificulta el acceso a una vivienda de larga duración, especialmente en los barrios más afectados por la presión turística.

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