"Otegi hace campaña con un juez español": por qué Bildu aparca ahora la independencia
La coalición 'abertzale' radical tira de referentes ajenos al independentismo y se centra en el eje izquierda-derecha frente al nacional-identitario. El objetivo, superar al PNV como partido central
“Arnaldo Otegi haciendo campaña con un juez español… ¿Os imagináis qué dirían si lo hiciésemos nosotros?”, se preguntaba el líder del Partido Nacionalista Vasco, Andoni Ortuzar, en un mitin esta semana en Irún. El líder de los jeltzales hacía referencia a Manuel Díaz de Rábago, exjuez del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que en esta campaña ha pedido el voto para EH Bildu. Si bien el tono de Andoni Ortuzar podía resultar de sorpresa, lo cierto es que es un paso más en el cambio de estrategia de EH Bildu. Se busca voto no independentista. La coalición abertzale radical no ha dudado en tirar de figuras alejadas del independentismo para capitalizar su recién estrenada influencia en Madrid. Una campaña en la que han hablado más en clave izquierda-derecha que en clave nacional-identitaria. Al margen, claro, del estallido político y social que ha supuesto la inclusión de 44 etarras en sus listas.
No es que la estrategia sea nueva, pero sí estamos ante la primera contienda electoral en la que Bildu la abraza de forma explícita. Esta campaña se ha podido escuchar al líder de la vieja Batasuna decir que “el único voto eficaz para ganar desde la izquierda es el frente amplio de EH Bildu”. En esa misma línea se expresaba a través de las redes sociales el que fuera parlamentario y primer presidente de Sortu, Hasier Arraiz. “EH Bildu como lugar de encuentro. EH Bildu como lugar de reconciliación. EH Bildu como herramienta para construir el futuro entre diferentes”, decía Twitter. El año pasado, Bildu organizó en San Sebastián una mesa redonda con el título Euskal Eredua. Nuevas Mayorías, donde ya se daban cita algunos de los protagonistas secundarios de esta campaña y donde ya se podía intuir su giro, en un intento de poner más énfasis en lo primero que en lo segundo. “Si no vamos juntos, no ganamos. Ya está. Se acabó el debate”, recordó Arnaldo Otegi que le había dicho un tupamaro.
Nombres ¿nuevos?
Para entender a qué perfiles está tratando de acercarse EH Bildu en esta campaña electoral, no está de más echar un vistazo a los reclamos que han utilizado. El más llamativo de todos, el que hizo que Andoni Ortuzar llegase a preguntarse “qué pasaría si algún dirigente histórico de la izquierda abertzale levantara la cabeza”, es Manuel Díaz de Rábago. El exjuez, madrileño de nacimiento, estuvo amenazado por ETA en sus tiempos en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. El "juez español" ha pedido el voto para Bildu. Un apoyo que le sirve a la coalición para reforzar el mensaje de la reconciliación y del nuevo tiempo. Pero el apoyo de Díaz de Rábago a Bildu (y la decisión de la coalición de darle publicidad) no es solo relevante en lo que se refiere a la relación de (parte de) la sociedad vasca respecto al pasado reciente y a la violencia de ETA. Hay más, en clave identitaria. Y es que, en el vídeo en el que pide el voto para la coalición radical, Díaz de Rábago afirma que se siente “español, no vasco”. Un ejemplo palmario de cómo Bildu está tratando de ir más allá del caladero tradicional del independentismo y trata de captar al votante de izquierda, sea cual sea su sentimiento nacional.
Díaz de Rabago fue uno de los participantes en la ya mencionada mesa redonda. Otro de los que ya estaba allí y ha vuelto a emerger en esta campaña es Javier Madrazo. Madrazo es un superviviente de la política vasca, una figura que, si no en primera línea, siempre está ahí. Nacido en Cantabria, pero criado en el bilbaíno barrio de Rekalde, Madrazo fue prominente en tiempos del lendakari Ibarretxe. El por entonces coordinador general de Ezker Batua (la referencia de Izquierda Unida en Euskadi) ocupó entre 2001 y 2009 el cargo de consejero de Vivienda y Asuntos Sociales del Gobierno Vasco. Fueron los años del tripartito en Euskadi, con el PNV, una versión más clásica de EA (ahora formación residual en el seno de EH Bildu) y Ezker Batua.
