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Madrid, el nuevo campo de batalla del PNV y EH Bildu para ganar terreno en el País Vasco
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pactos relevantes con Sánchez en una semana

Madrid, el nuevo campo de batalla del PNV y EH Bildu para ganar terreno en el País Vasco

Los 'abertzales' buscan réditos para Euskadi en el Congreso con las elecciones vascas en el horizonte entre la gran preocupación del PNV, acostumbrado a explotar la debilidad de los gobiernos

Foto: Otegi y Ortuzar, acompañados de la candidata 'abertzale' a lendakari, Maddalen Iriarte, juntos en el acto para celebrar el fin de ETA en mayo de 2018. (EFE)
Otegi y Ortuzar, acompañados de la candidata 'abertzale' a lendakari, Maddalen Iriarte, juntos en el acto para celebrar el fin de ETA en mayo de 2018. (EFE)

Hace tiempo que EH Bildu dejó atrás la estrategia inamovible que imperó con ETA activa para asumir sin tapujos que el campo de acción político no se limita a las fronteras vascas —sobra recordar los discursos del histórico ‘abertzale’ Jon Idígoras en el Congreso de los Diputados sobre la inutilidad de este escenario—. La batalla, se convenció, también se gana en Madrid, como bien sabe el PNV, que ha sacado importantes réditos políticos de los gobiernos de Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez a cambio de su inmersión en la ‘política española’. Y, claro, que se comparta la misma estrategia, y además con el beneplácito del Ejecutivo español, que ha abierto de par en par la vía a acuerdos con la antigua Batasuna, ha sabido a cuerno quemado a la formación nacionalista, el socio preferente de Sánchez, con las elecciones vascas a la vuelta de la esquina.

La secuencia de los acontecimientos habla por sí sola. Miércoles, 20 de mayo: el Gobierno de Pedro Sánchez pacta con Bildu la derogación de la reforma laboral en un pacto que ahora ha entrado en una espiral de matizaciones, correcciones e incertidumbres tras el importante revuelo generado en todas las esferas, incluido el PSOE. Viernes: el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, eleva el tono ante este acuerdo, entendido como un toque de atención desde el Gobierno a la formación ‘jeltzale’ de que es posible explorar otras vías de acuerdo a la vista del caro rédito que implica el apoyo el PNV en el Congreso, y advierte a Sánchez de que la lealtad de su partido está a punto de resquebrajarse.

Foto: Marian Beitialarrangoitia y Arnaldo Otegi en una reciente rueda de prensa de EH Bildu. (EFE)

Domingo: el lendakari Iñigo Urkullu hace público su malestar y reprocha a Sánchez su pacto con Bildu ante los presidentes autonómicos en la tradicional reunión semanal desde que se decretó el estado de alarma para hacer frente al coronavirus. Lunes: en pleno cabreo nacionalista, el Gobierno español realiza un gesto elocuente y decide activar el traspaso de una treintena de transferencias pactadas a Euskadi después de que el cronograma establecido se frenara en seco por la pandemia, con la materialización además de las tres primeras competencias en junio, a las puertas de la campaña electoral de los comicios del 12 de julio.

Martes: el Gobierno vasco presiona a Sánchez al desvelar de forma pública que ha reclamado al Gobierno español el traslado a cárceles vascas de los presos de ETA y de otros reclusos con “arraigo familiar en Euskadi” que están en cárceles situadas fuera del País Vasco ante los efectos del coronavirus y para evitar contagios en los “masivos” desplazamientos de familiares a cárceles “muy lejanas”. Incluso, deja constancia de que ya ha habido una “interlocución” para materializar este acercamiento. Miércoles: el PNV anuncia a bombo y platillo, con una nota urgente y una posterior comparecencia del portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, que ha arrancado la gestión exclusiva del ingreso mínimo vital en el País Vasco y Navarra —ambas comunidades asumirán de forma exclusiva las funciones de la Seguridad Social en la tramitación de las peticiones y pagos con fondos del Estado— a cambio de su apoyo a esta popular medida.

