PNV busca gran jefe y el único relevo "verosímil" de Ortuzar es Aitor Esteban
Ortuzar anunciará en 72 horas si se queda de "ancla" como hizo Arzalluz tras cambiar al lehendakari o si da paso a una dirección continuista con la prioridad de amarrar el nuevo estatus político con Moncloa. Esteban se deja querer: "Es un honor"
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Tras largos meses deshojando la margarita, Andoni Ortuzar (1962) anunciará en las próximas horas si opta a un cuarto mandato como presidente del PNV o cede el testigo a un nuevo liderazgo. Una decisión que el dirigente vasco guarda en el más absoluto secretismo y que tiene a la formación nacionalista "en ascuas", según describe un portavoz de Sabin Etxea.
Pero más allá del lógico interés político o el "morbo" que despierta una cuestión orgánica como esta, nadie debe esperar una gran revolución que altere el tablero vasco y nacional. El PSOE puede seguir contando con el PNV, cuyo objetivo prioritario en esta legislatura es alcanzar un pacto con Pedro Sánchez para un nuevo estatuto político para Euskadi.
Hace tiempo que Ortuzar viene expresando su deseo personal de apartarse y dar paso a nuevos liderazgos para contrarrestar el empuje electoral de Bildu. Así lo reafirmó el 8 de julio en una reunión de la ejecutiva del Euzko Buru Batzar (EBB) tras los malos resultados de las europeas en las que fueron tercera fuerza en el País Vasco, y así lo ha repetido ante diversos interlocutores políticos y económicos. Sin embargo, en todo este tiempo no ha dejado de testar opiniones internas en un proceso reflexivo que ha mantenido en el más absoluto secretismo. Y no es descartable que Ortuzar se quede al frente cuatro años más.
La obsesión prioritaria de los nacionalistas es conservar su poder institucional -gobiernan todas las grandes instituciones del País Vasco junto con el PSE- así como su enorme influencia en Madrid. Los partidarios de la continuidad de Ortuzar defienden que debe seguir como "ancla" del partido en un momento en el que se juegan completar el traspaso de las competencias pendientes y, sobre todo, alumbrar el prometido nuevo estatus político que reconozca la "realidad nacional" de Euskadi y, pese al rechazo de los socialistas, el derecho a decidir.
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El liderazgo del presidente del PNV será determinante, recalcan las fuentes consultadas. Y se deberían aprovechar las relaciones de confianza labradas con el PSOE en Madrid en los últimos años. "En un momento de tanta complejidad no podemos prescindir del conocimiento y el olfato político de Andoni", expresa un alto cargo.
Fuentes de la dirección nacionalista aseguran a El Confidencial que, si hay relevo, la única "opción verosímil" sería su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, hombre de la máxima confianza de Ortuzar y el que mantiene las mejores conexiones con Moncloa y los distintos ministerios, más allá del líder y del todopoderoso secretario de organización, Joseba Aurrekoetxea, muñidor en la sombra y con ganas también de 'jubilarse' de sus cargos.
El diputado vasco se ha dejado querer esta mañana en el programa Espejo Público al ser preguntado por su candidatura, al afirmar que él está al servicio del partido y "es un honor ser el presidente del PNV", si bien ha precisado que son las bases quienes a partir del lunes propondrán los nombres.
El portavoz en el Congreso se deja querer: "Siempre a todo lo que se me ha solicitado he dado un paso adelante"
"Llevo muchos años en el PNV. Siempre a todo lo que se me ha solicitado he dado un paso adelante. Desde luego es un honor ser el presidente del PNV. Pero aquí nadie se presenta, son los afiliados los que en dos vueltas de votación primero proponen y luego votan cuál es el candidato más acertado. Lo veremos a partir de la semana que viene (...) Estoy seguro de que vamos a acertar, sea la decisión que sea", ha señalado.
Ese escenario obligaría a Esteban a abandonar el Congreso veintiún años después, y exigiría taponar un hueco muy sensible. Internamente, se apunta a Idoia Sagastizabal, portavoz de los temas económicos, como futura sustituta de Esteban en Madrid.
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Ortuzar tiene previsto comunicar a la militancia su decisión antes de que el lunes se active la maquinaria interna que conducirá a la Asamblea General de finales de marzo, encargada de actualizar la estructura, el programa político y la estrategia del partido, que este año cumple 130 años. Los batzokis serán los encargados de postular los nombres, para lo que tienen 15 días.
Hay razones objetivas que justificarían la salida de Ortuzar. Lleva presidiendo el partido desde enero de 2013 y siempre deslizó su intención de no eternizarse en el cargo. Pero aún pesa más la necesidad de culminar el relevo generacional que permita al PNV reconectar con los votantes más jóvenes ante el empuje indiscutible de Bildu. Aunque la eventual apuesta por Aitor Esteban tampoco cumpliría con ese objetivo, ya que tienen la misma edad.
El recambio generacional fue la justificación por la que la dirección de Ortuzar forzó hace ahora un año el recambio a regañadientes del lehendakari, Iñigo Urkullu, por un joven y desconocido Imanol Pradales. Si Ortuzar quiere ser coherente, él también debería echarse a un lado, como le insisten desde los sectores críticos (y desorganizados) que denuncian el "amiguismo" de la ejecutiva a la hora de repartirse los cargos. A estas voces tampoco satisface el nombre de Esteban, por ser de la "misma cuadrilla política", además de marido de la actual presidenta en Vizcaya, Itxaso Atutxa, quien acaba de dejar el cargo.
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Bajo el mandato de Ortuzar, el PNV ha vivido una edad dorada en términos de poder e influencia: gobiernan todas las instituciones y han sido socios imprescindibles y preferentes de Zapatero, Rajoy y Sánchez en Madrid. Aunque el temido sorpaso de Bildu, conjurado en las autonómicas pero rebasados en el resto de citas electorales, exige al partido una revisión en profundidad para reconectar con la sociedad, tal y como busca Pradales desde el Gobierno vasco.
Con ese objetivo de renovación, se cambiaron los carteles electorales ya en las elecciones municipales y forales de 2023, con resultados insuficientes, más allá de la pírrica victoria en las autonómicas de abril y del mencionado fiasco de las generales. También han renovado ahora las direcciones territoriales. Además de Atutxa, ha salido Joseba Egibar, el frustrado delfín de Xabier Arzalluz, tras cuarenta años controlando el aparato en Guipúzcoa.
Pero si se queda, Ortuzar tiene un espejo en el que mirarse. Xabier Arzalluz justificó en 1999 que iría a un último mandato -estuvo al frente del EBB después de que nombraran a Juan José Ibarretxe candidato a lehendakari en sustitución de José Antonio Ardanza. Según dijo, debía esperar a que Ibarretxe consolidara su liderazgo político -pronto presentaría su famoso plan soberanista- y garantizar la cohesión del Gobierno vasco con el partido. Este argumento es manejado hoy por altos cargos actuales, que recuerdan que el principal padrino del actual lehendakari es Ortuzar y que es conveniente mantener esa "complicidad" en la bicefalia.
Tras largos meses deshojando la margarita, Andoni Ortuzar (1962) anunciará en las próximas horas si opta a un cuarto mandato como presidente del PNV o cede el testigo a un nuevo liderazgo. Una decisión que el dirigente vasco guarda en el más absoluto secretismo y que tiene a la formación nacionalista "en ascuas", según describe un portavoz de Sabin Etxea.