En 2009, en unas elecciones marcadas por la Ley de Partidos, la formación de Madrazo sufrió una auténtica debacle, perdió la mitad de los votos y Madrazo ni tan siquiera entró en la Cámara vasca. Aunque dimitió como secretario general y fue sustituido por Mikel Arana, único parlamentario superviviente de la IU vasca, mantuvo su influencia a merced del cargo creado ad hoc de presidente de Ezker Batua. Las tensiones internas dieron lugar a que el sector afín a Mikel Arana constituyera Ezker Anitza y el de Madrazo, Ezkerra Berdeak. Serían los aranistas (los de Mikel) los que pasarían a ser la referencia de IU en Euskadi. Madrazo pasó entonces a ser miembro del círculo de Podemos de Rekalde.
Sin embargo, su extrañamiento con Podemos pasó desapercibido lejos de la capital vizcaína, pero hizo que corrieran ríos de tinta. Año 2015, elecciones municipales. Podemos en pleno auge como fuerza del cambio. Después de la ilusión generada por los resultados de las elecciones europeas del año anterior, la formación morada buscaba trasladar el momentum a la arena municipal. En Bilbao, su lista oficial era la de Udalberri Bilbao en común, un nombre que quizá sonaba ajeno y que seguramente no sería la primera elección de un spin doctor. Pero, cuando los bilbaínos acudieron a las urnas, se encontraron también con las papeletas de Ganemos-Sí se puede. Y muchos se decantaron por esta opción. De hecho, consiguieron tantos concejales como la lista oficial, dos para cada uno y fuerzas divididas.
No hace falta un análisis muy profundo para concluir que quienes votaron a Ganemos pensaban que votaban a Podemos. ¿Y quién estaba detrás? Según denunciaron de Podemos, miembros de su formación en proceso de expulsión y miembros de Ezkerra Berdeak…, el partido de Madrazo. Por más que lo negara en rotundo, su relación con Podemos quedó muerta. Después de apadrinar el no demasiado ilusionante Actúa, de Llamazares y Baltasar Garzón, en 2020 empezó a aparecer en el ámbito de influencia de Bildu. Y esta campaña ha publicado una carta en el diario Gara en la que señalaba que “las candidaturas de EH Bildu merecen en los comicios municipales y forales un buen resultado para constituirse en el eje de una alternativa real de izquierda en Euskadi”. En ese mismo texto, Madrazo dice confiar en la apuesta de Bildu por “construir un espacio de convivencia plural en el que independentistas, federalistas y confederación, como es mi caso, podamos colaborar”.
"Las candidaturas de Bildu merecen en los comicios un buen resultado para constituirse como una alternativa real de izquierda"
A esta lista de apoyos hay que sumar también a Nagua Alba, quien fuera secretaria general de Podemos Euskadi, que ha mostrado su apoyo a Juan Karlos Izagirrre, candidato de Bildu a la alcaldía de Donostia. Cuando lideraba a Podemos en Euskadi, Alba se marcó como objetivo “desalojar al PNV”. Un objetivo que encaja perfectamente con lo mostrado por EH Bildu en campaña.
Contra la derecha, contra el PNV
Aprovechando el marco particular que ofrecen unos comicios que en Euskadi son municipales y forales, tensiones en el espacio progresista no independentistas con las cuitas entre Podemos y Sumar (aunque en Euskadi las alianzas se han mantenido) y el cansancio del votante de izquierdas que ve que nada hace tambalear la hegemonía del PNV, Bildu ha aprovechado esta campaña para marcar perfil de izquierdas. La coalición abertzale ha sacado a pasear, a la mínima ocasión, la influencia lograda en el Congreso y las leyes que ha contribuido a aprobar. La última de ellas, la ley de vivienda. Una ley a la que se opuso el PNV. Esta semana, en declaraciones a Radio Popular, el candidato de Bildu a diputado general de Bizkaia, Iker Casanova (condenado a 11 años de prisión en el macrosumario 18/98) negaba que esta ley suponga un “invasión competencial” como defiende el PNV. La vivienda es uno de los frentes donde Bildu ha tratado de atacar desde la izquierda al PNV. De hecho, Casanova ha pedido también que Bilbao y el área metropolitana de Bilbao sean declaradas “zonas tensionadas” como permite la nueva ley.
