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El pueblo pesquero de las casas de colores en el País Vasco que es perfecto para una escapada romántica: está a 1 hora de Bilbao
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LLENO DE ENCANTO

El pueblo pesquero de las casas de colores en el País Vasco que es perfecto para una escapada romántica: está a 1 hora de Bilbao

Esta ciudad fronteriza, popular por su casco histórico amurallado y situada a los pies del monte Jaizkibel (el más alto del Cantábrico), es un enclave único en la costa de Guipúzcoa

Foto: Hondarribia, en Guipúzcoa, invita a recorrer su casco histórico amurallado y perderse por sus calles. (Shutterstock)
Hondarribia, en Guipúzcoa, invita a recorrer su casco histórico amurallado y perderse por sus calles. (Shutterstock)

Hace siglos que Hondarribia se vació de turistas al tener que enfrentarse a un séquito de enemigos sin piedad. En el contexto de la Guerra de los treinta años, los continuos asedios y ataques a la localidad ubicada a los pies del monte Jaizquibel, el más alto de la costa cantábrica, habían engullido su algarabía de "terraceo" y pintxos.

Solo algunos habitantes curiosos vagaban por los entonces reductos empedrados de la villa pesquera por excelencia en Guipúzcoa, en el País Vasco, ubicada al lado de la desembocadura del Bidasoa. Ese pintoresco pueblo, rodeado de mar y montaña, cuenta con una larga tradición marinera que se mantiene tan viva como sus ricos espacios naturales.

Foto: Este pueblo del País Vasco está en pleno Geoparque de la Costa Vasca. (Turismo de Mutriku)

Hondarribia se alza en un promontorio sobre la bahía de Txingudi, siendo además el primer mirador fronterizo a Francia. El pueblo destaca también por ser en el pasado un destacado enclave estratégico. Su ubicación permitía establecer una conexión terrestre entre Castilla y Francia, lo que facilitaba el comercio y el movimiento militar. Al mismo tiempo, controlaba la salida natural de Navarra al mar a través del río Bidasoa, además de proporcionar a Castilla un mayor control sobre las aguas del país galo.

Mirando a Francia

Su belleza se despliega en los caseríos vascos que transmiten la receta ancestral de los pescadores hondarribiarras (la axoa) de generación en generación, en su pasado medieval y sus casas de colores en el Casco Viejo y el barrio de La Marina, declarado Monumento Histórico Artístico, por donde pasearon monarcas como Isabel de Valois o Juana de Castilla. En temporada alta, también podrás encontrarte a famosos que han establecido allí su residencia veraniega como Elsa Pataky.

Hondarribia es considerado uno de los pueblos más bonitos (gourmet y surfero) de la costa norte de España y un paraíso para los amantes de la fotografía. Al caminar por sus calles, les espera un bello lienzo salpicado por su suelo adoquinado y su cruce policromático, desde la Puerta de Santa María, un portón medieval coronado por el escudo de la ciudad, hasta su calle más "instagrameable".

Este paraje vasco rezuma romanticismo y encanto en cada rincón, por lo que es ideal para celebrar un aniversario en pareja. Su gastronomía también es muy apreciada: podrás disfrutar de platos típicos como el marmitako en la animada calle del barrio de La Marina o comer con vistas sin tanto bullicio en la terraza de Kai Zaharra, una taberna situado en el Paseo de Butrón.

Desde la Plaza de Armas, los visitantes tienen una postal de película al observar el Castillo de Carlos V, hoy transformado en Parador Nacional (con tapices de Rubens en su interior) y las casas de balcones floreados que rematan la calle de San Nikolas. Según se cuenta, los pescadores utilizaban el color sobrante de sus embarcaciones para dar un toque de vida a sus hogares.

Hondarribia siempre ha sido un destino predilecto de la burguesía vasca e inspiró a afamados escritores de la literatura universal como Víctor Hugo. Para el autor de Los miserables, Hondarribia forma "la silueta de un pueblo de oro, con campanario agudo, al fondo de un golfo azul, en una extensión inmensa". Su encanto sigue seduciendo a miles de turistas de diferentes partes del mundo que se quedan maravillados al perderse por sus calles y observar sus balcones llenos de flores.

placeholder Casas de pescadores en el emblemático barrio de La Marina, en Hondarribia, en Guipúzcoa. (iStock)
Casas de pescadores en el emblemático barrio de La Marina, en Hondarribia, en Guipúzcoa. (iStock)

Rodeada por un manto de viñedos, Hondarribia continúa siendo un importante nexo entre culturas y una joya en el norte de España, recordando su papel crucial en la historia de la península. Durante la época de las mareas vivas, la villa marinera desprende un olor a maresía, una mezcla de compuestos azufrados, marisco y feromonas sexuales de las algas.

Hace siglos que Hondarribia se vació de turistas al tener que enfrentarse a un séquito de enemigos sin piedad. En el contexto de la Guerra de los treinta años, los continuos asedios y ataques a la localidad ubicada a los pies del monte Jaizquibel, el más alto de la costa cantábrica, habían engullido su algarabía de "terraceo" y pintxos.

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