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La reclusión abre la puerta a los excesos de las reformas caseras: más quejas por ruidos
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ANTE EL DEFENSOR DEL PUEBLO VASCO

La reclusión abre la puerta a los excesos de las reformas caseras: más quejas por ruidos

El 'ararteko' advierte a aquellos propietarios que se valen del periodo del confinamiento para acometer reformas en casa de que sobrepasan los márgenes permitidos ante el incremento de quejas recibidas

Foto: Una sesión musical en un balcón en homenaje a los sanitarios. (EFE)
Una sesión musical en un balcón en homenaje a los sanitarios. (EFE)

El confinamiento derivado del estado de alarma está poniendo a prueba la paciencia de muchos ciudadanos de puertas para adentro, pero también fuera del umbral del hogar, en las puertas más próximas al domicilio. Conforme avanzan los días de reclusión domiciliaria entre la previsión de nuevas prórrogas del plazo de cuarentena, se van acrecentando las tensiones en las propias comunidades de vecinos. Conductas que al inicio de la crisis sanitaria provocada por el avance del coronavirus eran más o menos aceptadas o comprendidas —o más fáciles de sobrellevar— han superado en algunos casos el límite de tolerancia personal de algunos vecinos.

"Es insoportable el ruido que generan desde su casa. Todo el día pateando y corriendo por la casa golpeando el suelo ¿No piensan nunca en los demás vecinos? Tenemos derecho al descanso. Esto es una comunidad de vecinos, no un hipódromo. Ya está bien", se quejaba amargamente una nota de denuncia colocada estos días en un portal de San Sebastián que apuntaba de forma directa al piso culpable.

Las molestias, se desprende por el contenido de la nota, alude más bien al trastorno generado en la convivencia por los más pequeños de la casa, que en muchas ocasiones están siendo un quebradero de cabeza no solo para los padres por no poder sacarles a la calle, sino también para algunos vecinos por el ruido que generan. Pero más allá del alboroto infantil hay otro tipo de ruido, el que generan los propios adultos con decisiones y actuaciones dentro de la casa que cada vez provocan más contagios entre el malestar vecinal.

Aumentan los casos que aprovechan la reclusión para hacer reformas en casa y, con ello, las quejas por las molestias generadas en la comunidad

Tanto es así que desde que se inició el estado de alarma se han registrado numerosas quejas ante el defensor del pueblo en el País Vasco, el 'ararteko', por las obras de reforma que algunos vecinos están ejecutando en sus casas, bien sea por medios propios o a cargo de profesionales. Esto se une, además, a los conflictos que están generando estos días las sesiones con equipos de música o los conciertos con instrumentos en vivo que se están dando en los balcones o las ventanas para 'amenizar' un confinamiento que va camino de alcanzar este domingo su quinta semana de vigencia.

Han aumentado los casos que aprovechan el confinamiento para dar un cambio de imagen a las paredes con las que se debe convivir las 24 horas al día y, con ello, han crecido las quejas por las molestias generadas dentro de la comunidad. Y ante las reclamaciones tramitadas por la realización de reformas caseras o llevadas a cabo por gremios especializados, el 'ararteko', Manu Lezertua, es taxativo al respecto: "La declaración del estado de alarma puede acordar la limitación de la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados, o condicionarlas al cumplimiento de ciertos requisitos. Sin embargo, esas limitaciones no deben afectar al ejercicio de otros derechos fundamentales como puede ser el derecho a la inviolabilidad del domicilio y a la intimidad personal y familiar, recogido en la Constitución española. Este derecho reconoce como una intromisión en la inviolabilidad del domicilio las inmisiones de contaminación acústica que alcancen el interior de las viviendas y provoquen molestias que pueden incidir en la calidad de vida de las personas e impidan o dificulten gravemente el libre desarrollo de la personalidad".

"El derecho a la inviolabilidad del domicilio reconoce como una intromisión las inmisiones de contaminación acústica que alcancen las viviendas"

De este modo, el defensor del pueblo vasco lanza una advertencia a aquellos propietarios que se valen del periodo de reclusión para hacer reformas en casa que sobrepasan los márgenes de ruido permitidos en circunstancias normales. La reclusión y las demás medidas excepcionales decretadas para combatir el coronavirus —viene a avisar— no equivalen a puerta abierta a la manga ancha en los principios de convivencia. Esto es, confinamiento no es sinónimo de impunidad dentro del hogar.