El PNV no está dispuesto a que EH Bildu le robe el protagonismo en Madrid, de ahí la secuencia de acontecimientos en respuesta al pacto de Sánchez

El PNV no quiere, ni está dispuesto a ello, que EH Bildu le robe el protagonismo en Madrid, de ahí la cadena de acontecimientos en respuesta al controvertido pacto de Sánchez con la antigua Batasuna para derogar la reforma laboral e incrementar el techo de gasto de las instituciones vascas y navarras. De hecho, Ortuzar, a través del altavoz de la televisión pública vasca, minusvaloró el viernes el contenido y alcance del acuerdo entre Sánchez y la coalición ‘abertzale’ al, por un lado, poner en duda la materialización de la reforma laboral y, por otro, restar trascendencia a la financiación efectiva de los tres niveles institucionales del país —Gobierno, diputaciones y ayuntamientos—, ya que, según expuso, cuentan con “una vía un poquito más seria y segura que lo que este acuerdo dice”.

A efectos prácticos, el acuerdo en torno a la gestión del ingreso mínimo vital para asumir una gestión que se niega al resto de comunidades, y cuya negociación han culminado a lo largo de esta semana Ortuzar y la vicepresidenta Carmen Calvo, no solo supone el restablecimiento de la confianza del PNV con el Gobierno español —"nuestro depósito de confianza está un poco más lleno", ha señalado este miércoles Esteban— sino que sirve a la formación ‘jeltzale’ para mandar un claro mensaje ante su gran rival en las urnas en torno a su eficacia en Madrid.

El acuerdo sobre la gestión del ingreso mínimo vital no solo restablece la confianza con Sánchez: es también un mensaje del PNV a su rival en las urnas

Porque la guerra electoral entre el PNV y EH Bildu por la supremacía en Euskadi supera los límites del País Vasco y ha llegado a Madrid, que se ha convertido en los últimos meses en el relevante campo de batalla de las dos formaciones soberanistas de cara a sumar terreno a nivel autonómico para la cita con las urnas del 12 de julio. Los 'jeltzales', acostumbrados a explotar la debilidad de los gobiernos en España, asisten ahora con gran preocupación al aumento del protagonismo de la izquierda 'abertzale' en la política española.

La batalla, con las elecciones vascas ahora en el horizonte, viene de lejos. Hubo un significativo antes y después. Abril de 2019: EH Bildu da su apoyo “determinante” para la validación de seis decretos sociales de un necesitado Gobierno de Sánchez en la Diputación Permanente del Congreso a las puertas de las elecciones generales del 28 de ese mes. Su líder, Arnaldo Otegi, vende este logro para "modificar las políticas públicas" en España como una actuación “en la defensa de la soberanía nacional del pueblo vasco”. Además, de forma pública, diferentes voces de la coalición ‘abertzale’ se vanaglorian de su posición de fuerza en Madrid al desvelar numerosas llamadas de ministros de Sánchez para rogar su voto favorable a los decretos. Poco después, la antigua Batasuna ofrecía un cheque en blanco a Sánchez para su investidura para "frenar a la derecha".

Foto: Pedro Sánchez y sus vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, el pasado 13 de mayo en el Congreso. (EFE)

Fue el principio de un nuevo posicionamiento estratégico en Madrid, que nuncia había sido un terreno de juego para EH Bildu. Lo que al principio fue más bien un ofrecimiento envenenado al Gobierno de Sánchez, acosado por la derecha por su dependencia de las fuerzas independentistas, sin obviar el mensaje implícito al PNV, ha tornado ahora en una estrategia de enfrentamiento abierto al PNV, a quien pretende restar el protagonismo que ha tenido históricamente con los gobiernos del PP y del PSOE. Con sus actuales cinco escaños, Bildu quiere hacer frente a los seis representantes del PNV en el Congreso cuando la aritmética parlamentaria otorga un gran poder a unos y otros asientos ante la situación de debilidad del Gobierno de PSOE y Podemos por la falta de apoyos, y más cuando ERC parece haberse descolgado del respaldo brindado con anterioridad al Ejecutivo tras tirarse Sánchez en brazos de Ciudadanos en dos ocasiones para mantener activa la prórroga del estado de alarma.

Con las urnas en el horizonte, la antigua Batasuna busca trasladar el mensaje de que sus cinco escaños en el Congreso que antes repudiaba pueden ser clave para lograr importantes contrapartidas económicas y sociales para Euskadi, y más aún dados los devastadores efectos de la pandemia en materia de empleo y derechos sociales entre la ineficaz gestión de la crisis sanitaria del Gobierno de Urkullu. Las urnas no solo examinarán la gestión de la pandemia del lendakari: además, deberá afrontar en las urnas su controvertida actuación ante el derrumbe del vertedero de Zaldibar, que mantiene sepultados bajo toneladas de escombros a dos trabajadores más de tres meses después.

