El aluvión de dimisiones en Guipúzcoa pone en la picota la política sanitaria de Urkullu
La destitución de la gerente de Osakidetza de Donostialdea, Itziar Pérez, provoca una cascada de renuncias. Los profesionales del principal hospital de Guipúzcoa tachan de "autoritaria" la gestión del Departamento de Salud
La política sanitaria del País Vasco está en el ojo del huracán. Una cascada de ceses y dimisiones en la cúpula de Guipúzcoa ha levantado a los sanitarios del Hospital Donostia, el de referencia en la provincia. Tachan de "dictatorial" la gestión del Departamento de Salud, mientras la consejera, Gotzone Sagardui, niega las acusaciones, pero tampoco ofrece explicaciones del cese de dos altos cargos del centro sanitario. Mientras, las voces críticas aumentan e incluyen a los sindicatos y a los partidos de la oposición, del PP a EH Bildu.
Todo comenzó (o más bien culminó) el pasado jueves. La directora general destituyó a la gerente en Donostialdea, el área de influencia a la que presta servicio el Hospital Donostia y que incluye además la gestión de los centros de salud de la capital y de otros municipios, Itziar Pérez. El argumento oficial fue que no estaba "alineada" con los intereses de la dirección ni con los del Departamento de Salud. Pero la cosa no acabó ahí. El terremoto continuó con otro cese, el de la directora médica, Idoia Gurrutxaga.
Y a partir de ahí se sucedieron las dimisiones, las de los dos subdirectores, Adolfo Beguiristain y Maite Martínez, en rechazo a las directrices de Osakdietza. Los responsables de recursos humanos del hospital e integración de la OSI, Esther Litago y Carlos Barruso, respectivamente, también abandonaron voluntariamente sus puestos tras conocer la decisión, dejando prácticamente tiritando al organigrama de Donostialdea. Ante la polémica, los grupos políticos no tardaron en reaccionar. El PP pidió la dimisión de la consejera Sagardui, y otros partidos como EH Bildu o Podemos exigieron explicaciones.
Además, 28 jefes de servicios y organizaciones de la OSI Donostialdea —la red de 32 centros de Atención Primaria y el hospital que cubre este área— remitieron a Salud una carta muy crítica con la dirección del servicio sanitario vasco. "Resulta realmente delirante que una organización de servicios que cada vez requiere una mayor cualificación técnica se gestione de manera centralizada y sin dar voz a las organizaciones y sus directivos", resaltaron en el escrito. También arremetieron contra "unos criterios de selección de profesionales absolutamente desfasados" y en los que "no prima ni el mérito ni el conocimiento adaptado a las necesidades", aseguraron.
La consejera de Salud, a la que también se preguntó sobre estos hechos, se limitó a decir que "poco tienen que ver" con la realidad. Una y otra vez se le preguntó por los motivos que llevaron a destituir, primero, a la gerente en Donostialdea y, después, a la directora médica. Pero en todas las ocasiones se limitó a decir que eran "muchos" y era "difícil" enumerar los hechos. Les quitó peso aludiendo a que es algo "habitual" que se reestructure a un equipo directivo cada cierto tiempo. Sin embargo, el Gobierno vasco no dudó en convocar una rueda de prensa para explicar los hechos, rodeados de críticas dentro y fuera del sistema de salud.
Querían de vuelta a todo el equipo, y exigían la dimisión de los altos cargos que orquestaron su salida. En el comunicado, remitido a El Diario Vasco, una treintena de trabajadores vertieron duras críticas contra la gestión de Osakidetza en el Hospital Universitario de Donostia. Sectarismo, torpeza e incompetencia fueron palabras que resonaron con fuerza entre los jefes de servicios.
Todos estos profesionales cerraron filas en torno a su exgerente y señalaron directamente al departamento de Salud. Osakidetza trató de apagar el fuego cuanto antes, y tras el revuelvo del fin de semana nombró como sustituto (en funciones) de Itziar Pérez a Agustín Agirre. Curiosamente, Agirre regentaba desde mayo la OSI Bidasoa, a la que también accedió en relevo a otro cargo que dimitió por diferencias con Salud cuando el departamento quería cerrar durante meses los quirófanos en este otro hospital para acometer reformas.
La polémica del centro oncológico
Con Pérez sonaron otros desencuentros. Uno de los más llamativos fue la cuestión de cómo integrar en la OSI el centro oncológico de Donostia, Onkologikoa. Además, uno de los subdirectores médicos recién dimitidos llegó a hablar de la existencia de un plan para que el hospital dejara de ser el de referencia para el tratamiento del cáncer peritoneal, y compartir la especialidad con otro clínico, el de Cruces (Barakaldo). La decisión ha sido tildada de un "capricho" de la consejera de Salud, a quien también se le acusa de servir a "criterios políticos" o de "amiguismos" en el ejercicio de sus funciones.
En el último mes fueron recurrentes las quejas por las debilidades del sistema sanitario que terminaron, a su vez, agitando el tablero político. No solo en País Vasco, sino también en la Comunidad de Madrid —con una manifestación multitudinaria en noviembre— y otros focos en Cantabria, Navarra o Aragón. Pero mucho antes, ya con la llegada de la pandemia, el lehendakari, Iñigo Urkullu, enfrentó sendas polémicas en materia de salud que involucraron a su consejera. Cuando en todo el país se sucedían casos de vacunaciones fuera de orden entre altos cargos, que aprovecharon su condición de privilegio, el escarnio público también recayó en suelo vasco.
La responsable de Salud tuvo que ofrecer explicaciones por las inoculaciones irregulares en los hospitales de Basurto y Santa Marina (Bilbao), protagonizadas por excargos del PNV. Tras la pandemia, las críticas por la falta de médicos y la saturación asistencial volvían a prender la mecha del hartazgo. Y todos los ojos volvían a posarse sobre la gestión del servicio en Euskadi. Ahora, ocurre de nuevo.
La política sanitaria del País Vasco está en el ojo del huracán. Una cascada de ceses y dimisiones en la cúpula de Guipúzcoa ha levantado a los sanitarios del Hospital Donostia, el de referencia en la provincia. Tachan de "dictatorial" la gestión del Departamento de Salud, mientras la consejera, Gotzone Sagardui, niega las acusaciones, pero tampoco ofrece explicaciones del cese de dos altos cargos del centro sanitario. Mientras, las voces críticas aumentan e incluyen a los sindicatos y a los partidos de la oposición, del PP a EH Bildu.