Todo lo contrario, constata en el pronunciamiento realizado por Lezertua a raíz de las quejas recibidas por las molestias que están generando las reformas caseras que acompañan al confinamiento. "La legislación excluye de su aplicación la contaminación acústica cuando se origina por la práctica de actividades domésticas o por las relaciones de vecindad. Sin embargo, esa exclusión se aplica, con un criterio de razonabilidad, siempre y cuando esos focos emisores domésticos no excedan de los límites tolerables de conformidad con los usos locales", determina Lezertua. Además, apela a que las actuales circunstancias son "especialmente relevantes en este momento", con un confinamiento que "conlleva que las personas deban permanecer en su vivienda la práctica totalidad de la jornada y, en muchos casos, desarrollar actividades escolares, laborales o incluso, recluirse en aislamiento por motivos sanitarios".

Foto: Música en balcones para amenizar la reclusión domiciliaria por el coronavirus. (EFE)

Ante las protestas ciudadanas por estas prácticas, el 'ararteko' refleja que la "principal vía" para reconducir un problema vecinal por el ruido excesivo que se pueda generar en una de las viviendas es la aplicación de las normas básicas de convivencia normal y pacífica reguladas en la Ley sobre Propiedad Horizontal. Y en caso de que estos principios de convivencia vecinal sean insuficientes, expone que las administraciones disponen de "un cierto ámbito de intervención" con las comprobaciones in situ de las policías municipales para evaluar si las emisiones de ruido exceden de los parámetros exigibles para garantizar la convivencia ciudadana o si se cuenta con la licencia de obra pertinente para la dimensión de la reforma de la vivienda donde se genera el ruido.

Además, al respecto, evidencia que con motivo de la emergencia sanitaria se han suspendido las obras en edificios en los que exista riesgo de contagio por el coronavirus para personas no relacionadas con dicha actividad. Por ello, como conclusión, el 'ararteko' remarca que "el derecho a la inviolabilidad del domicilio conlleva una garantía para que las personas no sufran en sus viviendas inmisiones de contaminación acústica que puedan generar molestias graves que incidan en su calidad de vida y afecten a su derecho al descanso". "Este derecho es especialmente relevante en el actual momento excepcional del estado de alarma y de confinamiento de la población", enfatiza.

Foto: Personas haciendo cola para entrar al supermercado en Madrid. (Reuters)

Las quejas por el ruido generado por las reformas en casas no son las únicas que han llegado al defensor del pueblo vasco por conductas durante el estado de alarma. Se trata, en general, de consultas que afectan a la situación existente por el estado de alarma, se constata desde la institución. Así, entre las reclamaciones recibidas, una persona protestó por las "dificultades" que estaba teniendo para disponer de suministro de agua en la vivienda de protección pública en régimen de alquiler que le había sido adjudicada recientemente debido a una deuda pendiente con la empresa suministradora derivada de un anterior contrato en otra vivienda.

Ante esta cuestión, Lezertua advirtió de que el Real Decreto-Ley 8/2020, de 17 de marzo, de medidas urgentes extraordinarias para hacer frente al impacto económico y social del Covid-19 señala que el servicio de suministro domiciliario de agua potable para consumo humano es "un servicio esencial que debe quedar garantizado, especialmente, en las actuales circunstancias de confinamiento domiciliario derivada de la declaración del estado de alarma". De este modo, aseveró que "el suministro de servicios esenciales como el agua, la electricidad o el gas debería garantizarse durante este periodo también para los nuevos usuarios que hayan cambiado de domicilio, incluso en aquellos casos en los que existan deudas pendientes".

El confinamiento derivado del estado de alarma está poniendo a prueba la paciencia de muchos ciudadanos de puertas para adentro, pero también fuera del umbral del hogar, en las puertas más próximas al domicilio. Conforme avanzan los días de reclusión domiciliaria entre la previsión de nuevas prórrogas del plazo de cuarentena, se van acrecentando las tensiones en las propias comunidades de vecinos. Conductas que al inicio de la crisis sanitaria provocada por el avance del coronavirus eran más o menos aceptadas o comprendidas —o más fáciles de sobrellevar— han superado en algunos casos el límite de tolerancia personal de algunos vecinos.

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