Bildu no se ha limitado a marcar su perfil de izquierda, sino que también ha hecho un esfuerzo de meter al PNV en el saco de “las derechas”. En uno de los anuncios más exitosos de esta campaña (que da cuenta también del cambio comunicativo de Bildu), la coalición enumera diversos gastos de campaña. “Una marquesina, 95 euros. Una valla en Sevilla, 1.220 euros (colocaron una para animar a Osasuna en la final de la Copa del Rey). Spot electoral, 6.000 euros. Publicidad en el tranvía, 9.200 euros. Que la derecha te haga la campaña… No tiene precio”, y una sucesión de imágenes de políticos mencionando a EH Bildu. Ahí aparecen Díaz Ayuso, Feijóo, Carlos Iturgaiz, Espinosa de los Monteros… Andoni Ortuzar y Aitor Esteban.
La campaña ha terminado con un tono duro entre los jeltzales y Bildu. Desde EH Bildu se ha acusado al PNV de bajar al barro y de cruzar líneas rojas. Ortuzar respondía con un juego de palabras en euskera con las palabras lokatza ('barro') y lotsa ('vergüenza'). “Barro no, vergüenza”, respondía Ortuzar.
Esa tensión se ha notado también en las redes, donde estos días se ha movido un vídeo sobre el patrimonio del diputado de Bildu en el Congreso, Oskar Matute. Un vídeo que desde sectores afines a la izquierda abertzale han atribuido al PNV. No es ese quizás el más llamativo de los enganchones de los últimos días. El protagonista involuntario de esa polémica fue el alcalde jeltzale del municipio alavés de Erriberabeitia, Javier Gallego. Gallego, que opta a la reelección, actúa como drag queen como La Polaka. Algo por todos conocido. Es más, se le pudo ver actuar en la fiesta anual de la formación jeltzale, el Alderdi Eguna. La aparición en redes de un vídeo en el que se mostraban imágenes de un espectáculo de Gallego con el texto “¿¿¿Esto te parece serio??? Con esta broma tenemos que acabar” y una imagen de la candidatura de EH Bildu. Andoni Ortuzar empleó su cuenta de Twitter para decir que, “según Bildu, ser transformista es indigno o te inhabilita para ser alcalde”. Desde EH Bildu respondieron atribuyendo el vídeo a un particular y mostrando su solidaridad con el alcalde y calificando de inaceptable el contenido del vídeo. En eso apareció en escena Yogurinha Borova, una de las drag queen más conocidas de Euskadi para mostrar su apoyo a EH Bildu. La política vasca puede llegar a ser muy entretenida.
Las urnas decidirán si esta estrategia de EH Bildu sirve para su tan largamente ansiado objetivo de romper la hegemonía al PNV. Con un ciclo electoral largo a la vista, estos comicios pueden marcar una senda.
“Arnaldo Otegi haciendo campaña con un juez español… ¿Os imagináis qué dirían si lo hiciésemos nosotros?”, se preguntaba el líder del Partido Nacionalista Vasco, Andoni Ortuzar, en un mitin esta semana en Irún. El líder de los jeltzales hacía referencia a Manuel Díaz de Rábago, exjuez del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que en esta campaña ha pedido el voto para EH Bildu. Si bien el tono de Andoni Ortuzar podía resultar de sorpresa, lo cierto es que es un paso más en el cambio de estrategia de EH Bildu. Se busca voto no independentista. La coalición abertzale radical no ha dudado en tirar de figuras alejadas del independentismo para capitalizar su recién estrenada influencia en Madrid. Una campaña en la que han hablado más en clave izquierda-derecha que en clave nacional-identitaria. Al margen, claro, del estallido político y social que ha supuesto la inclusión de 44 etarras en sus listas.
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