Bildu busca trasladar el mensaje de que sus cinco escaños en el Congreso pueden ser clave para lograr réditos económicos y sociales para Euskadi

Consciente de esta batalla por quién logra más beneficios para Euskadi en Madrid, el PNV ha vendido el acuerdo del ingreso mínimo vital con todos los ‘honores’ en una elocuente nota que encierra un claro mensaje a Bildu encaminado a restar su capacidad de influencia en Madrid. “Se trata de un gran acuerdo para la ciudadanía de la CAV y de Navarra, que ven blindados sus eficaces sistemas propios de protección social, que seguirán siendo gestionadas por sus instituciones. Este pacto, además, supone un logro político en un contexto de tentaciones recentralizadoras y demuestra, una vez más, la eficacia del PNV en la defensa de los intereses de los vascos en Madrid”, constata el clarificador comunicado de la formación 'jeltzale', acompañado de una copia del acuerdo alcanzado con el Gobierno en una decisión nada habitual. Con posterioridad, además, Esteban ha comparecido este miércoles en la sede del PNV en Bilbao, en Sabin Etxea, para detallar de forma pormenorizada el acuerdo alcanzado en una intervención en la que no han faltado los mensajes implícitos a EH Bildu.

Es la respuesta del PNV a Otegi, que la pasada semana celebró el acuerdo con Sánchez para derogar la reforma laboral e incrementar el nivel de endeudamiento de las instituciones vascas y navarras como un hito para “toda la clase trabajadora española" (ya no solo la vasca) en unos momentos en que la pandemia ha llevado al ERTE a más de 200.000 empleados solo en Euskadi. “Cuando EH Bildu es decisivo, mejora la vida de la gente. Quiero mandar un saludo a toda la clase trabajadora del Estado español. Lo que nos une con la clase trabajadora española no es la pertenencia a una misma nación, sino a una misma clase”, resaltó el líder ‘abertzale’ a través de las redes sociales en unas palabras significativas para poner de manifiesto la trascendencia del pacto más allá de las fronteras del País Vasco.

Foto: Aitor Esteban (d) y Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. (EFE)

Las manifestaciones y los hechos dan pista a una carrera de fondo entre PNV y Bildu con Ajuria Enea como meta el 12-J. En esta competición, en que la Moncloa juega un papel determinante nunca visto hasta la fecha, el PNV se agarra a los logros obtenidos en Madrid durante la crisis sanitaria del coronavirus, en la que ha logrado beneficios del Gobierno español en la desescalada ya desde la fase 1, con una flexibilización del estado de alarma a la carta, al margen del resto de las comunidades, que incluía la movilidad entre provincias —entre municipios colindantes situados en diferentes territorios históricos— o que el condado burgalés de Treviño realice el desconfinamiento de la mano de Álava en una medida de relevantes connotaciones políticas.

El PNV y el Gobierno de Urkullu lograron el compromiso del Ejecutivo de Sánchez de poner todos los recursos para poder sacar a las urnas, aun en el caso de que para el 12 de julio aún estuviera vigente el estado de alarma, en función de la evolución de la pandemia. Para las elecciones, aún quedan largas semanas, en las que el Gobierno español no tiene muchas caras a las que mirar ante los menguantes apoyos para poder continuar con sus planes de vuelta a la 'nueva normalidad'. ¿Con quién y a costa de qué?

Hace tiempo que EH Bildu dejó atrás la estrategia inamovible que imperó con ETA activa para asumir sin tapujos que el campo de acción político no se limita a las fronteras vascas —sobra recordar los discursos del histórico ‘abertzale’ Jon Idígoras en el Congreso de los Diputados sobre la inutilidad de este escenario—. La batalla, se convenció, también se gana en Madrid, como bien sabe el PNV, que ha sacado importantes réditos políticos de los gobiernos de Aznar, Zapatero, Rajoy y Sánchez a cambio de su inmersión en la ‘política española’. Y, claro, que se comparta la misma estrategia, y además con el beneplácito del Ejecutivo español, que ha abierto de par en par la vía a acuerdos con la antigua Batasuna, ha sabido a cuerno quemado a la formación nacionalista, el socio preferente de Sánchez, con las elecciones vascas a la vuelta de la esquina.

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